El Silencio De Los Herederos

Despacho de Emilio Santander

El reloj marcaba las 5:30 p.m. El despacho de Emilio Santander estaba inundado de un aroma suave a madera y cuero. El empresario estaba sentado tras su imponente escritorio, firmando papeles con paciencia calculada. Frente a él, su hija Abigaíl jugueteaba con un anillo de oro, claramente molesta.

—¿Por qué esa cara? —preguntó Emilio sin levantar la vista.

—Porque odio perder el tiempo con esa gente —respondió ella con desgano—. El acuario apestaba a cloro, los niños corrían por todos lados… y encima tuve que compartir espacio con esa mujer.

—¿Cuál mujer? —preguntó Emilio, alzando una ceja.

—Esa... la psicóloga. No me dijo su nombre. Solo apareció de la nada, Luz le hablaba como si se conocieran de toda la vida. Muy tranquila, muy "natural"... tan fuera de lugar como sus zapatos.

Emilio dejó el bolígrafo y se recostó en su silla. Su mirada se volvió más aguda.

—¿Dijo algo fuera de lugar?

—No. Fue respetuosa… pero se notaba que no le caía bien. Aunque lo disimuló. Y Luc, ni siquiera me defendió cuando hice un comentario sobre el niño. Me miró como si yo fuera un estorbo.

—¿Y te sorprende? —preguntó Emilio—. Te he dicho mil veces que si quieres que Luc te vea como algo más que una molestia, tienes que ser más estratégica. Él no es como los chicos de tu círculo, no se impresiona con carteras ni apellidos.

—Entonces ¿qué hago, papá? ¿Me arrodillo y le limpio los zapatos?

—No. Te ganas al niño.

Abigaíl lo miró, confundida.

—¿A Matt? ¿Ese niño que ni siquiera habla?

—Ese mismo. Es la llave. Luc haría cualquier cosa por él. Si Matt te acepta, si logras que confíe en ti… Luc lo verá. Y cuando Luc te vea como parte de la vida del niño, bajará la guardia contigo.

Abigaíl suspiró, cruzando los brazos.

—¿Y si ese niño no me soporta? No es como los otros. No juega, no habla… y parece que tiene algún trauma.

—Más fácil entonces —dijo Emilio con tono calculador—. Los niños que han sufrido se aferran rápido a quien les da atención y afecto. No necesitas fingir ser su madre. Solo muéstrate amable, interesada. Preséntate como alguien que quiere cuidarlo.

—¿Y qué pasa con esa mujer? —Abigaíl preguntó con el ceño fruncido—. Si ella sigue apareciendo..

—Desaparecerá —respondió Emilio sin emoción—. No te preocupes por ella. Ya me estoy encargando de eso. Tú ocúpate de lo que te toca: entra en la vida de Matt.

El silencio se instaló entre ambos. Abigaíl desvió la mirada. No le gustaba seguir órdenes, pero sabía que desobedecer a su padre era peor que soportar al niño o a cualquier mujer que se cruzara en su camino.

—Está bien, papá —dijo finalmente—. Me haré amiga del niño… aunque me cueste la paciencia.

—Eso quería oír —dijo Emilio, satisfecho—. Recuerda, Abigail: no es amor lo que buscamos… es poder. Y Luc es el puente más sólido hacia eso.

A la mañana siguienteÁngelaa y Daniela está en su departamento conversando.

Ángela servía café mientras Daniela revisaba unos papeles sobre la mesa. La cocina estaba tranquila, con el aroma cálido de pan tostado y mantequilla.

—¿Entonces firmaste? —preguntó Daniela, sin levantar la vista del contrato.

Angela se sentó frente a ella con la taza entre las manos.

—Sí. Lo leí todo antes. Lucas, el abogado de la familia —el mejor amigo de Luc—, fue muy claro en cada cláusula. No es un contrato común. Está lleno de condiciones específicas.

—¿Qué tipo de condiciones?

—Confidencialidad total sobre el caso de Matt. Nada de compartir información, ni siquiera con colegas. También dice que, si decido dejar el trabajo antes de tiempo, tengo que notificar con tres meses de anticipación. Pero lo que más me sorprendió es que Luc… —Ángela dudó por un segundo— …me nombró como la única persona autorizada fuera de la familia a estar con Matt durante sus crisis.

Daniela abrió los ojos.

—¿En serio? Eso es una gran responsabilidad, Ángela

—Lo sé —respondió, bajando la mirada—. Por eso dudé tanto antes de firmar. Pero vi a Matt ayer… lo vi responder. A su manera, claro. No habla, pero me mira… se deja tocar, sonríe levemente. Eso, para un niño como él, ya es un paso enorme.

Daniela dejó los papeles a un lado.

—¿Y Luc? ¿Qué dijo?

—Fue directo como siempre. Me ofreció el doble de lo que gano en la asociación. Pero lo dijo sin soberbia. Lo que más me impactó fue su forma de pedírmelo. No fue como un empresario queriendo cerrar un trato… fue como un tío preocupado pidiéndome que no lo deje solo en esto.

Daniela se quedó en silencio, observando la expresión de Ángela.

—Estás más involucrada de lo que quieres admitir.

Angela apretó la taza.

—No sé, Dani. Me da miedo. No quiero ilusionarme ni con el niño… ni con la idea de que puedo encajar en ese mundo. Pero tampoco puedo decir que no me importa.

—¿Y qué vas a hacer ahora?

—Seguir. Observar a Matt, aprender de él. Intentar entender qué pasó con sus padres, por qué dejó de hablar… Y si puedo ayudarlo a sanar, aunque sea un poco, entonces valdrá la pena.

Daniela le sonrió con ternura.

—Ya estás cambiando su mundo, Angela… aunque tú no lo veas.

Ángela no respondió, pero en el fondo lo sabía. Algo estaba empezando a tomar forma, y no solo en Matt. También en ella.

__ te llego estos documentos, al parecer es de asociación donde estabas haciendo tu práctica.

__ son los documentos que estaba esperando, para empezar las sesiones con Matt.

__ ¿de qué es? _ Dani pregunta con mucha curiosidad

__ el trabajo con Luc vivanco va contar como mi práctica con nombre de su empresa, solo iré dos veces a la semana a la asociación a terminar todas sus sesiones con la señora que llego hace poco.

__ eso es bueno hermana, tener una práctica a nombre de esa empresa te ayudara en tu CV, y si Luc te da una buena recomendación por tu trabajo seguro pronto serás la mejor psicóloga de este país y pondrás un consultorio propio, te imaginas eso.

__ sería genial, ya deja de cotorrear y ve a tu trabajo, tu feje es un gruñón seguro te despide si llegas tarde por 5ta vez.

__ antes que lo haga yo renuncio, ese viejo mañoso, se metió con la chica de marketing y ella aceptó solo para ser promovida, ahora es la jefa de su área… y su esposa jura que tiene al mejor esposo del mundo.

__ mientras no te haga propuestas indecentes a ti todo bien, sino ya verá con quien se mete y le hago el escándalo de su vida por atreverse a poner sus ojos en mi hermana. Dice Ángela algo enojada.

__ no te preocupes por eso, a la primera que intente hacer algo fuera de lugar renuncio y lo demando por acosador… ya me voy.