Hace años, seis cristales sellaron a Lord Oscuro, un ser tan poderoso que corrompía el mundo. Ahora, un nuevo enemigo quiere liberarlo… y solo un joven con un poder desconocido puede detenerlo.”
Lloyd jamás pensó ser el Elegido de la Esencia Esmeralda. Ahora, arrastrado por una profecía y perseguido por Xandros, deberá decidir entre huir… o salvar al mundo.
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"Celos de Amigo"
☀️ [Escena – Mañana en la casa Varek]
El aroma a pan tostado y café con leche llenaba la cocina. Lloyd, aún con el cabello algo alborotado, comía cereal con una cuchara mientras veía distraído la televisión. A su lado, Diana daba pequeños sorbos a su taza de chocolate caliente con malvaviscos, balanceando sus pies en la silla mientras tarareaba una canción de idol.
De pronto, David, su primo de 17 años, entró con paso firme, peinando su cabello castaño perfectamente arreglado. Llevaba su uniforme impecable y cargaba su mochila colgada en un hombro. Se acercó a ellos, mirando la pantalla.
> David (voz calmada y madura, dejando su mochila sobre la mesa):
“¿Qué ven tan atentos?”
Lloyd tragó su cereal antes de hablar, con su voz algo infantil y llena de sinceridad.
> Lloyd:
“Noticias… hablan de unos chico que estan defendiendo la ciudad…”
Diana asintió rápidamente con su sonrisa alegre, sus ojos brillando de emoción.
> Diana:
“¡Sí! Hablan de la Orden. ¿Escuchaste, David? ¡Dicen que son héroes!”
David sonrió de lado mientras sacaba su celular para responder un mensaje.
En la televisión, una reportera hablaba con voz seria mientras se proyectaban imágenes borrosas de los seis chicos usando sus trajes elementales.
> Reportera (voz en TV):
“Estos seis jóvenes han sido vistos impidiendo robos y ataques en diferentes partes de la ciudad. La gente los llama ‘La Orden’. Sin embargo, las autoridades también investigan su relación con la desaparición de algunos cristales elementales. De ser responsables, podrían enfrentar cargos graves…”
El corazón de Lloyd dio un vuelco. Su mirada, antes animada, se oscureció y su mano tembló un poco sujetando la cuchara. Diana lo notó de inmediato y apagó la tele con su carita preocupada.
> Diana (voz suave, inclinándose para mirarlo de frente):
“Nee… nii-chan… no te preocupes, ¿sí? Ustedes no estan haciendo nada malo.”
Lloyd tardó en responder. Sus ojos azules se clavaron en el suelo y su voz salió baja, casi inaudible.
> Lloyd:
“Lo sé… pero… no quiero que los demás sufran por algo que… que yo traje…”
David los miró de reojo con seriedad, pero no dijo nada. Solo terminó de responder su mensaje, se puso su mochila y les sonrió antes de caminar hacia la puerta.
> David (voz firme y calmada, dándoles una palmada en la cabeza a ambos):
“Vámonos. No queremos llegar tarde otra vez.”
🚶♂️ [Escena – Camino a la preparatoria]
El cielo estaba despejado. El aire frío de la mañana movía las hojas de los árboles, y los rayos de sol caían sobre los tres jóvenes que caminaban rumbo a la prepa. Lloyd iba con sus manos en los bolsillos, pateando pequeñas piedras por el camino, mientras Diana caminaba a su lado, abrazada a su mochila color rosa pastel.
> Diana (con voz animada y curiosa, mirando a su hermano con brillo en los ojos):
“Nii-chan… ya quiero saber cómo le fue a Camila ayer con su novio.”
Lloyd frunció el ceño y giró a verla con expresión confundida.
> Lloyd (voz seria pero inocente):
“Camila no tiene novio. Además, no creo que tenga intenciones amorosas con ese tipo…”
Diana se llevó un dedo a la boca, mirándolo con picardía.
> Diana (con risita ligera):
“Uuuuh… ¿acaso tienes celos, nii-chan~?”
Lloyd la miró directo a los ojos con toda su sinceridad infantil.
> Lloyd (voz seria, sin entender su tono):
“¿Celos…? No. Yo… jamás he sentido eso.”
Diana soltó una carcajada suave mientras le revolvía el cabello.
> Diana (voz dulce y divertida):
“Eres tan raro, nii-chan.”
🏫 [Escena – Salón de clases, minutos después]
El bullicio de los estudiantes llenaba el salón. Algunos reían, otros copiaban la tarea de último momento. Ryan, Nathan, Christian y Vanessa ya estaban sentados en sus lugares, cada uno con su expresión particular: Ryan se recargaba con brazos cruzados, Nathan miraba su reflejo en la ventana arreglándose el cabello, Christian escribía en su cuaderno con calma, y Vanessa revisaba apuntes con seriedad.
Camila estaba sentada frente a ellos, leyendo su libro de física. Lloyd y Diana entraron y caminaron directo a su grupo. Diana corrió a sentarse junto a Camila, mientras Lloyd dejaba su mochila caer ruidosamente en su lugar.
> Diana (voz emocionada, inclinándose hacia Camila con una sonrisa traviesa):
“Oye, Cami… ¿y cómo te fue ayer con tu novio~?”
Camila levantó la vista de su libro. Sus ojos morados titilaron con un brillo de incomodidad. Su cuerpo se tensó apenas, pero luego suspiró y respondió con su voz suave y educada, bajando la mirada.
> Camila:
“Estuvo… bien.”
Diana sonrió ampliamente, sin notar su incomodidad.
> Diana (voz animada):
“¡Qué bien! Me alegra mucho.”
Pero Lloyd, desde su lugar, la miraba fijamente. Sus ojos azules se clavaron en su rostro con una seriedad inusual para él. Sentía un nudo extraño en el pecho, algo que no entendía, pero que le hacía doler el estómago. Algo no estaba bien con Camila. Su mirada, sus hombros, su voz… ella no estaba bien.
Antes de que pudiera decir algo, la puerta del salón se abrió y la maestra entró con paso firme, haciendo que todos guardaran silencio.
> Lloyd (pensando mientras sujeta con fuerza su lapicero, decidido):
“Si alguien… le hizo daño… se las verá conmigo.”
