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Los Hermanos Casasola

Los Hermanos Casasola

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Traiciones y engaños / Romance de oficina / Completas
Popularitas:99.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria L C

Emiliano y Augusto Jr. Casasola han sido forjados bajo el peso de un apellido poderoso, guiados por la disciplina, la lealtad y la ambición. Dueños de un imperio empresarial, se mueven con seguridad en el mundo de los negocios, pero en su vida personal todo es superficial: fiestas, romances fugaces y corazones blindados. Tras la muerte de su abuelo, los hermanos toman las riendas del legado familiar, sin imaginar que una advertencia de su padre lo cambiará todo: ha llegado el momento de encontrar algo real. La llegada de dos mujeres inesperadas pondrá a prueba sus creencias, sus emociones y la fuerza de su vínculo fraternal. En un mundo donde el poder lo es todo, descubrirán que el verdadero desafío no está en los negocios, sino en abrir el corazón. Los hermanos Casasola es una historia de amor, familia y redención, donde aprenderán que el corazón no se negocia... se ama.

NovelToon tiene autorización de Maria L C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Ensuciar el tablero

Emiliano insistía con Mariana: Carlos tenía que trabajar con ellos. ¡Era tan bueno! En menos de un día, destapó todo lo que él y Augusto no lograron con su equipo.

Aunque ya habían calmado a inversionistas y socios extranjeros, la cosa era seria. Por eso Emiliano necesitaba a Carlos en su equipo.

—Después de todo —dijo Emiliano mirando por la ventana—, necesitamos a alguien así. Lo respeto. Es frío y calculador cuando toca... pero con corazón.

Mariana se cruzó de brazos en la puerta.

—Carlos no trabaja para nadie, Emiliano. Es un lobo solitario, sí, pero cuando le importas, ahí está. Siempre. A su manera, pero está.

—¿Y crees que le importamos?

—Yo, sí —respondió ella al toque—. ¿Tú?... no sé. Pero sé que, si lo llamo, viene.

Emiliano asintió, pensando. Luego se giró:

—Llámalo. Dile que tengo un plan… y que lo necesito.

Mariana sonrió levemente, pero bastó para entender que lo haría. Sacó el celular, marcó un número de memoria y salió a la terraza para hablar tranquilamente.

Emiliano volvió al centro de la sala. Revisó el informe de Global Holdings, las cuentas congeladas, los contratos en lío, los nombres en los que ya no confiaban y los que estaban por traicionarlos. Un lío total... pero sabía cómo resolverlo.

Mariana volvió a los minutos.

—Te escuchará. Dijo que se ven mañana al amanecer en la caseta vieja del lago.

—Perfecto —dijo Emiliano—. Tengo una jugada que cambiará todo.

—¿Seguro que no se lo esperan?

Emiliano la miró serio:

—No. Esta vez vamos un paso adelante.

Mariana lo miró orgullosa. Su hermano se estaba volviendo el líder que necesitaban. El que podía enfrentarse a los Casasola y a cualquiera que quisiera destruir lo que su familia había creado.

A lo lejos, las nubes se juntaban. Como había dicho la abogada Cruz,la tormenta se acercaba.

Pero los Casasola no huían.

Ahora se preparaban para cabalgar en medio de ella.

A las cinco y cuarenta, Carlos llegó al lugar puntual como siempre. Vestía de negro, caminaba tranquilo pero con los ojos alertas, como si cada sombra fuera un enemigo. Emiliano lo esperaba en la caseta, sentado sobre una mesa vieja con planos y documentos tirados.

—Viniste —dijo Emiliano sin levantarse.

—Cuando Mariana llama, es porque hay guerra y ahí estaré —respondió Carlos con una sonrisa de lado.

Carlos dejó una carpeta gorda sobre la mesa. Emiliano la abrió y vio los nombres conocidos: Román Ortega y Agustina “Tina” Valverde. Pero lo de abajo lo dejó callado. Fotos, movimientos de bancos, transferencias desde cuentas raras, propiedades a nombre de otros... y un nombre que resaltaba: Javier A. Ortega.

—¿Lo usan como un títere? —preguntó Emiliano frunciendo el ceño.

—Más que eso —respondió Carlos, señalando un documento—. Lo usan para distraer. Le hacen creer que manda, pero lo manejan. Pero ojo, no lo subestimes. Es capaz de todo si se ve atrapado.

—Entonces es hora de presionarlo —dijo Augusto, que llegaba cerrando la puerta.

Carlos los miró:

—Tengan cuidado. Román no se mueve sin asegurarse. Y Tina... bueno, Tina es la mente detrás de todo. Fría, paciente y dura.

Emiliano se pasó la mano por el pelo y miró a su hermano:

—Vamos a ver a Javier. Hoy mismo.

—¿Qué le van a ofrecer? —preguntó Carlos.

—Su libertad no, pero sí una condena menor, protección y un nombre nuevo en otro país si ayuda —dijo Augusto—. Sabemos que esconde algo, y si lo presionamos bien, hablará.

Carlos asintió, pero advirtió:

—Si lo hacen, grábenlo. Que no haya dudas. Porque si solo tienen su palabra, Román y Tina lo harán desaparecer en menos de un día.

Emiliano lo miró serio:

—Entonces ven con nosotros.

—No trabajo en equipo, ¿recuerdas?

—No es trabajo en equipo. Es una guerra. Y tú eres bueno ganando.

Carlos entrecerró los ojos, pensando. Agarró sus llaves y murmuró:

—Los veo en dos horas en la cárcel. No se tarden.

Cuando se fue, Augusto miró a Emiliano con desconfianza y admiración:

—¿Seguro que podemos confiar en él?

—Si Mariana confía a ciegas, yo también —dijo Emiliano abrochándose el saco—. Y si alguien va a jugar con cartas ocultas, prefiero tenerlo de nuestro lado.

