En Arendelle se había corrido el rumor de que existía una bruja que se escondía en lo más profundo del bosque, nadie podía afirmarlo pero el rumor estaba ahí y nadie se atrevía a cuestionarlo.
Pero un buen día el Alfa del pueblo decidió ir al bosque a cazar, sin pensar que una trampa para osos lo atraparía estando transformado en licántropo, habiendo escapado de ella fue atacado en el camino y malherido, cansado y a punto de caer inconsciente, vio a lo lejos a una mujer que estaba corriendo hacia él y sin pensarlo fue hacia ella y luego de ello no supo qué sucedió después pero de algo estaba seguro...
Había encontrado a su compañera...
NovelToon tiene autorización de Tania Uribe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 19
SCARLETT
Abrí los ojos y miré a mi alrededor tratando de entender qué era lo había pasado, y por qué estaba en la habitación del Rey Alfa. Lo supe por el color de las paredes grises, las sábanas de la cama y sobre todo ese olor a loción que me encantaba por alguna razón.
Me levanté de la cama y al hacerlo un fuerte dolor de cabeza se hizo presente en mí. Grité. Grité tan fuerte que hizo que Su Majestad entrara a la habitación alterado y preocupado, tirando cosas en el proceso.
Me sostenía la cabeza con fuerza en un intento de parar los dolores de cabeza, pero no era posible, eran demasiado agudos hasta el punto de hacerme caer en la cama, seguí gritando mientras Su Majestad gritaba que llamaran al médico, podía oír a las personas de afuera corriendo y gritando órdenes a lo loco.
El dolor de cabeza era cada vez más intenso hasta el punto en que estaba deseando ya no vivir, de pronto una imagen vino a mente lo que hizo que el dolor de cabeza se detuviera.
Una mujer de cabellos oscuros, labios gruesos y rosados, de ellos surgió una sonrisa cálida y dulce, la mujer extendió una mano y tocó el cabello suavemente, y entonces dijo:
"Eres mi luna escarlata, te amo mi niña..."
Abrí los ojos y todo estaba en un completo silencio, no oía voces desesperadas, cosas cayéndose, absolutamente nada. Era muy extraño, pero por lo menos ya no me dolía la cabeza.
Estaba en cama y tenía puesto un catéter en el brazo derecho conectado a una barra de suero, por lo visto me deshidraté un poco luego de haber gritado de esa forma y quizás había perdido el conocimiento, pero no estaba del todo segura.
Entonces Su Majestad entró a la habitación menos alterado que hace un rato. Sonrió aliviado y no entendía muy bien por qué; sin embargo, preferí que él mismo lo dijera.
—¿Cómo te sientes?—Me preguntó sentándose en el borde de la cama.
—Estoy bien, gracias—. Respondí cruzando los brazos.—¿Qué pasó?
—Te desmayaste en el mirador y te traje aquí, luego comenzaste a gritar, murmuraste "Mamá" y después quedaste completamente inconsciente—. Ahora lo entendía todo. Había quedado inconsciente no solo por el dolor de cabeza, sino también en el mirador luego de que el evento terminó.
Aún tenía presente esa sensación cuando miré la luna escarlata, me sentía atraída por ella, incluso pensaba me estaba llamando, era una sensación que no podía describir con palabras, pero podía decir que... me era algo tan irreal y a la vez tan real que incluso era absurdo.
—¿Por qué me trajo aquí en vez de llevarme a una habitación de huéspedes?—Me atreví a preguntar.
—Porque es mi decisión, y nadie se atrevería a contradecirme. Y, por lo tanto... te quedas aquí hasta que te recuperes—. Maldito arrogante, no entiende lo que le dicen o más bien le entraba por un oído y le salía por el otro.
Acepté de mala gana, no tenía sentido seguir discutiendo con un Alfa y peor aún un Rey Alfa que era más terco que una mula.
Me quedé en su habitación el resto de la noche, hubo un momento en que el sueño me venció y finalmente me quedé dormida.
...(***)...
"Eres una asesina"
Oía nuevamente esa voz llena de rabia y de odio, la voz era de una mujer mayor que me era bastante conocida, pero no sabía de dónde.
"¡¡¡ASESINA!!!"
Oí nuevamente. Intentaba ignorarla, pero no podía, era imposible. Era un tormento constante que no me dejaba en paz algunas veces por la noche, hasta el punto de no pude dormir ni siquiera media hora o una hora, era raro cuando dormía solo una hora o a veces sí tenía suerte alrededor de unas cuatro horas.