⚽ [Escena – Clase de Educación Física]
El sol caía sin piedad sobre la cancha, haciendo brillar el piso de cemento caliente. El sonido de risas, gritos y golpes de balón retumbaba en el aire. Los alumnos corrían de un lado a otro, esquivando y lanzando la pelota de Quemados con fuerza. Ryan, con su energía competitiva, tomó la pelota con ambas manos, giró sobre sus talones y la lanzó directo a Nathan.
> Nathan (riendo, con un salto ágil mientras su cabello se movía al viento, su voz cargada de burla juguetona):
—¡Ja! ¡Eso fue patético, Ry! Necesitarás más que ese bracito para tocarme.
Ryan gruñó, pero una sonrisa orgullosa se dibujó en su rostro mientras alzaba una ceja con confianza.
> Ryan (con su tono retador y divertido mientras tomaba otra pelota del piso):
—¿Ah, sí? Prepárate, campeón… ¡esta no la esquivas!
Lanzó con tanta fuerza que se escuchó el golpe del aire cortado. La pelota fue directa al pecho de Christian, quien la atrapó con calma, apenas parpadeando ante el impacto. Se agachó sin apuro, recogió otra y la lanzó de regreso con un suave pero potente giro de muñeca, tumbando a un chico del equipo contrario que soltó un grito sorprendido al caer de espaldas.
> Christian (voz tranquila, casi apenada mientras miraba al chico caído):
—Lo siento… no quería lanzarla tan fuerte.
Vanessa, en su lado de la cancha, observaba todo con su típica expresión seria. Cuando la pelota llegó a ella con un rebote, la atrapó sin siquiera mirarla. Su mirada fría se dirigió a Ryan, extendiéndole la pelota con indiferencia.
> Vanessa (voz seca y directa, sin emoción alguna):
—Haz algo útil y acaba esto.
Ryan soltó una carcajada fuerte, tomando la pelota mientras la miraba con su sonrisa confiada.
> Ryan (con su tono juguetón y burlón):
—¡Eso intento, reina de hielo!
Vanessa rodó los ojos, ignorándolo, mientras Nathan reía detrás de Ryan, dándole un leve empujón en el hombro.
> Nathan (con voz burlona y confiada):
—No pierdas tiempo coqueteando con la muerte, Ry. Concéntrate.
El silbato del profesor sonó con fuerza, haciendo eco en toda la cancha.
> Profesor (voz autoritaria, con las manos en la cintura):
—¡Se acabó el juego! ¡Recojan sus cosas y vayan al salón, rápido!
Los chicos comenzaron a caminar en grupo hacia el edificio, sudados y respirando agitadamente, pero aún con risas y bromas.
> Ryan (sacudiendo su camiseta sudada mientras se acomodaba el cabello, con voz orgullosa):
—Admitan que fui el mejor hoy.
> Nathan (riendo suavemente, con su tono burlón mientras caminaba a su lado):
—Sí, sí… el mejor en lanzar pelotas como niña.
> Vanessa (sin mirarlo, con su tono frío y directo):
—Ambos dan pena. Ninguno sabe lanzar con precisión real.
> Christian (con una pequeña sonrisa tranquila, su voz suave y conciliadora):
—Fue divertido. Gracias a todos por el juego… aunque casi no me esforcé.
Ryan lo miró con falsa indignación, pero terminó riendo mientras entraban juntos al edificio.
🌧️ [Escena – Camino al salón]
Mientras el grupo caminaba bromeando, Lloyd se quedó atrás. Había estado observando a Camila, quien caminaba varios pasos delante de ellos, sola, cabizbaja, con su mochila colgando floja de un hombro. Su respiración se notaba pesada y su mirada, siempre firme, ahora parecía perdida en el suelo.
Sin pensar, como siempre hacía, Lloyd se apartó del grupo y corrió un par de pasos para alcanzarla, poniéndose a su lado con su sonrisa ingenua y cálida.
> Lloyd (voz suave, con su típica inocencia mientras ladeaba la cabeza para mirarla a los ojos):
—Oye… ¿qué te pasa? Desde la mañana no has dicho nada… y no me miras… ¿hice algo mal…?
Camila no respondió de inmediato. Sus labios temblaron ligeramente mientras seguía caminando con la mirada fija en el piso. Lloyd frunció el ceño, detuvo su paso y se paró frente a ella, bloqueándole el camino. Sus ojos, normalmente brillantes de alegría, estaban serios por primera vez en mucho tiempo.
> Lloyd (voz seria, pero dulce y protectora, con una firmeza extraña en él):
—Camila… soy tu mejor amigo, ¿lo olvidas? Puedes confiar en mí para todo… siempre estaré aquí… no importa qué pase.
Las palabras de Lloyd hicieron temblar los hombros de Camila. Sus ojos, llenos de lágrimas contenidas, se alzaron para mirarlo. Respiró hondo, y su voz salió quebrada, casi inaudible.
> Camila (voz rota, suave, con un dejo de cansancio y dolor mientras bajaba la mirada de nuevo):
—Es… es por lo de ayer. Con Zarek. Yo… pensé que había cambiado. Quería… quería creerlo. Pero no… sigue siendo el mismo. Me hizo sentir… incómoda… su forma de mirarme, de hablarme…
(sus lágrimas comenzaron a caer silenciosas)
—Me sentí… como si… como si fuera suya. Y no quiero… no quiero sentirme así nunca más.
Lloyd la miró con el corazón apretado. Sus manos temblaron antes de moverse. Sin pensarlo demasiado, dio un paso hacia ella y la abrazó con fuerza, pegando su barbilla en su hombro. Sus brazos la envolvieron con calidez y una fuerza protectora inconsciente.
> Lloyd (voz firme pero suave, con sinceridad infantil y su instinto protector surgiendo):
—No importa lo que diga ese tipo… Tú no eres de nadie, Camila. Tú eres… tú. La chica más fuerte, valiente, inteligente… y… la mejor de todas.
(hace una pausa, cerrando los ojos con fuerza)
—Y si alguien intenta hacerte sentir así de nuevo… lo golpearé.
