La Reencarnación De La Duquesa

Catalina quedó helada al escuchar que su hermana pudo haber reencarnado en el cuerpo de Marcia. La última descendiente con vida de Jade.

Se sentó en el sofá, pasando sus manos por su cabello. Se notaba nerviosa, sus dedos entraron por su cabello rojo una y otra vez.

Leandro nunca vio a su amada tan afectada por algo. Se acercó a ella y se puso de rodillas.

______ ¿Sucede algo, mi amor?

Leandro intentó tomar a Catalina de las manos, pero, ella lo esquivó. Se puso de pie, y dijo.

______ Quiero que la mates por mí.

El hombre quedó atónito por la petición de Catalina. Ya lo había hecho una vez, pero, intentar matar a Marcia otra vez era como delatarse el mismo.

______ Esperemos unos meses más. En cuando esté desprevenida, la intentaré asesinar de nuevo.

Catalina apretó sus puños, giró su cuerpo y se acercó a Leandro, colocó sus manos al rededor del cuello del hombre y rozó sus labios rojos con los de él.

______ Vamos, cariño...

______ Si terminas de una vez y por todas con ella. Te daré lo que tanto deseas. "Un hijo..."

Catalina era consiente del deseo que Leandro tenía. Deseaba convertirse en padre y formar una familia a su lado.

Catalina no deseaba hacerlo, ya que si lo hacía su vida corría peligro. Le juró a los demonios de la cueva que si le ayudaban a sobrevivir, ella les entregaría su vida en cuando tuviera su primer hijo.

Cinco vidas han pasado y en ninguna se ha embarazado. Deseando cumplir su mayor anhelo que es convertirse en la Duquesa.

Su ambición de ser mejor que su hermana ha estado ahí por varias vidas.

Su propuesta fue demasiado tentadora para Leandro, ya que ha intentado convencerla de quedar embarazada y ella siempre se negó.

_____ ¿Estás segura de lo que me prometes?

Preguntó Leandro con una sonrisa enorme entre sus labios. Catalina se había convertido en la mujer más importante de su vida, sin darse cuenta de que ella solamente lo usa para quedarse con la fortuna que ella creía pertenecerle.

______ Sí, mi amor. Estoy segura de lo que prometo... ___ Catalina besa apasionadamente los labios de Leandro.

Se entrega a él, como nunca lo había hecho. Al terminar de hacer el amor, se levantó de la cama y fue al baño. Al verse al espejo, su reflejo era totalmente diferente al que todos ven.

Era una mujer totalmente distinta, horrible, un espectro que por 500 años ha viajado por el mundo si descanso. Fue una maldición que los sumos sacerdotes lanzaron sobre ella por toda la eternidad.

Catalina pasó sus manos por su rostro, sintiendo su piel cansada y vieja. Solo ella podía ver lo que realmente era, si quería liberarse de esa maldición, tenía que terminar con la última descendiente directa de Jade.

Durante todos estos años se ha encargado de eliminar a cada uno de los hijos que tuvieron los hijos de Jade.

Ahora solo quedaba Marcia como última descendiente. Ya que Alondra no era hermana de sangre de Marcia, por esa razón, su abuelo no le dejó nada.

Alondra fue adoptada por los padres de Marcia cuando era una bebé de brazos, crecieron como hermanas, sin embargo, al morir sus padres se fueron a vivir con el abuelo y él siempre tuvo referencias y le dejó toda su fortuna a Marcia como única nieta.

Catalina no puedo aguantar más ver su reflejo en el espejo. Apretó su puño y lo dejó caer en él.

El espejo se rompió en mil pedazos, cayendo los pedazos por todo el piso. Rápidamente, se despertó Leandro, al entrar al baño, miró a su amada de rodillas y con la mano herida.

_____ Cata, ¿qué pasó? ____ Preocupado se acercó a ella y la cargó entre sus brazos.

Catalina se sentía como una mujer muerta, se iba secando día con día. Ya nada le emociona, solo su sed de poder, de ser mejor que su hermana.

La envidia que sentía por Jade, era un veneno mortal que día con día la iba secando por dentro.

Sus lágrimas fueron cayendo. Leandro la llevó a la cama y cubrí su cuerpo desnudo con una sábana. El hombre le demostraba amor, pero, para Catalina no era suficiente.

Nada era suficiente para llenar el vacío que lleva por dentro. Era una amargura eterna. No importa cuando hombres la amen o toquen su cuerpo, nada podía satisfacer lo que lleva por dentro.

...Mientras tanto....

David visitó a Jade en el departamento de Alondra. Alondra en ese momento había salido, dejando a Jade encerrada, por su propia seguridad.

David llamó a la puerta por varios minutos. Jade se encontraba mirando televisión en su habitación. No paraba de reír con todo lo que veía.

Pasado el tiempo se levantó de la cama y salió de su habitación. Se dirigía a la cocina por más palomitas.

Alondra le había preparado palomitas y bocadillos, ya que no sabía cuanto iba a tardar en volver.

Las palomitas de mantequilla fueron las que más le gustaron, la soda de limón era su bebida favorita.

Al pasar por la sala escucha que llaman a la puerta. Llena de curiosidad se acerca, ella también toca la puerta, esperando que se abra.

______ Alondra, soy yo David abre la puerta.

______ No soy Alondra, ella salió. ____ Contestó Jade.

______ ¿Puedes abrir la puerta? ___ Preguntó David.

______ ¡No! Yo no tengo esa magia que tiene Alondra.

_____ ¿Magia? _ se preguntó David.

______ Ella usa un pedazo de papel para abrir la puerta. Me dijo que me quedará encerrada y no podía abrirle a nadie.

______ Me dejó deliciosas palomitas y soda de limón. ___ Expresó feliz Jade al otro lado de la puerta.

David sonrió al escuchar la voz de felicidad de Jade. La chica poco a poco se volvería adaptar a su nueva vida.

Las golosinas comenzaron a gustarle, todavía le faltaba probar más comidas. David sostuvo las flores que llevaba con una mano, mientras la otra se colocaba en la puerta.

Jade también colocó su mano en la puerta, sintiendo esa energía que recorre su cuerpo.