¿Hasta donde puedes llegar, para conceguir lo que deseas?
Para Arthur Belf, basta un millón de libras.
Y para Victoria Alekseev, diez noches.
🌟III PARTE DE LA SAGA "EL AMANTE DE OLIVIA OGRADY" 🍀
"PROHIBIDO SU PLAGIO O ADAPTACIÓN"
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Capítulo XXIII
Victoria giró el rostro para verlo a los ojos, la mirada de Arthur estaba fija en ella y era intensa. Examinaba con más cuidado los ojos grises de Arthur, en ellos había algo que aún no sabía como descifrar, algo más que deseó.
—Victoria—¿Que pides a cambio, Arthur?
Preguntó ella. Arthur se sorprendió por la pregunta.
—Arthur—¿Por qué piensas que quiero algo a cambio?
—Victoria—Bueno, tú yo no estamos aquí por ser buenos amigos.
Le recordó ella con ironía. ¡Auch!, golpe bajo para Arthur.
—Arthur—No quiero nada a cambio, Victoria. Solo lo hago para ayudarte, como a una buena amiga es todo.
—Victoria—¿Buena amiga? ¿Así les llamas a las mujeres que te f****s?.
Soltó ella un poco molesta. Arthur soltó una carcajada de manera descarada.
—Arthur—Eres la primera mujer con la que hago esto.
—Victoria—¿La primera que compras?
Le cuestiono ella, Arthur asintió con vergüenza y bajo la mirada. Victoria se reprendió por haber dicho eso, pero había sido lo primero que salió de su boca.
—Victoria—Gracias, Arthur. Yo, aceptaré tu ayuda.
Arthur volvió a levantar la vista y se volvió a enfocar en ella.
—Arthur—Bien, llamaré hoy mismo al abogado.
Ella movió un poco la cabeza, al estar de acuerdo con él.
Arthur se acercó más a su rostro y lo tomó entre sus manos, estaba tentado a besarla pero no quería un beso arrebatado, anhelaba uno lento y más profundo. Acarició sus labios con lentitud, con la yema de su pulgar.
Al primer toque Victoria suspiró, lo que lo alentó a seguir. Sus dedos bajaron de sus labios con mucha calma y delicadeza, sobre su barbilla, su cuello, paro sus movimientos cuando llegó a su clavícula.
Victoria sintió que se quedaba sin aliento y abrió un poco la boca, queriendo tomar bocanadas de aire. Y su corazón no ayudaba mucho, pues su ritmo cardiaco se había acelerado y golpeaba su pecho con frenesí.
Sintiéndose más débil que él, guio su boca a los labios de Arthur.
Él cerró los ojos, al sentir el roce en sus labios.
—Victoria— Arthur...
—Arthur—¿Sí?...
Pregunto él, casi en un susurro. Victoria movía con suavidad sus labios entre los de Arthur como una caricia, sus alientos se mezclaban, la sensación que los envolvía era de anhelo.
—Victoria—Yo... Estoy dispuesta a darte todo... Todo lo que quieras de mí, sí logras que Tanya se quede a mi lado.
¿Todo? Arthur abrió los ojos de para en par y sus ojos grises se hundieron en el azul profundo.
¿Pero que era todo para Arthur? Él ya lo tenía todo, excepto... había algo que él comenzaba a anhelar de ella, pero no sabía si ella estaba dispuesta dárselo. Vaya, ni siquiera era algo que se debía forzar. Debía surgir natural en ella.
Y estaba dispuesto a provocarlo, pero por ahora debería ir con calma.
—Arthur— Solo continuemos así, Vika. Con las ocho noches que restan.
La punzada en el pecho, le causó molestia a Victoria.
—Arthur—Haré que mi abogado te busque mañana.
—Victoria—¿Podrías estar tú también?. No quisiera estar sola con el abogado.
Una buena excusa.
—Arthur—Esta bien. Nos vemos mañana, Vika.
Victoria asintió, pero ninguno intento moverse o soltarse. Después de algunos minutos Arthur suspiró desanimado y la soltó despacio. Abrió la puerta para salir, pero Victoria lo detuvo del brazo.
Ella posó sus labios en la boca de Arthur, en un tierno y tardío beso. El corazón de Arthur hizo un boom.
—Victoria—Nos vemos mañana.
Dijo ella después de terminar el beso.
—Arthur—Sí.
Con el sabor de sus labios y una sonrisa de tonto, Arthur camino por el pasillo, hasta el elevador.
Al cerrar la puerta, Victoria camino hasta su cuarto. Se recostó en su cama mirando el techo, repasando en su mente todas las emociones que Arthur le estaba provocando.