Camila dejó escapar un pequeño sollozo, aferrándose a su camiseta con fuerza, hundiendo su rostro en su pecho mientras las lágrimas caían. Lloyd sentía cómo su ropa se humedecía, pero no le importaba. Solo quería protegerla, aunque no entendiera por qué su pecho también dolía tanto.
Desde lejos, entre las sombras del edificio, Zarek los observaba con los puños cerrados y su mirada oscura, cargada de rabia contenida. Sus ojos brillaban con un destello peligroso mientras murmuraba con su voz baja, fría y cargada de veneno.
> Zarek (voz baja, torcida en una sonrisa rota mientras sus ojos se oscurecían):
—No que no sentías nada por él… Camila…?
🍙 [Escena – Receso]
El timbre sonó con fuerza y los estudiantes comenzaron a salir de sus salones como un río humano. Camila, con sus ojos aún algo rojos pero su expresión más calmada, se acercó al grupo que se reunía en la puerta, escuchando sus voces familiares.
> Ryan (voz animada y fuerte, con su mano sobre su estómago):
—¡Vamos a la cafetería! Muero de hambre, juro que si no como ahora, caeré muerto aquí mismo.
> Nathan (burlón, dándole un empujón suave mientras reía):
—Tú siempre mueres de hambre. Qué novedad, estómago sin fondo.
> Christian (con una pequeña sonrisa tranquila mientras cerraba su libro):
—No estaría mal comer algo… antes de que empieces a comerte tus propias manos, Ryan.
> Vanessa (cerrando su cuaderno con un chasquido seco, su tono frío y directo):
—Si vamos, rápido. No quiero perder mi lugar por ustedes.
> Diana (saltando felizmente con su vocecita dulce):
—¡Sí! Quiero un juguito~ Y… y un panecito de fresa… o de chocolate… o de los dos.
Lloyd sonrió, dispuesto a seguirlos, pero en ese momento, dos chicas se acercaron. Gisselle y Briseida, ambas con sonrisas curiosas en sus rostros.
> Gisselle (voz suave, con un tono juguetón mientras miraba a Lloyd de arriba abajo):
—Lloyd… oye… alguien quiere hablar contigo.
Lloyd parpadeó un par de veces, ladeando la cabeza como un cachorro confundido.
> Lloyd (voz inocente y curiosa, con su sonrisa infantil):
—¿Eh…? ¿Quién…?
Briseida se encogió de hombros, sonriendo con ligereza.
> Briseida (voz tranquila, sin mucho interés):
—No sabemos, pero te esperan en el salón al final del pasillo.
Lloyd asintió sin sospechar nada, pero Camila, que escuchaba la conversación desde atrás, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sin pensarlo, sujetó su brazo con fuerza.
> Camila (voz seria, con un dejo de preocupación y miedo mientras lo miraba fijamente):
—No… Lloyd, espera. No vayas solo… por favor.
Diana, que escuchaba todo con sus grandes ojos brillando de emoción, se adelantó con su usual ingenuidad alegre.
> Diana (voz feliz y risueña, moviendo sus manos con emoción):
—¡Yo voy contigo, nii-chan! Tal vez es una chica que te quiere confesar su amor~ jejeje~
Lloyd solo rió suavemente, rascándose la nuca mientras miraba a su hermana con ternura.
> Lloyd (voz dulce, con su sonrisa brillante):
—No creo, Diana… pero vamos.
Camila los observó alejarse con el pecho apretado por un mal presentimiento que no lograba ignorar.
🚪 [Escena – Salón vacío]
El pasillo estaba en silencio. Las luces parpadeaban suavemente y un viento frío se colaba por las ventanas abiertas, haciendo que las cortinas blancas se agitaran levemente. Lloyd caminaba primero, con Diana pegada a su espalda, observándolo con una sonrisa traviesa.
> Diana (voz risueña, susurrándole con picardía mientras caminaba):
—Hermano… si es una chica, dile que estás ocupado, ¿sí? Yo no quiero una cuñada aún~ jejeje~
Lloyd sonrió ampliamente, sacudiendo su cabeza con diversión mientras abría la puerta con tranquilidad. Pero justo cuando Diana iba a entrar detrás de él, la puerta se cerró de golpe, dejándola afuera. Diana golpeó la puerta con sus puñitos, asustada.
Las luces del salón se encendieron bruscamente. Lloyd, confundido, miró al frente… Allí estaba Zarek, sentado en una banca al fondo, con los codos apoyados en sus rodillas y su mirada oscura, clavada en él como un veneno silencioso.
> Diana (voz quejumbrosa y dolida del otro lado, con su tono dulce):
—Auu… ¡hermano, me pegué la nariz! Y… y esta chica ya no me cae bien… no quiero una cuñada así…
Su vocecita sonaba entre adolorida y molesta. Lloyd suspiró suavemente, sonriendo con su típica ternura por un segundo, pero al girar de nuevo hacia Zarek, su rostro volvió a llenarse de confusión. Ladeó la cabeza, como un perrito curioso, con sus manos en los bolsillos.
> Lloyd (voz tranquila, inocente, con un tono casi infantil):
—¿Zarek…? ¿Fuiste tú quien me mandó a llamar con… esas chicas? Gisselle… Briseida… ¿Por qué?
Zarek levantó la cabeza lentamente. Sus ojos estaban enrojecidos y su mandíbula se tensaba con fuerza. Su voz salió grave, cargada de un veneno contenido que hacía eco en las paredes.
> Zarek (voz grave, baja, con un dejo de temblor en cada palabra):
—Sí… fui yo… Quería que vinieras.
Lloyd parpadeó varias veces, sus ojos azules reflejaban su ingenuidad total mientras daba un pequeño paso hacia adelante, sin notar la tensión en el aire.
> Lloyd (voz suave, sin pizca de malicia):
—¿Para qué…? Si necesitas ayuda con algo… puedo escucharte, ¿sabes? Camila siempre dice que hablar ayuda…
El rechinido violento de la silla de Zarek interrumpió sus palabras. El chico se levantó de golpe, sus ojos llenos de ira. Extendió su mano sin previo aviso, usando su telequinesis. Las bancas y mesas entre ambos salieron volando contra las paredes con un estruendo metálico ensordecedor, haciendo temblar las ventanas. El corazón de Lloyd dio un vuelco, retrocediendo un paso, sorprendido.
