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El Alfa Y Su Presa

El Alfa Y Su Presa

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Romance oscuro
Popularitas:5.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Marta Garcia

Una luna perdida. Un alfa maldito. Una marca que arde más fuerte que la sangre.

Cuando el reino de Nyra Veyra cae ante la brutal invasión de los clanes lobo, ella se convierte en botín de guerra. Sin títulos, atrapada en un templo de piedra, solo le queda su cuerpo… y un fuego desconocido que empieza a despertar bajo su piel.

Pero hay algo que ni ella ni su captor esperaban:una Marca antigua arde en su vientre. Una conexión salvaje la une a Varkhan, el alfa más temido del norte.
Y él está dispuesto a reclamar lo que el destino le ha entregado. Con placer. Con sangre. Con colmillo.


Entre rituales, deseo y magia dormida, El Alfa y su Presa es una novela de romance oscuro, brujería ancestral y erotismo salvaje, donde el mayor enemigo no siempre es el que te encierra… sino el que arde dentro de ti.

NovelToon tiene autorización de Marta Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 19 – La advertencia del lobo

El viento del amanecer olía a hierro.

No era el aroma habitual de la humedad en las montañas, ni la bruma que ascendía desde los bosques. Era el olor de la sangre. De la violencia. Del odio que se derrama en silencio.

Y fue el primer aviso.

El segundo, fue el grito.

Uno solo, largo, desgarrado. Bastó para que el templo entero despertara con un temblor que no venía de la piedra, sino de las entrañas.

Varkhan se incorporó de un salto, la respiración ya agitada antes de abrir los ojos. Nyra ya estaba vestida, con la mirada fija en la puerta, los labios apretados.

—Eso no fue un sueño —murmuró ella.

—No. Fue Cassian.

El cuerpo colgaba en el centro del patio como una burla ritual.

Un guerrero del templo, uno de los exploradores que había salido en dirección norte tres días antes, pendía de una estructura de madera ennegrecida, el torso abierto por múltiples cortes, las muñecas atadas con tiras de cuero marcadas con símbolos oscuros. Respiraba aún, de forma apenas perceptible.

Pero no era eso lo que helaba la sangre.

Era lo que llevaba escrito en el pecho, grabado con precisión cruel, con cuchilla fina y magia hirviente:

“Te la devolveré hecha ceniza.”

Samuel fue el primero en llegar tras los centinelas. Kate le siguió, furiosa. Varkhan apareció con los ojos ya dorados, a medio camino entre hombre y bestia. Mairen llegó junto a Nyra, sin pronunciar palabra.

Un silencio espectral cubría la escena. Nadie se atrevía a tocar al herido. Nadie respiraba demasiado fuerte.

Fue Nyra quien se adelantó.

Sus pasos eran lentos, ceremoniales. No corría. No temblaba. Miraba de frente. Solo se detuvo frente al cuerpo del hombre, que colgaba como un mártir olvidado.

—Cassian lo ha hecho —dijo ella, sin levantar la voz—. Ha cruzado el umbral. Ya no se oculta.

—Entonces muere —gruñó Varkhan.

Y sin pedir permiso, con un solo movimiento, rompió la estructura con un golpe seco, y atrapó el cuerpo del hombre entre sus brazos. Lo tendió con cuidado sobre la piedra.

Mairen se arrodilló junto a él, los dedos en su cuello, los ojos cerrados.

—Sigue vivo. Apenas.

Nyra se agachó. Observó los cortes. Uno de ellos tenía una marca especial, una runa vieja que no se usaba desde hacía generaciones. Runa de posesión. De sacrificio.

—Esto no es una amenaza —susurró—. Es una declaración.

Varkhan la miró.

—¿De qué?

Ella alzó la vista.

—De guerra.

El herido fue trasladado a la cámara de sanación, y el resto del templo se cerró con doble vigilancia. Las entradas selladas con marcas mágicas, y los centinelas duplicados. Nadie hablaba en voz alta. Era como si todos supieran que Cassian podía seguir observando.