Minutos después la puerta de su habitación se abrió de golpe y una adolescente eufórica entró hecha un remolino.
—Tanya—Cuéntame todo, Vika. ¿Le confesaste que te gusta? ¿Te pidió que fueras su novia oficial? ¿Lo verás mañana de nuevo?
Victoria elevó los ojos al cielo.
—Victoria—No, no y eso espero.
—Tanya—Pensé que hoy tendría la noticia de que Arthur ya es mi cuñado oficial. Pero ya veo que Arthur es demasiado lento.
Se quejó Tanya.
—Victoria—Por qué mejor no me platicas como te fue en tu cita con tu crush.
Dijo Victoria para cambiar de tema.
—Tanya—Puff... Increíble. Él me regalo una rosa y me pidió que fuera su novia, que naturalmente yo acepte.
Tanya tenía una sonrisa enorme se expresaba con mucha emoción. Abrió los brazos y se dejó caer sobre la cama, cayendo aún lado de Victoria.
—Victoria— Tanya, ¿No crees que aceptaste muy pronto, ser novia de ese niño?.
La pregunta de Victoria mostraba un poco de preocupación.
—Tanya—No. Había soñado con ese momento, mucho tiempo.
—Victoria—Tal vez lo deseaste tanto que te precipitaste.
—Tanya—No es así, yo estoy enamorada de él desde hace tiempo, Vika.
Aseguró Tanya, después de soltar un suspiró largo.
—Victoria—¿Y como sabes que es amor lo que sientes por ese niño?
Tanya resoplo.
—Tanya—Simple, es...
Tanya se quedó buscando en su cabeza un ejemplo claro de lo que era el amor.
—Tanya—Es cuando tu corazón te golpea con fuerza, cuando estás cerca de esa persona. Tu nervios se alteran y solo quieres que tenga ojos para ti.
Victoria soltó una pequeña risa.
—Victoria—Supongo que tienes razón.
—Tanya—Es lo que Arthur te hace sentir.
—Victoria—Bueno... No, lo que pasa con Arthur es...
Victoria no supo decir más. Y es que acaso una niña de quince años podía saber más de sus sentimientos que ella. Victoria se sintió incómoda con el tema.
—Victoria—¿Te gustaría cenar fuera? Podríamos ir a ese lugar donde sirven pelmeni de queso y champiñones.
Tanya salto de la cama emocionada.
—Tanya—¿Después podemos pasar a comprar una rebanada de pastel de manzana?
—Victoria—Sí.
—Tanya—En cinco minutos estoy lista.
Victoria y Tanya habían llegado al pequeño restaurante donde servían comida típica de rusia. Los pelmeni eran los favoritos de Tanya, ella devoraba todo a su pasó.
—Victoria—Tranquila pequeña gremlins.
—Tanya—Lo siento, tenía mucha hambre. ¿Podríamos irnos ya y pasar por el pastel de manzana?
—Victoria—Pensé que con todo lo que te devoraste habías quedado llena.
—Tanya—No, aún me queda un huequito.
Victoria se soltó riendo.
—Victoria—Bien vamos ya, para que llenes ese huequito.
Cuando salieron del restaurante de comida, pasaron a una pintoresca pastelería en Londres, que era muy concurrida por sus variedades de pasteles y fino sabor.
—Tanya—Que la rebanada sea la más grande, bueno que sean tres, así es mejor.
La empleada que las atendía abrió los ojos como platos y miró a Victoria.
—Victoria—Estás segura que podrás comerte las tres. Las rebanadas son muy grandes.
—Tanya—Oh, claro que puedo.
—Victoria—Bendito cuerpo de adolescente... Que sean tres rebanadas de pastel de manzana y una de vainilla por favor.
Después de tomar sus pedidos se sentaron en una mesa frente a la ventana, para comer. Victoria picaba la rebanada, pensando en cómo empezar la conversación sobre sus padres.
—Victoria—Tanya, quisiera que habláramos de algo importante. Es algo sobre nuestros padres.
El semblante alegre de Tanya cambio bruscamente, al ver la preocupación en el rostro de su hermana Vika.
—Tanya—¿Tan malo es Vika?
Victoria suspiró con pesadez.
—Victoria—Mm bueno...
—Jessica— Victoria, ¿Cierto?.
Victoria levantó la mirada hasta donde escucho la voz chillona.
un final extraordinario cargado de amor donde vencieron las dudas y reino el amor
Felicidades
Cómo se llama la historia de Olivia y Andrew?