> Diana (golpeando la puerta con sus pequeños puños, con voz asustada y temblorosa):
—¡Hermano! ¿Qué pasa ahí adentro? ¡Lloyd! ¡Respóndeme!
Lloyd tragó saliva, sus manos temblaban ligeramente. Miró a Zarek con su típica sinceridad, sin rastro de enojo, solo confusión y preocupación.
> Lloyd (voz suave, casi rogando, con su ceño fruncido en tristeza):
—Zarek… ¿qué pasa contigo…? ¿Por qué estás así? Yo… yo no quiero pelear contigo.
Zarek caminó hacia él, cada paso pesado retumbaba en el suelo. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas mientras sus labios se torcían con rabia.
> Zarek (voz quebrada por la ira y los celos, sus palabras llenas de veneno):
—¡CÁLLATE! ¡Todo es por tu maldita culpa! Camila… ella… ¡ella no siente nada por mí porque está… porque está contigo! ¡Porque te quiere a ti!
Lloyd abrió los ojos con sorpresa. Su pecho se tensó ante sus palabras. Tragó saliva, respirando agitado mientras intentaba ordenar sus pensamientos.
> Lloyd (voz suave, sincera, casi infantil, ladeando la cabeza con confusión real):
—¿Camila…? ¿Qué… qué estás diciendo…? Zarek… estás equivocado… Camila y yo… siempre hemos sido mejores amigos… nada más… ¿Por qué… crees eso?
La voz calmada de Lloyd pareció encender más la rabia de Zarek. Sus puños temblaban mientras lo señalaba con violencia.
> Zarek (gritando, con la voz rota y su respiración descontrolada):
—¡NO MIENTAS! ¡La vi… la vi mirarte! ¡Vi cómo te abrazó… cómo lloraba en tus brazos! ¡Ese abrazo… ese maldito abrazo era mío! ¡Tú… tú siempre le robas todo a todos… hasta a mí!
Lloyd respiró hondo, bajando la mirada con tristeza. Sus manos se cerraron en puños mientras sus palabras salían con dolor, su voz temblorosa pero firme.
> Lloyd (voz baja, cargada de sinceridad pura, casi como un susurro dolido):
—No le robé nada, Zarek… Ella estaba llorando… llorando por ti… porque… porque tú la hiciste sentir mal… Yo… yo solo quería que dejara de llorar… porque… no soporto verla triste…
Zarek lo miró con los ojos muy abiertos. Un silencio pesado llenó el salón hasta que su rostro se torció en una sonrisa rota, casi enferma.
> Zarek (voz fría y rota, con un tono oscuro que helaba el aire):
—Eres un estorbo… Un maldito estorbo entre Camila y yo… Y los estorbos… se eliminan.
De pronto, alzó su mano y una banca voló directo hacia Lloyd. Por instinto, su cuerpo se movió, girando en un ágil salto hacia un lado. Su respiración comenzó a agitarse y sus manos temblaban sin control.
> Diana (golpeando la puerta con desesperación, su vocecita llorosa y temblorosa):
—¡Hermano, por favor, dime algo! ¡Tengo miedo, Lloyd! ¡RESPONDEEE!
Lloyd la escuchó, y su corazón dolió aún más. Respiró hondo, clavando sus ojos azules en Zarek. Sus labios temblaban mientras sus palabras salían casi rogando.
> Lloyd (voz suave, con un dejo de miedo y tristeza):
—No… no quiero pelear contigo, Zarek… por favor… no hagas esto…
Zarek sonrió, pero era una sonrisa rota, llena de odio.
> Zarek (gritando, con la voz cargada de veneno y dolor):
—¡CLARO QUE NO QUIERES! ¡Porque eres un cobarde! ¡No mereces nada de lo que tienes! ¡NO MERECES A CAMILA!
Diana lloraba sin parar al otro lado, golpeando la puerta una y otra vez. Lloyd la escuchaba, y su pecho ardía. Finalmente, cerró los ojos con fuerza y habló con una voz más firme, aunque temblaba.
> Lloyd (voz seria, protectora, con un deje de autoridad que nunca usaba):
—Diana… escucha… ve… ve por los demás… y… busca a Camila… ahora… rápido.
> Diana (con la voz quebrada, ahogada en lágrimas):
—¡Pero… pero Lloyd… yo…!
> Lloyd (gritando, con su voz rota pero fuerte):
—¡AHORA, DIANA!
En ese instante, Zarek se lanzó hacia él, con un puñetazo directo a su cara. Lloyd logró esquivarlo con torpeza, pero Zarek giró rápidamente y le dio un golpe en el estómago. El aire escapó de sus pulmones en un jadeo ahogado y cayó de rodillas, tosiendo con fuerza.
Zarek no dudó y su puño impactó directo en su mandíbula, lanzándolo al suelo con violencia. Lloyd sintió el sabor metálico de la sangre llenándole la boca.
> Zarek (mirándolo desde arriba, con una sonrisa oscura, su voz baja y cargada de veneno):
—Me impresiona… esos reflejos tuyos… típico de un Varek. Pero… cuando te mate… estaré yo para ella… Solo yo… y nadie sabrá jamás quién te eliminó de su vida.
El cuerpo de Lloyd temblaba en el suelo, su respiración era errática y sentía su corazón latiendo con fuerza. Dentro de él, esa chispa oscura que nunca entendía comenzó a encenderse. Sus manos se cerraron en puños y un leve brillo verde comenzó a envolverlas, pulsando con vida propia.
Zarek dio un paso atrás, sorprendido.
> Zarek (voz temblorosa, con una risa nerviosa y rota):
—¿Tú… tú eres un maestro elemental…? ¿Desde cuándo…?
Lloyd alzó su mirada, sus ojos azules ahora brillaban con un destello esmeralda ardiente. Su voz salió temblorosa, cargada de emoción y rabia contenida, con su respiración agitada.
> Lloyd (voz baja, temblorosa, pero firme, casi un rugido roto):
—No sé… no sé desde cuándo… pero… si… si vuelves a tocar a Camila… no… no me importa nada… ¡No te lo perdonaré jamás!
