Yandy encuentra a su esposo, después de más de veinte años casados en un encuentro amoroso con su secretaria.
NovelToon tiene autorización de Lilian Ortega para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Mentiras
Maciel hacía gestos incómodos, Henry la observaba, su rostro hermoso transmitía miedo.
—Maciel, tranquila.
—Vienes a alterar mis pensamientos y ¿quieres que me calme?. ¡Habla maldita sea!, que no entiendo nada Henry.
—Maciel, no sé muy bien como fue que te enteraste de todo, pero quiero que sepas que lo hice por dinero, creí que todo sería sencillo, pero las cosas se complicaron, cuando me di cuenta de que el padre biológico de Ezequiel era un hombre muy importante y poderoso. Su hermano al enterarse de que Lían tendría un hijo me amenazó con matarte a ti y al bebe si no desaparecía con ustedes.
—¿Qué me estás contactando Henry?
`
—Maciel, perdona por toda la mierda que te hice.
—¿Cuál fue mi defecto?, ¿Por qué no me amaste ni un poquito Henry?. ¿Realmente fui tan mala mujer desde un principio?— Maciel preguntaba en llanto, con la voz baja y decepcionada.
—Maciel, siempre fuiste una mujer excepcional, el problema fue que nunca pude ser más que vos y eso desató enojo en mí.
—Sabía de tus defectos, y aun así te acepte en mi vida porque creí que en algún momento podíamos encajar, pero me equivoque, fuiste un error, y este error me dejo con una lección. Aún me dueles, pero, pronto muy pronto dejarás de doler y ahí entenderás que nadie te amo más que yo.
—Maciel, si algún día logras perdonarme será el día que vuelva a sonreír.
—Siempre sonreíste con todos, pero nunca pudimos reír juntos. No esperes mi perdón para volver a sonreír, me estás viendo en el lugar que siempre quisiste, me estás viendo derrotada, ya tienes varios motivos para sonreír.
Henry había logrado su propósito, pero no se sentía conforme con lo que había hecho, más al contrario, el peso de su conciencia le pesaba, quería rescatarla de todos los problemas, volver al inicio de todo y hacer las cosas bien, pero su cobardía se lo impedía.
Maciel cogió aire para decir sus últimas palabras —Supongo que ya nada importa Henry, nunca me quisiste, desde hace tiempo me querías fuera de tu vida, ya esta, ahora continua con tu vida, que no te importe lo que pase conmigo y con mi hijo.— dice para luego levantarse de la silla y volver a su celda.
Henry tenía los ojos humedecidos, ya nada tenía que hacer en ese lugar, estaba por subir a su coche, cuando un hombre un poco más alto que él, con un traje elegante le detiene por los hombros.
—¿Después de destruirla tienes el descaro de venir a verla?— Le dice Diego.
Henry se toma unos segundos para mirarle a la cara con mucha atención, intentando reconocer ese rostro que se le hacía familiar, cuando por fin reconoció sus rasgos contestó.
—Tú y yo no somos tan diferentes.
—¿Crees que vos y yo somos la misma mierda?. Ja, ja, ja. No me hagas reír Henry.
—Desde un principio estuviste detrás de toda esta mierda, ¿verdad?... tus amenazas lograron al final que mi esposa me odie.
—¿De qué hablas?
—No te hagas al que no sabe nada. Tus hombres se encargaron de hacer muy bien su trabajo, si logras que Maciel te ame tanto como me amo a mí, entonces ahí la dejaré libré.
—Maciel ya es libre.
—Aún es mi esposa, y como es mi esposa aún cuidaré de ella.
—Ya no tienes oportunidad.
—Entraste en su vida con mentiras, ¿porque no le dices que vos sos el pilar de todo este desastre?. ¡Que le robaste su empresa y todo lo hiciste para acercarte a ella!
—¡Estás hablando basura hijo de puta!
—Basura te vas a sentir cuando todo se te salga de control. Maciel a tu lado solo corre peligro.
—No digas estupideces, sos un completo sorete.
Henry se subió a su coche y se marchó, dejando a Diego algo pensativo. Segundos después Diego entro a la oficina de un oficial, le presento unos papeles, que ordenaba la liberación inmediata de Maciel.
Los últimos meses Maciel había experimentado suficientes fenómenos emocionales y mentales. Estaba en un lugar con mucho poder negativo, donde las paredes rayadas y rajadas de la celda le recalcaban en la cara que toda su vida había vivido en una sucia mentira.
A pesar de que creía que todo tenía que ver con las heridas del pasado, algo estuvo mal desde un principio.
Quiso mirar su reflejo en un espejo, pero a su alrededor solo había paredes, paredes viejas y dañadas por tiempo. Miró sus manos, estaban arrugadas y tristes. Sus pechos no tan firmes, le recordaron que su cuerpo no era el mismo de hace veinte años. Sintió lástima por ella misma, se dio cuanta que su autoestima estaba por debajo del cariño que le había dado a su esposo.
Se sintió rota, cada esquina de su cuerpo llevaba una marca de dolor. Una lágrima saludó a su rostro y luego otra y otra, hasta que su rostro se empapó de llanto, seco sus propias lágrimas y se dio cuanta que no necesitaba de nadie para reconstruirse y salir a bordo con sus hijos.
—Maciel, mi amor— la voz de Diego interrumpió su soledad.
—¿Qué haces aquí Diego?
—Vine a llevarte a casa.
—No creo que pueda acompañarte Diego.
—Maciel, no digas eso, que me partes el corazón.
—Más partido esta el mío.
—Sé que todo es mi culpa amor, perdóname— dice Diego llorando, intentando tocar la mano de Maciel, pero ella enseguida quita su mano para no tener ningún contacto.
—¿En qué momento te acepté en mi vida?
—No me odies Maciel.
—No te odió, pero tampoco siento nada. Solo quiero seguir adelante sabiendo la verdad de todo.
—Salgamos de este hueco primero y te juro que te contaré toda la verdad.
—¿Me dirás quien eres realmente?
—Si.