Salieron, sabiendo que el siguiente paso podía cambiar todo. Si Javier hablaba, Román y Tina no tendrían dónde esconderse. Y por primera vez en semanas, Emiliano sintió que la cosa empezaba a mejorar.

En la cárcel, el ambiente estaba tenso. Había patrullas en la entrada y radios de policía sonando a lo lejos. Emiliano bajó del auto primero, seguido por Augusto. Carlos ya los esperaba en la entrada, con los brazos cruzados y la cara seria.

—¿Qué pasó? —preguntó Emiliano al entrar.

Un guardia se acercó con cara de pocos amigos.

—El preso Javier Ortega fue atacado hace unos minutos en los pasillos. Un grupo lo apuñaló varias veces.

—¿Está muerto? —preguntó Augusto de inmediato.

—No, pero está grave. Lo están operando. Está en el área médica de máxima seguridad... no sabemos si vivirá.

Carlos maldijo y miró hacia adentro, como si pudiera ver a través de las paredes.

—Esto no es casualidad —dijo con voz grave—. Román o Tina sabían que veníamos. O que alguien empezaría a moverse.

Emiliano apretó los puños:

—¿Cómo se enteraron tan rápido?

—Piénsalo —murmuró Carlos, mirando al guardia—. ¿Quién sabe de las visitas, quién sabe que dos Casasola van a ver a un preso importante? Hay un soplón, alguien aquí trabaja para ellos.

El guardia bajó la mirada incómodo.

—Puede ser... lo averiguaremos.

—Más vale —dijo Augusto—. Porque si Javier muere, perdemos al único que puede acusar a Román y Tina.

—No necesariamente —interrumpió Carlos, mostrando un archivo en su celular—. Entré a los archivos de Javier y encontré esto hace dos noches. Un archivo encriptado que descifré esta madrugada. Habla de negocios, de un lugar de reuniones... hasta hay fotos. No es una confesión grabada, pero es algo.

Emiliano tomó el celular y leyó rápido:

—Esto puede servir si lo juntamos con los documentos de Mariana.

—Lo que no tenemos —añadió Carlos con dureza— es tiempo. Si Tina y Román mandan asesinos a la cárcel, están más desesperados de lo que pensábamos.

Una enfermera salió corriendo del área médica, y todos la miraron. Un doctor la siguió y se acercó:

—¿Familiares de Javier Ortega?

—No —respondió Emiliano—. Lo íbamos a interrogar.

—Está vivo, pero en estado crítico. Estará sedado por lo menos 48 horas. Si pasa la noche, quizás pueda hablar. Quizás.

—Hagan lo posible por mantenerlo con vida —ordenó Augusto.

—Lo estamos haciendo —dijo el médico, y volvió adentro.

Hubo silencio.

—Necesitamos otra forma de presionar a Román —dijo Emiliano.

Carlos lo miró levantando una ceja:

—¿Piensas usar a su hijo?

—No —dijo Emiliano—. Que piense que Javier sí habló… aunque no sea cierto.

Carlos sonrió con malicia:

—Eso me gusta.

Augusto asintió:

—Preparemos todo entonces. Si quieren jugar sucio, nosotros sabemos empeorar las cosas.

Y así, mientras caía la noche en la cárcel, los Casasola armaban una nueva jugada. Javier estaba al borde de la muerte, pero la guerra no había terminado.

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Viviana Bustos Aldana
Es raro 🤔🤔🤔
Viviana Bustos Aldana
Las traiciones siempre vienen cuando menos lo esperamos
Viviana Bustos Aldana
Solo la ofende porque lo trae arrastrándose por ella y se hace el idiota
Viviana Bustos Aldana
Augusto tú estas bien enamorado, solo no lo aceptas 🤭🤭🤭🤭
Viviana Bustos Aldana
El amor de verdad no se compra y menos se condiciona en que debe conseguirse en un año máximo 🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️🤦‍♀️
Viviana Bustos Aldana
Agradece tonta que te ayudó cuando lo necesitabas 😡😡
Viviana Bustos Aldana
Creo que era M&D Corporation 🤔🤔🤔 Maryta no sé si me equivoco pero dice M&D... ténlo en cuenta 🙈🙈
Tayde Castillo
muy hermosa, historia, felicidades escritora éxito en próximos proyectos 🌹☘️☘️
Viviana Bustos Aldana
💔💔💔💔💔💔 que dolor tan grande, pobrecitos 😭😭😭😭😭😭😭
Viviana Bustos Aldana
"lo puedo" Maryta cuando puedas corrige, tienes una letra entre esas palabras 🙈🙈🙈🙈
MARYTANCHY: voy hermosa 😚 gracias 😘
total 1 replies
Viviana Bustos Aldana
Maldita perra desgraciada le queda grande el título de madre, a una hija se le cuida, protege, ama... no se le come al novio 🤬🤬🤬🤬🤬🤬🤬
💕💞 Diana 💞💕
muy buen capitulo 😃
💕💞 Diana 💞💕
que malvada, emocionante capitulo ❤️
Karen Martinez
hola , me encanto mucho
,muchas gracias
Isela Aguirre
excelente novela autora la disfrute mucho felicidades autora me fascinó
💕💞 Diana 💞💕
que paguen todos esos malvados
Linsol
Excelente
Carmen Luz Panay
Realmente una hermosa historia, felicitaciones escritora María L C por una muy agradable novela, buena redacción, buena ortografía, fue un agrado leerte y seguiré leyendo toda{s tus novelas!!!
Tayde Castillo
jajajja buena puntada ,amiga de lectura!/Joyful//Joyful//Joyful/
💕💞 Diana 💞💕
ahora viene lo bueno
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