Zarek sonrió con malicia, alzando su mano, su telequinesis vibrando en el aire.
> Zarek (voz baja, cargada de odio y un brillo peligroso en sus ojos):
—No importa… Tu poder no se compara al mío… ¡Muéstrame lo que tienes, Varek!
Y así, ambos se lanzaron el uno contra el otro, con el salón como su campo de batalla...
🍽️ [Escena – Cafetería]
El murmullo constante de la cafetería llenaba el ambiente con voces dispersas, risas y el eco de las charolas golpeando las mesas. Los chicos estaban sentados juntos, comiendo lo que habían comprado en la fila, aunque más de uno se arrepentía de su elección.
> Ryan (mirando su torta con asco, arrugando la nariz mientras la levantaba con dos dedos):
—¿Qué rayos es esto…? ¿Una torta de cemento con jamón? Ni el perro callejero de mi cuadra comería esto.
> Nathan (mordiéndola sin miedo, con una sonrisa confiada):
—Pues… sabe igual de feo que la semana pasada, no es novedad.
> Christian (con su expresión calmada y una pequeña sonrisa conciliadora):
—Al menos tiene proteínas. Necesitan algo de comida real en su cuerpo para aguantar el entrenamiento de Gabriel.
> Vanessa (rodando los ojos con un suspiro de fastidio, empujando su charola a un lado):
—Es increíble que tengamos que pagar por esta basura. Preferiría un plato de hielo derretido.
Christian la observó con discreción. Quiso preguntarle si estaba bien, pero antes de abrir la boca, la puerta de la cafetería se abrió de golpe, provocando que todos voltearan con alerta.
Era Diana. Entró corriendo, sus ojos grandes llenos de angustia, respirando agitada. Su voz temblaba cuando habló.
> Diana (con un tono entre cortado, mirando directo a Camila mientras intentaba no llorar):
—Cami… Camila… Lloyd… Lloyd está… está peleando… con un chico… ¡Está peleando!
Camila se levantó de golpe, su silla rechinó detrás de ella, su corazón latía con violencia en su pecho.
> Camila (su voz firme, pero quebrada por la ansiedad, su ceño fruncido con preocupación real):
—Diana… respira… ¿Dónde está Lloyd? ¿Dónde lo dejaste?
Diana abrió y cerró la boca varias veces, con lágrimas formándose en sus ojos mientras intentaba hablar.
> Diana (voz temblorosa, casi llorando):
—Está… está en un salón… al final del pasillo… él me dijo que fuera por ustedes… pero… pero se veía muy asustado… y ese chico… ese chico estaba loco, Camila… Tenía los ojos… tan llenos de odio…
Un silencio pesado cayó sobre la mesa. Ryan dejó caer su torta de inmediato, Nathan frunció el ceño, sus ojos se encendieron con interés, Christian apretó los puños con preocupación silenciosa, y Vanessa entrecerró los ojos, analizando la situación con frialdad.
> Ryan (con una sonrisa amplia y su tono divertido, levantándose con energía explosiva):
—¿Una pelea? ¡Por dios, ya era hora de algo emocionante hoy!
> Nathan (levantándose con un brillo arrogante en los ojos, estirando su cuello para prepararse):
—Esto… va a estar interesante. Espero que ese tipo sea fuerte, al menos, para que valga la pena.
Camila, sin embargo, temblaba de pies a cabeza. Su rostro se tensó con seriedad absoluta mientras tomaba las manos de Diana con fuerza.
> Camila (voz dura, con un dejo de autoridad, pero temblando de preocupación genuina):
—Diana… ¿quién es? ¿Quién está peleando con él? ¡Dime!
Diana negó con la cabeza rápidamente, con lágrimas rodando por sus mejillas.
> Diana (voz ahogada en miedo y culpa):
—No… no lo vi bien… Es un chico grande… con ojos oscuros… y estaba gritando cosas horribles… ¡Hermana, Lloyd está en peligro!
Camila cerró los ojos un segundo, intentando controlar su respiración antes de abrirlos con una mirada fría y decidida.
> Camila (con un tono firme y autoritario, sin dudar):
—Llévame… ahora mismo.
Nathan chasqueó la lengua, mirando a Ryan con una sonrisa confiada mientras caminaba hacia la salida.
> Nathan (con voz burlona):
—Si Lloyd muere antes de que lleguemos, te debes mil flexiones, Ryan.
> Ryan (riendo mientras trotaba detrás de Camila y Diana):
—Si se muere, me quedo con su cama y sus audífonos.
> Vanessa (levantándose con calma, su tono frío como siempre, mientras se acomodaba su cabello plateado):
—Iré por un profesor antes de que estos idiotas maten a alguien y nos expulsen.
> Christian (con un suspiro suave, poniéndose de pie):
—Voy contigo. Si no encontramos a ninguno, al menos tú puedes congelarlo y yo lo entierro.
Vanessa rodó los ojos ante su comentario, pero una pequeña sonrisa casi invisible se dibujó en sus labios mientras ambos se alejaban con pasos firmes en dirección contraria, buscando ayuda.
Los demás salieron corriendo detrás de Diana, que guiaba con rapidez por los pasillos largos y fríos de la escuela.
⚔️ [Escena – Salón vacío]
Dentro, los golpes resonaban con fuerza. Zarek reía con una locura oscura mientras esquivaba los ataques de Lloyd, su mirada cargada de odio y su respiración agitada por la adrenalina.
> Zarek (entre risas burlonas, su tono temblaba de rabia):
—¡Vamos, Lloyd! ¿Eso es todo lo que sabes hacer? ¡Muéstrame por qué todos te miran como un héroe!
Lloyd jadeaba, sus puños cubiertos por el brillo esmeralda de su esencia. Intentaba mantener su respiración controlada, recordando las enseñanzas de Gabriel, pero su corazón latía con miedo y su cuerpo temblaba por el dolor.
Zarek esquivó un puñetazo y giró rápido, pateando la pierna de Lloyd. Este cayó de rodillas con un gemido ahogado, su respiración se cortó y sintió que el sudor le caía por la frente.
