Transmigrar Para Ser Tu Madre.

Bárbara retrocedió hacía atrás, estaba asustada, no sabía de qué sería capaz Joaquín, pero ver al hombre más grande junto a él, la hizo morirse de miedo.

- ¿Dónde está mi sobrino? - preguntó Alfredo con frialdad.

Bárbara tembló. - ¡No lo sé! ¡De verdad! - gritó llena de pánico.

Alfredo sonrió con frialdad. - Nunca eh golpeado a una mujer, sería interesante intentarlo, siempre habrá una primera vez para todo ¿No es así? - se burló.

Bárbara sintió frío por todo su cuerpo. - ¡Juro que no sé dónde está! - dijo a duras penas.

- ¿En serio? - preguntó con sarcasmo. - Entonces ¿Por qué la maestra de Lucas dice que tú fuiste por él? - rió con frialdad.

Bárbara sintió angustia por si misma. - ¡Si, lo hice! Pero algo paso, unos hombres me quitaron a Lucas, ¡Lo juro, esa es la verdad! - empezó a divagar y contar como fue el hecho y dónde fue el hecho.

Joaquín y Alfredo estaban molestos, está mujer era tan inútil que prefirió ocultar los hechos solo por miedo ¿No era Lucas su hijo? ¿No quería recuperar a su hijo? Una hipócrita, eso era lo que ella era.

- Saquen a esta mujer de mi vista. - ordenó Joaquín disgustado.

Los hermanos se miraron tácitamente y salieron de ahí.

Investigaron el área donde Bárbara había dicho que había sucedido todo, por suerte había cámaras alrededor, para ellos no fue ningún problema conseguir las grabaciones y si, si era como había dicho la mujer, unos hombres se habían llevado a Lucas.

- Investiga la placa. - ordenó Alfredo...

Lorena planeaba vender al niño a unos traficantes, tenía que tener algún beneficio después de todo, no se sentía culpable de lo mal que pudiera irle al pequeño, es más de hecho sintió mucha satisfacción, se sentía superior, jugar con las vidas de las personas se sentía bien después de todo.

El pobre Lucas se sentía incómodo en su estómago, tenía hambre y mucha sed, quería tener un baño en la tina, le gustaba mucho cuando Mary lo bañaba con Matthias y podían jugar con juguetes de hule, Mary los llenaba de espuma y hacía voces muy graciosas, Lucas comenzó a llorar, por primera vez en mucho tiempo su voz se escuchó, por desgracia lo primero que se escuchó fueron sus tristes sollozos.

Lorena miró disgustada al niño. - ¿Quieres callarte? Muy pronto podré deshacerme de ti. - se rió. - No podrás ver a familia nunca más. - se sintió tan feliz al tratar al niño así.

Lucas se sintió muy triste al imaginar que no podrá ver más a los que ama, su pobre corazoncito latía con dolor, sus lágrimas y sollozos se hicieron más fuertes.

Lorena se enojo con el niño, así que se levantó de dónde estaba para ir a callar al niño, levantó su mano con gran fuerza, pero antes de que pudiera llegar a tocar al pequeño, un fuerte dolor la inundó, su mano dolía y no solo eso, su mano sangraba sin parar.

- ¿Qué diablos paso? - gritó de dolor.

- Creí que no querías tu mano. - dijo una voz burlesca, pero llena de frialdad.

Lorena sintió un escalofrío.

Joaquín apareció con una arma en la mano. - ¿Qué querías hacerle a mi hijo? - la miró como si fuera una persona muerta.

Lorena lo miró un poco asustada. - ¡Chicos, chicos! - gritó.

Lorena esperaba que sus hombres aparecieran para protegerla, pero no fue así.

- Si buscas a tu hombres, no te molestes, mi hermano ya se encargó de ellos. - sonrió con frialdad. - Y bien ¿Qué debería hacer contigo? - está vez Joaquín abrazó cariñosamente a Lucas, le dió unas palmaditas para calmarlo.

- ¡Él está bien! ¿No es así? - dijo al borde de la locura.

Joaquín se rió a carcajadas, Lorena pensó que había esperanza, pero entonces, Joaquín la miró con frialdad después.

- Escoge un color. - sonrió con ternura. - ¿Negro o rojo?

Lorena estaba confundida, pero escoger el color rojo le daba un mal presentimiento, y eso era porque de ese era el color de la sangre. - Negro. - dijo dudando.

- Buena elección. - sonrió.

El cuerpo de Lorena comenzó a temblar, un miedo inundó su cuerpo.

- ¿Cómo está todo por aquí? - preguntó Alfredo.

- Está bien.

Alfredo levantó una ceja al ver a la mujer herida.

- Quiso pegarle a Lucas. - dijo al notar su cara.

Alfredo asintió cómo si no hubiera problema.

- Hermano, acabó de preguntarle qué color escogía, ella dijo que negro. - dijo inocentemente.

- Buen color. - sonrió satisfecho. - Yo me encargo, llévate a Lucas al coche. - dijo mientras acariciaba el cabello del pequeño.

Joaquín asintió.

Alfredo le sonrió a la mujer, llamó a uno de sus hombres con su mano, le dió una daga. - Ella dijo que negro.

El hombre asintió, entendía lo que quería decir su jefe.

Fuera de la casucha maltratada, se escucharon los ruidos de horror de la mujer, al poco rato salió Alfredo solo, los demás hombres se encargarían del resto.

- Todo listo. - preguntó Joaquín.

- Si, vámonos. - sonrió.

Los dos hermanos se fueron en la parte de atrás, el conductor respiró de alivio al ver que el pequeño ya estaba de vuelta.

Joaquín y Alfredo no dejaban de ver a Lucas con preocupación, el pequeño había quedado dormido después de estar en los brazos de su padre, estaba sucio, despeinado, y de hecho se veía más delgado.

Mary estaba mortificada, no había ido a clases, esperaba ansiosa noticias de Lucas, Matthias preguntaba por Lucas una y otra vez, pero Mary ya no sabía que escusa darle.

Por la tarde la puerta principal se abrió, se trataba de Joaquín, Alfredo y junto a ellos venía Lucas, Mary no pudo evitar llorar y fue corriendo hacía ellos. - ¡Lo encontraron! - gritó con emoción.

Matthias también corrió confundido, al ver a Lucas dormido y en mal estado se sintió triste, así no era como Lucas solía verse.

Mary fue corriendo a la cocina para prepararle algo rico y ligero, mientras Joaquín lo bañaba y revisaba que no tuviera heridas.

Mary subió a llevar la comida, Lucas ya estaba despierto, sus ojitos estaban rojos e hinchados, su apariencia se veía más frágil ahora que estaba despierto.

Mary trató de sonreírle para no afectarlo con su estado de ánimo, se sentó a su lado y acarició su cabeza.

Lucas lloró y abrazó con fuerza a Mary, para gritar lleno de angustia. - ¡Mamá!