Me Enamoré De Ti.

JungSun conducía con lentitud de camino a la casa de mis padres, su cara de fastidio era evidente, pues no le agradaba el tener que estar en la misma mesa que nuestros padres, en eso coincidimos e incluso estuvimos a punto de fingir tuberculosis para no tener que ir, pero si no íbamos, ellos vendrían a nosotros y confirman que nuestra mentira era para no verlos.

Había sido graciosa la decisión que habíamos tomado, eran las 8 de la mañana y estábamos tumbados en la cama, ambos mirando hacia el techo, con el mismo pensamiento que el otro.

“-Y ¿Si fingimos estar enfermos? -preguntó él.

-Se darían cuenta de que no es así.

-Algo grabe… ¿influenza?

-¿Tuberculosis?

-Tuberculosis -afirmó- le mandamos un mensaje y le decimos que no podemos ir, el brote de tuberculosis está demasiado fuerte, nos tendrán que creer.

-¿Y si vienen a confirmarlo?

-Mierda, es cierto.

-Tenemos que ir, Sun. “

Finalmente nos terminamos arreglando y ahora estamos en el auto con el mismo pensamiento en la mente.

-Ojalá chocáramos.

Hubo un silencio prudente después de que ambos pronunciamos eso.

-No puedo, Minki.

-No puedes, Minki.

Pronunciamos al mismo tiempo, era demasiado obvio que ninguno de los dos quería asistir, pero que no quedaba de otra más que hacerlo, librarnos de ello y luego volver a pasar lo mismo, dos semanas después.

Al llegar y bajar las cosas, nos encontramos con el rostro de la madre de JungSun, quien me miró de pies a cabeza con sorpresa y luego pasó a una mirada de desprecio, ambos entramos y tomamos asiento en la sala, donde hubo un silencio prudente antes de que mi madre comenzará a atacar.

-¿Qué te hiciste en el cabello, Hana? Déjame decirte que no te queda y que te ves peor que una…

-Yo le dije que lo hiciera -interrumpió JungSun- me parecía que se le veía lindo y le pedí que lo hiciera así que por eso lo hizo, a mi parecer se ve hermosa.

Fue cuando mi madre se cayó y puso una mueca de nervios, sabía que si se trataba de algo de JungSun ella no pondría objeción. Si bien, JungSun estaba ocultando la verdad bajo una respuesta machista como que él me lo había dicho y yo obedecía, era lo mejor que podíamos hacer.

Después de tal momento incómodo, fue que las cosas se aligeraron,se comenzaron a decir felicitaciones y tales cosas bajo una sonrisa falsa por parte de JungSun. Luego, pasamos a la hora de la comida, donde ambas familias me expresaron de inmediato la disconformidad con mi falta de modales al no querer servirles la cena. JungSun me jaló a la silla cuando intenté levantar a obedecer tal orden.

-Señora, Kim. ¿Acaso usted no mantuvo el lujo de la servidumbre? Tengo entendido que aunque las familias estuvieran en quiebra, usted y mi madre se permitieron tener algunas sirvientas y mayordomos así como cocineros y esas cosas, si aún laboran ¿porque no les pide a ellos que nos atiendan?

-Bueno, le di el día libre.

-En ese caso, es culpa de usted que no tengamos quien nos atienda, y yo no pienso dejar que mi esposa nos sirva las cosas como si fuera la sirvienta.

-¡JungSun! -replicó la madre de él.

-Sólo digo verdades, papá o usted, señor Kim ¿Permitirían que sus esposas se rebajen a servir como si fueran parte de la servidumbre?

-Por supuesto que no -contestó el padre de JungSun.

-Eso sería una vergüenza para la familia -contestó mi padre.

-En ese caso, no tengo porque dejar que Hana haga eso.

Pude ver la cara de enojo de mis padres, al igual que la de la madre de JungSun, mientras que el padre de éste, sólo contenía la risa. Finalmente, mi madre llamó a la servidumbre que realmente estaba dispuesta a servir, pero el punto era humillarme un poco.

Cuando la celebración había acabado, emprendimos el regreso a nuestra casa, bajo un silencio y la noche cubriéndonos. Cuando estábamos a punto de llegar a la casa, decidí hablar.

-Gracias por todo lo que hiciste el día de hoy, JungSun.

-Tenía que hacerlo, no puedo creer que todo este tiempo te hayan tratado así y yo no me diera cuenta.

-No te importaba mucho si hablamos con seriedad.

-Tienes razón, pero no pienso que eso se vuelva a repetir, por lo que te pido disculpas por todas esas veces en las que decidí ignorar lo que realmente estaba pasando.

-No no te preocupes, la verdad es que es la primera vez que no la pasó tan mal, me hiciste sentir segura, de alguna manera, sentí que realmente me estabas ayudando y protegiendo.

Hubo un nuevo silenció, hasta que llegamos a la casa, se estacionó y luego suspiró de cansancio, pensaba hablar, cuando lo hizo el primero.

-Hana, no quiero presionarte… pero necesito volver a decirte esto. Desde hace un tiempo comencé a sentirme atraído hacía ti, de verdad. No sólo físicamente, nunca me había dado cuenta de las verdaderas cualidades que tienes. Siempre pensé que eras una hija de papi, consentida que no tenía personalidad propia, y era porque no me fijaba bien en ti, ahora me doy cuenta de que no es así y que te obligaron a ser lo que eres.

Él me estaba mirando, podía ver en sus ojos la verdad que estaba diciendo, tomó una de mis manos y acarició el dorso de mi mano con su pulgar.

-Quiero que dejes de hacerlo, que dejes esa tu que te obligaron a ser, vuelve a la tu, la que reía por todo y no le importaba nada más que ser feliz, como cuando aún tu madre no te prohibía nada.

-Era una niña en ese entonces.

-Que no te aflija, tú se como quieras ser, sé lo que realmente eres. .. Hana, me gustas, y sé que durante nuestros años de matrimonio he sido un completo patán contigo, quiero cambiar las cosas. Quiero que seamos un verdadero matrimonio.

-Somos un verdadero matrimonio, sólo hacía falta comunicarnos, conocer lo que nos perdimos,.

-Unsun, chu a amá, chu, chu.

-¿Ya estabas despierto? -pregunté entre risas.

-Chuuu.

JungSun tomó mi rostro, lo miré y por fin sentí un cariño genuino en ese toque, no era lascivo, no era nada de lo que habíamos probado antes, era lindo, cariñoso. Lo que buscaba hace tiempo.

-Iuuuuuuu. No chu.

´Por fin sentía a mi familia completa.