> Zarek (inclinándose hacia él con su voz baja, llena de desprecio venenoso):
—¿Sabes, Lloyd? Me dijeron que entrenas con Gabriel… pero… ni siquiera eres su mejor alumno. Eres… solo un niño torpe con suerte.
Lloyd alzó la mirada, sus ojos azules temblaban con lágrimas contenidas. Su voz salió débil, pero sincera, cargada de esa inocencia pura que siempre lo caracterizaba.
> Lloyd (voz baja, sincera, su tono casi infantil):
—¿En serio… crees que… matándome… Camila te va a querer…? Estás… estás muy equivocado, Zarek…
Zarek sonrió, pero su sonrisa estaba rota, desfigurada por los celos y el dolor.
> Zarek (voz temblorosa, con un brillo de locura en sus ojos):
—Cuando tú no estés… no tendrá… otra opción.
Sin dudar, tomó un tubo de metal largo y oxidado junto a una banca rota. Lo levantó con su telequinesis, apuntándolo directo al pecho de Lloyd.
> Zarek (voz baja, rota y oscura):
—Saluda… al causante de tu muerte.
Se lanzó hacia él. Lloyd cerró los ojos con fuerza, pero en un segundo, un escudo de luz verde emergió a su alrededor, deteniendo el impacto con un sonido metálico vibrante que retumbó en todo el salón. El tubo cayó al suelo con estrépito, y Zarek retrocedió, sus ojos abiertos con terror y furia.
> Zarek (balbuceando, con su voz quebrada por el miedo):
—No… no puede ser… Tú no puedes ser… el elegido… ¡NO PUEDES SER EL MAESTRO DE LA ESMERALDA!
Lloyd se puso de pie con dificultad, su cuerpo temblaba, su respiración era pesada y su rostro estaba cubierto de golpes. Pero en sus ojos azules, ahora con un leve brillo esmeralda, ya no había miedo.
> Lloyd (voz temblorosa, cargada de rabia y tristeza, su tono suave pero firme):
—Me… me quitaste… mi tranquilidad… y ahora… quieres quitarme la vida… Pero… matar… no te hará más fuerte, Zarek…
Zarek gritó con desesperación, alzando sus manos. Su telequinesis levantó todas las bancas y mesas, lanzándolas hacia Lloyd como proyectiles. Lloyd cubrió su cuerpo con su escudo, escuchando los impactos ensordecedores rebotar como metralla a su alrededor.
Cuando bajó el escudo, Zarek estaba frente a él. Un puñetazo lo golpeó directo en la cara y otro en el estómago, haciéndolo chocar contra la pared con violencia. Zarek lo tomó del cuello, alzándolo varios centímetros. Los pies de Lloyd apenas tocaban el suelo, su visión se volvió borrosa mientras intentaba respirar.
> Zarek (gritando con su voz desgarrada, las lágrimas cayendo de sus ojos llenos de dolor y odio):
—¡TE VOY A MATAR, LLOYD! ¡TE VOY A MATAR Y NADIE ME LO IMPEDIRÁ!
Lloyd rasguñaba su brazo con fuerza, sus manos temblaban mientras sus ojos azules se llenaban de súplica.
> Lloyd (con un hilo de voz, débil y temblorosa, sus palabras casi un ruego roto):
—Za… Zarek… por… favor… rea… reacciona…
La puerta se abrió de golpe, destrozada por el peso combinado de Ryan y Nathan, que cayeron al suelo con un estruendo metálico.
> Ryan (riendo mientras se levantaba rápido, con su típica voz burlona):
—¡Woah! ¡Eso fue épico!
Camila entró corriendo detrás de ellos. Su mirada morada se clavó en Lloyd alzando por el cuello, y su corazón se detuvo un segundo. Su voz retumbó como un trueno en el salón.
> Camila (gritando con fuerza, su tono firme y autoritario, cargado de rabia y miedo):
—¡SUÉLTALO, ZAREK!
Zarek se distrajo al escucharla, y en ese instante, Lloyd reunió toda su energía. Su mano brilló con un fuego esmeralda intenso y una ráfaga de luz explotó directo en el pecho de Zarek, lanzándolo varios metros hasta chocar contra las bancas.
Zarek se levantó tambaleándose, sus ojos llenos de desesperación y locura. Miró a Camila, con lágrimas cayendo por su rostro desfigurado por la rabia.
> Zarek (con voz rota, balbuceando entre sollozos):
—No es lo que parece… yo… yo solo… quería… quería ayudarnos… Camila… yo te amo…
> Camila (con sus ojos morados ardiendo de odio, su voz fría y rota mientras su aura de agua giraba violentamente a su alrededor):
—Cállate… Cállate de una vez… Zarek.
Con un movimiento seco de su mano, una ráfaga de agua a presión salió disparada, estampándolo contra la pared con violencia. Antes de que pudiera reaccionar, Ryan y Nathan se lanzaron sobre él, sujetándolo con fuerza contra el suelo.
> Ryan (sentándose sobre él con una sonrisa burlona mientras lo miraba de arriba abajo):
—Intenta moverme, vamos… peso setenta y ocho kilos y tengo hambre, idiota.
Diana corrió directo hacia Lloyd, sus ojos llenos de lágrimas mientras lo abrazaba con desesperación.
> Diana (agarrándolo de los hombros con su vocecita temblorosa y rota):
—¡Hermano! ¡Hermano, dime algo, por favor…! ¡No me asustes así!
Camila se arrodilló frente a él, su respiración agitada mientras sus manos temblaban al tocar su rostro herido. Sus ojos morados brillaban con una angustia profunda.
> Camila (voz suave, casi un susurro roto mientras acariciaba su mejilla):
—Lloyd… Lloyd, mírame… ¿Estás bien…? Por favor… háblame…
Lloyd abrió los ojos con dificultad, una pequeña sonrisa temblorosa se formó en sus labios rotos. Su voz salió débil y entrecortada.
> Lloyd (con un leve hilo de voz, intentando sonar tranquilo):
—Solo… solo… quiero… agarrar… aire… dame… diez minutos… ¿sí…?
Desde el suelo, Zarek los miraba con odio y lágrimas silenciosas, derrotado, mientras la sangre caía de su nariz rota, mezclándose con el suelo frío del salón.