Me desperté de golpe sentándome en la cama. Me puse una mano en el pecho, cerré los ojos tratando de tranquilizarme, ese dolor en mi pecho no era físico, sino que era un dolor en el alma que no desaparecía nunca. Sentía una pesadez en el pecho que continuaba a cada segundo.
Respiré profundo y finalmente pude volver a dormir, seguí durmiendo con la esperanza de que pudiera dormir sin tener una pesadilla.
Al llegar el amanecer me di cuenta de que solo había dormido unas tres horas, estaba sola así que nadie sabía que me había despertado como siempre al amanecer. Me levanté de la cama fui hacia la ventana y miré a través de la cortina blanca el bosque, era sumamente hermoso y atrayente para quienes tenían la afición de ver la belleza de la naturaleza o en mi caso sentía esa fuerte atracción y necesidad de ir al bosque.
El hecho de haber mirado el bosque en plena luna escarlata me hizo sentir aún más atraída, sobre todo por la luz que bañaba todo el bosque, ese color carmesí iluminaba cada árbol y arbusto, nunca antes había visto un escenario tan hermoso como ese.
Parecía que el cielo estaba teñido de rojo carmesí, las nubes y las estrellas contrastaban con el panorama. Fui testigo de algo tan hermoso que ni siquiera una imagen le podía hacer justicia algo tan bello.
Desde que nací jamás se volvió a ver una luna escarlata como esa. La Tribu Luna Azul se caracterizaba por tener lunas azules con más frecuencia, pero la noche que nací la luna de pronto se tornó roja y eso fue el acontecimiento más importante y glorioso de todos; sin embargo, no fue del agradable porque esa noche fui comprometida a la luz de la luna escarlata y desde ese momento mi vida se convirtió en un tormento.
Por suerte escapé, pero tenía la sensación de que en cualquier momento vendrían por mí.
Dejé de lado ese pensamiento cuando oí que alguien abría puerta.
Entró una sirvienta de ojos grises y cabello rubio, ella me miraba con ojos afilados, seguramente pensaba que yo era una amante o algo parecido, pero no iba a discutir eso con alguien tan insignificante como una loba de bajo rango, que por cierto tenía un pésimo gusto en peinados, ya que se había peinado con una coleta alta y con fleco ridículo de los años ochenta.
Suspiré ignorando su presencia, pero algo llamó mi atención y ese algo fue el cereal que quise comer y tenía un olor raro, olía a metal. Era plata.
Fingí comer el cereal y entonces ella sacó una estaca de plata que quemaba su mano derecha, tomé su muñeca con rapidez y sometí por la espalda sujetando su muñeca sobre la espalda. Ella comenzó a gritar y exigir que la soltara, pero no lo hice.
Era un maldito peligro, así que usé mis poderes para ver sus pensamientos y tal como había pensado. La habían enviado los de la Tribu Luna Sangrienta, querían matarme por alguna razón, entonces la torturé un poco quemando sus manos con la estaca, quemándome yo también las palmas de las manos. Era un ardor intenso y constante que dolía, ardía tanto que estuve a un paso de soltar la estaca.
Sin embargo; entró Su Majestad y su Beta al ver lo que estaba pasando me ayudaron a someter a la mujer.
El Beta la sujetó estampándola contra la pared, mientras la mujer seguía gritando y exigiendo que la soltaran.
—¿Estás bien?—Me preguntó Su Majestad al ver mis manos.
—Estoy bien—. Respondí.—Esa mujer fue enviada por la Tribu Luna Sangrienta, lo vi en sus pensamientos. Fue enviada a matarme.
Entonces Su Majestad fue hacia la mujer, hecho una furia y tomó a la mujer del cabello tirando de este haciéndola gritar y llorar.
—¿Quién? ¡¡¿QUIÉN TE ENVIÓ?!!—Ella se reía enloquecida.
—No va a hablar, ni siquiera con mis poderes pude sacarle más información—. Dije haciendo que la soltara. El Beta se la llevó para que fuera interrogada con más seriedad.
Su Majestad ordenó que me curaran las manos y se fue sin decir más.
Me quedé allí pensando en por qué la Tribu Luna Sangrienta quería matarme. Sin embargo los motivos estaban lejos de terminar, así como también los problemas.