En la sala del círculo, Varkhan reunió a Nyra, Samuel, Kate y Mairen. Solo ellos.

—Esto no puede esperar —dijo Varkhan, de pie frente al fuego central—. Ha enviado un cuerpo. Una runa antigua. Y una amenaza directa contra Nyra.

Kate cruzó los brazos.

—¿Y qué se supone que debemos hacer? ¿Esperar a que cumpla su promesa?

—No —intervino Samuel—. Debemos movernos antes de que vuelva a atacar.

Varkhan asintió.

—Sí. Pero no a ciegas.

Mairen, sentada en un banco bajo, observaba las llamas con expresión ausente.

—Esto no es solo venganza —dijo—. Es un ritual. Esa marca… es de sangre compartida. Cassian está preparando algo mayor. No le basta con matar. Quiere invocar.

—¿Invocar qué? —preguntó Nyra.

La guardiana la miró, grave.

—A ti. A lo que eras. A lo que fuiste. O a lo que él cree que aún duerme dentro de ti.

Nyra sintió que el fuego del centro se tornaba más frío.

—No soy Elaria.

—No —dijo Mairen—. Eres más. Y eso es lo que le asusta.

Cuando el sol descendía por el flanco de la montaña, Nyra caminaba sola por los pasillos del templo. El eco de los pasos ajenos ya no la molestaba. Pero esa vez, había un sonido nuevo.

Un crujido. Una vibración sutil.

En el umbral de la sala de los espejos, se detuvo.

El cristal principal estaba empañado, como si una presencia se hubiera apoyado desde el otro lado. En el centro, la misma runa que tenía el cuerpo del rastreador, grabada sobre la superficie como por un dedo invisible.

Nyra se acercó.

Y entonces lo oyó.

La voz de Cassian.

—Vendrás tú sola, o te enviaré los cuerpos de todos los que amas.

Uno por uno.

Hasta que no quede nadie que te mire sin miedo.

La runa ardió. El cristal se agrietó.

Pero Nyra no retrocedió.

—Inténtalo —susurró—. Verás cómo esta vez, la ceniza eres tú.

Esa noche, Mairen propuso un ritual de protección.

Los principales del templo se reunieron en el círculo del fuego, y Nyra fue llamada al centro. La envolvieron con humo de eucalipto, la marcaron en los brazos con ceniza, y recitaron las antiguas letanías.

Cuando terminó, Nyra permaneció de pie mientras todos se retiraban. Solo Varkhan quedó a su lado.

—Él va a seguir viniendo —dijo ella.

—Lo sé.

—Y va a buscar dentro de mí algo que ya no soy.

Varkhan tomó su mano.

—Entonces lo encontraremos antes.

—No quiero más muertes por mi culpa.

—Y yo no quiero un mundo sin ti.

Ella lo miró, con el corazón en un puño.

—¿Aún me amas, sabiendo lo que fui?

—Te amo por lo que eres ahora. Por lo que arde. Por lo que me hace quedarme, incluso si sé que vas a la guerra.

Ella se acercó. Apoyó la frente contra la suya.

—Entonces luchemos.

Y el fuego volvió a arder.

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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
😍🥰🤬🌹🌹🧟🌹❤️🥰🥰
Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Irma Ruelas
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Francisca Perez
excelente gracias 👌
Grace Cornejo
genial
Tae Kook
Quiero saber qué pasa después!
Mara Crimson: Sigue leyendo!! =)
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Fathi Raihan
Siento como si conociera a los personajes
Mara Crimson: Me alegro que sientas que los conoces, espero que te guste la historia y su evolución!
total 1 replies
Princesa Khun Ria
Me encantó cada detalle en el cap, sigue así y tendrás una lectora fiel ❤️
Mara Crimson: Gracias! Espero que te siga gustando =)
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