La Sustituta

María José:(sorprendida): ¿...Andrés?

Andrés (sonríe, algo incómodo): Sí… wow. No sabía que tú... eras la psicóloga. El sistema sólo decía "Lic. María A. Vargas".

María José:(sonríe con calidez): Han pasado tantos años... Qué inesperado.

Andrés (sentándose): Pensé en irme cuando te vi... pero algo me dijo que quizás no era casualidad.

María José: Si estás aquí, es porque algo dentro de ti decidió hablar... aunque fuera conmigo.

Andrés: Nunca pensé que iba a necesitar esto. Siempre fui el que decía que "la cabeza se arregla sola".

María José: Y sin embargo, aquí estás. Eso ya es un paso valiente.

(Silencio breve. Se miran como dos personas que alguna vez compartieron pasillos y recreos)

Andrés (mirando al suelo): No sé por dónde empezar. Supongo que desde que murió mi papá, todo se desordenó. Pero no vine solo por eso…

María José:(tomando una libreta, pero sin dejar de mirarlo): ¿Qué más te trajo aquí?

Andrés: ...Tú. Bueno, no tú exactamente… Lo que eras en ese entonces. Me acordé de cómo siempre escuchabas a todos en el colegio, incluso a mí cuando nadie lo hacía.

Nunca te lo dije, pero tus palabras me salvaron más de una vez. Hoy, necesitaba volver a escuchar algo así.

María José:(conmovida pero profesional): Gracias por confiar en mí. No soy la misma de ese entonces, pero sigo aquí para acompañarte.

Andrés (esboza una sonrisa): Me alegra que seas tú. A lo mejor, este reencuentro no es casualidad… sino parte del proceso.

María José: A veces, el pasado vuelve no para doler... sino para sanar.

Andrés:

La verdad es que desde que te conocí, siempre he estado enamorado de ti

María José: (sorprendida)

porque nunca me lo confesaste

Andrés:

Por miedo a que me rechazaras

María José:

En su momento yo no te iba a rechazar, pero ahora ya es muy tarde, porque estoy comprometida y me voy a casar

Andrés: (triste)

Me alegra saber que al menos tú eres feliz, y que hayas encontrado al amor de tu vida

María José:

Yo sé que tú también vas a encontrar al amor de tu vida algún día

Andrés:

Ojalá, Dios te escuche

María José:

Bueno creo que ya se terminó la sesión, vas a volver a tener cita conmigo dentro de 2 semanas ¿de acuerdo?

Andrés:

Está bien *dice un poco cabizbajo*

María José: (sonriendo)

Te recomiendo que leas un libro que se llama "El poder de confiar en ti", regálate a ti mismo ese obsequio, cómpralo y léelo,... Nos vemos en 2 semanas para ver cómo has evolucionado

Andrés:

Nos vemos *se para de la silla abre la puerta y se va*

Mientras tanto en la constructora

(Erick entra bruscamente, con los planos en la mano y el ceño fruncido)

Erick: ¡No me importa si estás revisando cálculos estructurales, Chris! Tenemos que hablar… ahora.

Chris (levantando la mirada con fastidio): ¿Otra vez con lo mismo, Erick? Si vienes por lo de la torre C, deja el drama para después.

Erick (tirando los planos sobre la mesa): No se trata de la torre C… ¡se trata de María José!

Chris (frunce el ceño y se pone de pie): Erick… no es tu asunto.

Erick: ¿Cómo que no? Ella es una gran mujer . Tú sabes lo que ella siente por ti, y aun así estás jugando a dos bandas con Valentina, como si María José no valiera nada.

Chris (tenso, con el puño cerrado): ¡No estoy jugando! Las cosas entre María José y yo no están bien desde hace tiempo. No es culpa mía si tú la ves como una santa mártir. Yo también tengo derecho a buscar lo que me falta.

Erick (acercándose con rabia): ¡¿Lo que te falta?! ¿Y todo lo que ella ha dado por ti qué? ¡Ella aceptó casarse contigo, tu te vas a casar con ella

Chris (mirándolo a los ojos, con voz baja pero firme): ¿Y tú? ¿Por qué te metes tanto? ¿Es por ella… o por ti?

(Silencio repentino. Erick baja la mirada un instante y luego responde con voz rota)

Erick: Porque no soporto verla destrozada por alguien que no sabe lo que tiene… porque si yo tuviera la oportunidad que tú tienes, no la echaría a perder por una mujer que no vale la pena

Chris (enojado, pero también herido):Valentina es una mujer que vale la pena. María José ya no me gusta… tú no puedes decidir por mí lo que siento.

Erick (cruzándose de brazos): Tal vez no… pero sí puedo recordarte quién te sostuvo cuando estabas en el suelo. Y no fue Valentina. Fue ella.

Chris (mira hacia la ventana, su expresión cambia a duda): A veces, querer a alguien no es suficiente... Y yo... ya no sé a quién amo.

Erick (con voz firme): Pues más te vale averiguarlo antes de destruir a la única persona que de verdad cree en ti.