Zarek seguía tirado en el suelo, su respiración agitada y sus ojos llenos de furia. Desde donde estaba, miraba a Camila abrazando a Lloyd con ternura mientras Diana los rodeaba preocupada.
De pronto, un rugido de ira escapó de su pecho. Se levantó de golpe, mandando a volar a Ryan y Nathan, que cayeron de espaldas al suelo con un fuerte golpe.
> Nathan (adolorido mientras se sostenía el codo):
“¡Rayos, este loco sí que está fuerte…!”
Zarek caminó hacia Camila, su mirada era casi demencial.
> Zarek (gritando con desesperación):
“¡TÚ… TÚ NO ERES DE ÉL, CAMILA! ¡ERES MÍA! ¡ÉL NO TE MERECE! Y SI YO NO PUEDO TENERTE… ¡NADIE PODRÁ!”
Detrás de él, un tubo de metal se elevó lentamente, apuntando directo hacia Camila. Lloyd se levantó tambaleándose, con su respiración aún agitada, y se paró frente a ella y Diana, extendiendo su brazo para protegerlas.
> Lloyd (con voz firme, pero débil):
“No… no te voy a dejar… tocarla.”
Antes de que Zarek pudiera atacar, la puerta se abrió bruscamente. Un profesor alto y robusto entró, sus pasos resonando con autoridad. Sin dudar, sacó un pequeño aparato de su cinturón y lo colocó en la espalda de Zarek. De inmediato, la energía telequinética del chico se anuló y el tubo de metal cayó al suelo con un estrépito.
> Profesor (con voz dura y fría):
“Zarek… a la dirección. Ahora.”
Zarek lo miró con odio, pero no se resistió. Dio un paso, pero se giró para ver a Lloyd, su mirada llena de rencor.
> Zarek (con la voz rota, pero cargada de veneno):
“Esto… no termina aquí.”
> Profesor (alzando la voz aún más fuerte):
“¡He dicho que te muevas!”
Se giró hacia Lloyd, notando sus heridas y respiración entrecortada.
> Profesor (con tono severo, pero preocupado):
“Tú también, Varek. Acompáñame.”
> Camila (con firmeza, dando un paso adelante):
“Profesor, Lloyd no hizo nada… ¡Él no empezó la pelea…!”
> Profesor (con un suspiro cansado):
“Aun así, Solenne… estuvo involucrado. La dirección decidirá.”
Camila frunció el ceño con impotencia. Diana, preocupada, ayudó a Lloyd a levantarse mientras él apenas lograba mantenerse en pie. Su brazo temblaba y el sabor metálico de la sangre seguía en su boca.
> Diana (con su tono dulce, pero lleno de lágrimas):
“Hermano… no te preocupes… todo estará bien…”
Mientras salían, Vanessa y Christian se acercaron para ayudar a Ryan y Nathan, que seguían en el suelo aturdidos.
> Vanessa (con su tono frío y burlón mientras los veía tirados):
“Qué vergüenza… derribados como dos torpes.”
> Ryan (con una sonrisa sarcástica mientras se incorporaba):
“Cállate… me levanté rápido… solo estaba… tomando aire.”
> Christian (levantando a Nathan con cuidado):
“Tranquilo, hermano. Respira hondo.”
🚶♂️ [Escena – Pasillo principal]
Al salir del salón, Lloyd notó a varios alumnos viéndolos con miedo y asombro. Algunos murmuraban entre sí.
El profesor llevó a Zarek directo a la dirección mientras dos enfermeras se acercaban para auxiliar a Lloyd. Lo llevaron hasta la enfermería, y mientras caminaba, podía sentir todas las miradas sobre él. Sus puños temblaban, no por miedo, sino por rabia y tristeza.
🏥 [Escena – Enfermería]
Lloyd estaba sentado en la camilla mientras la enfermera limpiaba la herida de su ceja y vendaba sus brazos llenos de moretones. Su mente estaba en blanco hasta que escuchó una voz conocida.
> Clara (su madre, entrando con la respiración agitada y ojos llorosos):
“¡Lloyd…! Lloyd, mi bebé… ¿qué te hicieron?”
Lloyd la miró con una pequeña sonrisa avergonzada.
> Lloyd (con voz débil, pero calmada):
“Hola… mamá.”
Ella se acercó rápido, tomando su rostro entre sus manos con cuidado, evitando sus heridas.
> Clara (con lágrimas en los ojos, mirándolo fijamente):
“Dime… ¿qué pasó…? ¿Por qué… por qué tuviste que pelear…?”
Lloyd bajó la mirada, sintiéndose culpable, aunque en su interior sabía que no tenía nada que ver.
> Lloyd (voz suave y cansada):
“Yo… yo no quería pelear… él empezó todo… yo solo… yo solo quería protegerlos.”
La enfermera miró a Clara con seriedad.
> Enfermera:
“Se enfrentó a un elemental agresivo. El chico será expulsado… no puede quedarse aquí después de esto.”
> Clara (respirando aliviada mientras acariciaba el cabello de Lloyd):
“Eso es… lo que se merece… nadie lastima a mi hijo y queda impune.”
Ella besó su frente con suavidad.
> Clara (con un tono más firme):
“Vamos a casa, Lloyd. Ya no quiero que te quedes aquí.”
Lloyd asintió en silencio, levantándose con lentitud de la camilla. Su cuerpo dolía, pero su pecho dolía más que cualquier herida.
🏫 [Escena – Salón de clases]
Mientras tanto, en el salón, los demás chicos seguían hablando.
> Nathan (con un tono serio, viendo hacia la ventana):
“Ese tipo… Zarek… está loco.”
> Ryan (con un tono de furia contenida):
“Si yo hubiera estado bien… le habría reventado la cara.”
> Vanessa (mirándolos con frialdad):
“Sí… claro. Fue Lloyd quien se defendió al final.”
Camila los escuchaba, pero no participaba. Su mirada estaba clavada en su escritorio, sus manos temblaban levemente.
> Christian (notando su silencio, con voz suave):
“Camila… ¿estás bien?”
