Solo la confianza salvará.
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Magia brusca
Rhett estaba materializando cada Cuartz que había ocupado sin quitarme los ojos de encima para evitar algún ataque con el cual pudiera liberarme pero eso no iba a ser necesario porque yo sola me liberaría.
-Estan ya todos aquí así que comiencen a darme su magia. -La reina Valeria avanzo con paso firme, sin dejar de verme con sus ojos blancos pero sus estrellas doradas perderían su brillo una vez la magia estuviera dentro del Cuartz.
-Detente, el honor lo hará el huerfanito. No quiero que intente rescatar a su "querida" princesa así que avanza porque si ese Cuartz vuelve a llegar a cero y está nación acabará con todo en menos de un segundo. -No habíamos pensado en esta opción, sin su magia la alianza sagria no iba a funcionar y mi magia brusca quedaría intactar, era el momento de liberarme.
-Rhett, vi que amas los girasoles así que porque no dejas que te den un cálido abrazo traidor. -Los girasoles empezaban a brotar del charco que mis gotas habían formado, no podía liberarse al no tener magia así que las arrancaba cómo podía mientras rompía mis cadenas y los reyes enviaban el Cuartz a Saherto para que no causara más daños en Esmerya.
-Tus hechizos baratos no me afectan Celeste. Adelante, liberame y tengamos otro sueño cuerpo a cuerpo, verás que te puedo vencer sin ocupar la magia o mejor aún, ven a probar de mi magia brusca "princesita". -Se libero de los girasoles sin problema alguno mientras su cara se deformaba en una sonrisa siniestra, le cubría fuego negro y todo bajo sus pies comenzó a quemarse.
-Cobarde, esperaste no tener salida para ocupar tu magia brusca pero te tengo noticias, yo también la poseo gracias a tu torpeza pero la de dominar con ayuda de mi esposo. -Arroje mi chaqueta rosa dejando a la vista el girasol que inconscientemente me había hecho y ahora usaría para terminar con el.
-No me importa si desposaste al huerfanito, nunca podrá hacerte su mujer porque ya estás marcada por mi así que mejor hagamos un trato Celeste. Formemos una alianza sagria en este instante y te absorbere ese lindo girasol que supongo te ha causado malestar. Lo ves, siempre has sido mía de alguna u otra forma. -Rhett sentía tener todo bajo su control pero estaba demasiado equivocado.
-Estas enterado de que esa alianza solo se puede hacer una sola vez y que no se puede romper a menos de que la otra parte reencarne, verdad?- Aiden se estaba preparando pero quería ser yo quien lo eliminará, nos habían hecho más daño a mi y a mi nación que a cualquier otra.
-Infeliz mocosa, te atreviste incluso a hacer una alianza, pagarás por no ser solo miiiiiiiiaaaaaaaaa. - El escudo de plata nos protegía pero su magia era muy fuerte y pronto lo rompería así que teniendo a la mano muchos Cuartz y resentimiento por sus acciones todos poseían magia brusca dentro de ellos.
Hablando por telepatía con todos los reyes sobre administrar su magia brusca en el Cuartz y luego yo extraerlo para usarlo contra Rhett les parecía un buen plan salvo por el hecho de que no podía mantenerme de pie y estando sentada quizás el efecto no sería tan eficaz pero Aiden los calmo, me tomo en sus brazos y les aseguro que juntos venceriamos, solo era cuestión de confiar para salvarnos ya nuestras naciones.
-Eso es lo único que pueden hacer tras haberme quitado mi magia natural?, pensé que esto sería una batalla pero no es más que un circo. -Rhett ya había hablado demasiado, ahora era nuestro turno pero no con palabras.
A diferencia de Rhett nuestra magia brusca se había tornado blanca porque albergaba la confianza, la esperanza y el amor que los reyes le tenían a sus naciones. Bajo los pies de Aiden se formó un círculo de agua pura y cristalina, pétalos de rosas blancas caían alrededor y con un beso activamos la alianza sagria para hacerle frente.
Aiden se desplomo hacia atrás tras brindarme su magia natural y brusca lo que me dejó estar de pie y dirigir hipnosis hacia Rhett quien comenzó a revolcarse por el suelo tras pensar que se quemaba provocándole el dolor que su desgarrador girasol me producía a mi.
El viento soplo cálido, el sol comenzó a esconderse detrás de nubes mullidas alentandome solo a continuar para ver de nuevo esa lluvia matinal que me encantaba al tocar mi rostro y dejarme sabor a lima.
El cobarde había inmovilizado mi cuerpo y al tratar de mover un solo músculo sentía que me enterraban un cuchillo de sierra que se atoraba y no lograba salir. Solo requería mis manos para lanzar los hechizos así que le devolví la tortura causada a su madre, estando ciego no se percataria de mi presencia.
-Dices que el cobarde soy yo y mira quién ha jugado sucio. Devuélveme la vista mocosa mimada. - Ningún rey decía nada, estaba enojada, mi irá iba a despedirse pero aún podía controlarme o eso pensé ya que al estar a solo un paso de el se abalanzo sobre mi y me susurro.
-Tu padre sufrió la peor muerte, me encargue personalmente de ello. No murió de golpe, no Celeste, fue algo mejor que ya no se usa en estos tiempos porque se considera atros y aún así yo lo emplee, jiji. Yo, yo lo desmembre cómo lo haré contigo ahora mismo. -El cuerpo comenzó a arder, mi hoguera interna se había salido de control y puedo recordar breves episodios del suceso.
Rhett fue lanzado al aire por un géiser carmesí ya que la ira me había dominado y me brotaba sangre de todos los lugares que el me había lastimado, no solo la pierna o las manos si no el mismo girasol se había bañado haciéndome consiente del porque debía dejar de respirar. Antes de tocar el suelo lo patee tan fuerte haciéndolo chocar con cactus provocando sus dulces gritos. Los reyes se apartaban pues la magia brusca estaba más allá del límite de cualquiera.
-Mi padre murió defendiendo me y yo te matare defendiendo a todos de tu tiraniiiiaaaaaa. - El golpe que debía darle en el estómago solo quebró el cactus al que lo había lanzado y el apareció detrás encajando nuevamente su sucia daga en mi espalda. Lo derribe girando mi pie por debajo de los suyos pero al voltear ya no estaba, era muy listo para estar ciego.
-Muere de una vez princesa. -Su espada quería sentir la suavidad de mi cuello pero mi ser anhelaba su entierro.
-Si alguien va a morir eres tu. - con un codazo en el estómago y un puñetazo en la mandíbula la espada termino en el suelo, el tambaleaba sin dejar de arrojar bolas de fuego al asar. Cuando por fin se detuvo un remolido de pétalos estalló contra su pecho y sus afiladas curvas empezaron a laserar la piel de Rhett mientras enredaderas sujetaban sus piernas con las espinas encajando se. Cuando Rhett dejo de respirar y las flores habían cubierto su cuerpo por completo lo tome por la barbilla, sus ojos ya habían perdido el brillo pero le di mi último golpe con una clara advertencia.
-Tu me diste dolor y ahora yo te lo devuelvo. Todas tus reencarnaciones tendrán el girasol impregnado en su ser para así saber que jamás debemos confiar nuevamente en ti. - acabo de decir esto lance fuego de cobre sobre su espalda hasta que el girasol estuviera completamente abierto y la magia brusca se consumiera finalmente.