Camila no respondió. Su mente estaba llena de imágenes de Lloyd herido y casi sin respirar. Sintió cómo su corazón se rompía un poco más.
🚶♂️ [Escena – Dirección]
Mientras tanto, Zarek salía de la dirección, con el rostro rojo de furia y los ojos cargados de lágrimas. Sus pasos eran pesados, su pecho subía y bajaba con violencia.
A lo lejos, Kael observaba la escena con una sonrisa fría.
> Kael (pensando para sí mismo, con voz baja y oscura):
“Tal vez… pueda aprovechar esto.”
🌑 [Escena – Pasillo principal]
Zarek caminaba con pasos pesados y la mirada perdida. Su respiración era agitada, su cuerpo temblaba de rabia contenida. A su lado, Kael caminaba con las manos en los bolsillos y una pequeña sonrisa en el rostro, mientras Ruka los observaba desde un extremo del pasillo con una mirada fría y decepcionada.
> Ruka (pensando con voz seca y seria):
“Patético… tan débil y desesperado.”
Kael volteó a ver a Zarek, quien rápidamente frunció el ceño y lo miró con odio.
> Zarek (con voz áspera y amenazante):
“¿Qué quieres…? Aléjate antes de que te parta la cara.”
Kael soltó una pequeña risa burlona, sacudiendo ligeramente la cabeza mientras lo miraba de reojo.
> Kael (con tono divertido y calmado):
“¿Partirme la cara…? Zarek… ni en tus sueños más ridículos podrías siquiera rozarme.”
Los ojos de Zarek se encendieron de furia. Sin pensarlo, lanzó un puñetazo directo al rostro de Kael, pero antes de que su golpe lo tocara… todo cambió.
De pronto, Zarek sintió que su cuerpo se congelaba en el aire y, cuando parpadeó, ya no estaba en el pasillo.
Estaba en un lugar oscuro… un vacío absoluto donde no podía ver el suelo, ni techo, ni paredes.
> Zarek (mirando a su alrededor con confusión y miedo):
“¿Q-qué… qué es esto…? ¿Dónde estoy…?”
Una risa suave y siniestra resonó en la oscuridad. Frente a él, Kael apareció de entre las sombras, caminando con tranquilidad.
> Kael (con una sonrisa oscura mientras lo miraba fijamente):
“Bienvenido… a tu mente, Zarek. Este lugar es… un pequeño espacio que creé dentro de ti.”
> Zarek (tragando saliva, tembloroso pero intentando mantener su orgullo):
“¿Qué… qué rayos quieres de mí…? ¡Déjame salir de aquí!”
Kael no respondió. Chasqueó los dedos y, de la nada, una figura apareció frente a Zarek. Era Camila, vestida con su uniforme escolar, su mirada serena y su cabello largo ondeando suavemente con un viento inexistente.
Zarek la miró con los ojos abiertos, su pecho comenzando a dolerle.
> Zarek (con voz entrecortada):
“C… Camila…”
Kael caminó alrededor de él como un depredador observando a su presa.
> Kael (con tono bajo y seductor):
“Mírala bien… tan perfecta… tan… inalcanzable para ti.”
Zarek cerró los puños con fuerza, sus dientes rechinaban de ira.
> Zarek (gritando con odio):
“¡CÁLLATE! ¡No te atrevas a hablar de ella!”
> Kael (inclinándose frente a él, mirándolo a los ojos con una sonrisa fría):
“Escúchame… no vine a pelear contigo. Vine… a proponerte algo.”
> Zarek (respirando agitado, intentando controlar su temblor):
“¿Qué… cosa…?”
Kael chasqueó los dedos de nuevo. La imagen de Camila comenzó a desvanecerse lentamente, como humo. Zarek estiró la mano hacia ella con desesperación, pero solo tocó vacío.
> Kael (con voz suave, casi susurrante):
“Ayúdanos a conseguir algo… y yo te ayudaré… a conseguirla a ella.”
Zarek parpadeó, confundido, con el ceño fruncido y lágrimas llenando sus ojos de rabia.
> Zarek (con voz rota):
“N-no digas… estupideces… Nadie puede hacer que Camila… me quiera.”
> Kael (riendo suavemente, casi con lástima):
“Oh, Zarek… no son estupideces. Yo puedo prometerte esto. Puedo darte el poder… el respeto… y a ella. Todo lo que siempre has querido.”
Zarek bajó la mirada, temblando, pero luego la levantó con odio.
> Zarek (gruñendo):
“¿Por qué… yo…?”
Kael se acercó aún más, hasta quedar frente a frente con él. Sus ojos rojos brillaban intensamente en la oscuridad.
> Kael (con tono calculador y frío):
“Porque yo sé quién eres… Sé que fuiste alumno de Gabriel. Sé que te prometió ser el elegido de la Esencia Esmeralda… pero cuando vio que no lo eras… te desechó como basura.”
Los ojos de Zarek se llenaron de lágrimas silenciosas mientras sus puños se apretaban tanto que sus nudillos se pusieron blancos.
> Zarek (con voz temblorosa):
“¿Cómo… cómo sabes eso…?”
> Kael (sonriendo con malicia):
“Yo sé muchas cosas… Zarek. Ayúdanos… y yo te daré todo lo que sueñas. Camila… el reconocimiento que Gabriel te negó… el poder para destruir a Lloyd… y juntos… eliminaremos a ese maldito.”
Zarek se quedó en silencio. Su respiración era agitada y su mente estaba llena de imágenes de Camila riendo con Lloyd… abrazándolo… viéndolo con esos ojos que él tanto anhelaba. Lentamente, levantó su mano y la extendió hacia Kael.
> Zarek (con la voz cargada de odio y determinación):
“Está bien… trato hecho.”
Kael sonrió mientras estrechaba su mano. Al instante, Zarek parpadeó y volvió a la realidad. Estaba de pie en medio del pasillo. Miró a su alrededor con confusión. Kael ya no estaba. Solo su mano temblaba ligeramente.
Al mirar su palma, vio un pequeño papel con una dirección escrita con tinta negra.
> Zarek (leyendo con voz baja mientras una sonrisa oscura se formaba en su rostro):
“Camila… muy pronto… serás solo mía.”
FIN DEL CAPITULO...