Me Enamoré De Tu Amor

El enfrentamiento cuerpo a cuerpo no era el fuerte de Rhett pero si el mío. Mientras lo cansaba Aiden sanaba su pierna que la enredadera atrapó. Rhett no peleaba limpio cómo era su costumbre pero enterrarme una daga para tomar ventaja solo demostraba su impaciencia y desesperación.

-Si, sangra, derrama tu preciosa sangre sobre tu tierra y dame el placer de terminar tu felicidad- la espada de el era veloz y afilada pero mis reflejos eran superiores

-No quiero nada que provenga de ti. Te regreso tu sucia daga que solo me provoca repulsión y asco así como tú. - regresar el mismo golpe quizás no fuera el mejor plan pero su agonía y gritos se volvieron un hermoso canto para mi.

-Te duele la pantorrilla Rhett?, pues no creo que te duela tanto como el dolor que tú me has provocado desde pequeña. -Si, el dolor en la pierna era punzante pero pronto curaría mi herida si es que el no desataba la magia brusca antes de tiempo.

Mi herida no cerraba y podía ver qué Rhett no había el menor intento de desprender la daga de su pantorrilla. Se había preparado lo suficiente para asegurarse que no saliera con vida de ese lugar.

-Celeste, te estás desangrando mi amor. No puedes seguir luchando en ese estado así que te voy a pasar mi magia para

-No, no Aiden. Intenta usar el Cuartz para curarme y si podemos usarlo entonces podremos dejarlo vacío para que Rhett ahora sí tenga limitación en su hechizos. -Estaba apoyada en el hombro de Aiden mientras la sangre cubría mi mano y empapaba mi pantalón lila. Aiden me sentó en el pasto que aún cubría la tierra y empezó a canalizar la magia del Cuartz hacia el mientras Rhett sacaba lentamente la daga que se había vuelto negra al igual que su sangre.

-Aiden, no creo que el hechizo de recuperación vaya a ayudarme. Rhett infectó la daga con magia brusca, vas a tener que enfrentarlo hasta que se agote y entonces usaremos mi herida para acabar con el. -Infectada una vez más con su magia brusca ahora sí era seguro que moriría por su culpa, pero a diferencia de el mi sangre seguía brotando roja y eso solo significaba una cosa.

-Eres una molestia Celeste, no creas que por haberme devuelto mi brusquedad vas a poder irte, ahora estamos unidos por la herida que la daga nos ha impregnado así que rindete y ven a morir entre mis brazos jajajajaj- su risa maliciosa me hacía enojar al igual que a Aiden

-A ella no le vas a hablar de esa forma. Es una princesa, una dama, la más bella de las mujeres de todas nuestras naciones y merece todo tu respeto sucio homicida. -Aiden se había abalanzado sobre Rhett y sus golpes se escuchaban bastante pero lo lanzo contra un pilar provocando tosiera sangre así como posiblemente algún hueso roto.

-A eso le llamas golpear, pensé que me estabas haciendo caricias y esas solo Celeste porque tú tienes las manos demasiados grandes y feas huerfanito inútil. -Rhett escupía sangre cada vez más negra y espesa, su cogerá se hacía notar entorpeciendo su caminar.

-Ya basta traidor. No tuviste suficiente con la destrucción ya causada? Y te atreviste a engañarnos para dejar indefenso al príncipe Aiden cuando el único corrupto fuiste tu. -No sabía cómo había llegado la reina Zoe pero me alegraba verla. Había dado batalla, su rostro tenía una cicatriz figurando una X mientras su armadura negra apenas la protegía.

-Te atreviste a amenazarnos después de toda la confianza que te brindamos e incluso mataste a tu madre. Me habrás quitado a mi esposo pero mientras sigas viva no me quitarás a mi hija.- Mi madre seguía viva, quería correr a abrazarla pero la pierna y la espalda me dolían, punzaba, empezaba a quemar y está vez no había esencia que lo calmara.

-Creiste que nos habías derrotado pero jamás serás un signo oponente para nosotros Rhett.-Aiden había vuelto a mi lado ya sanado y era momento de usar la magia brusca.

-Todos ustedes juntos jamás van a poder hacerme daño mientras tenga ese Cuartz así que teman ante mi magia. -Rhett pensó que estaba extrayendo la magia del cubo pero realmente se la estaba entregando y una vez lleno empezó a atacar pero era inútil, ya no tenía magia alguna para lastimarnos.

-Nuestro turno llegó así que prepárese "príncipe Rhett" porque será su última batalla. -todas las naciones comenzaron a extraer la magia del Cuartz para recuperar fuerzas y aunque Rhett también pudo extraer no sería suficiente para pelear contra todos.

-Si quieren que la princesa Celeste no muera, denme toda su magia dentro del Cuartz y no intente lanzar ningún hechizo o su sangre los bañara. -Rhett me había atado y su daga daba vueltas lentamente cerca de mi cuello, la sangre de mi pierna empezaba a gotear pero tenía planes para sacarle beneficio y ventaja.

-La magia es tu obsesión Rhett, piensas que con ella dormirás al mundo y todas las dimensiones te obedeceran pero estás muy equivocado, la magia se nos brindo para hacernos la vida más fácil y con ella ayudar también a nuestro pueblo. Aquellos que no la poseen son quienes más necesitan de nuestro apoyo pero para ti eso es insignificante porque eres un egoísta, por eso tu nación se fue a la ruina. -Provocar a Rhett era lo que necesitaba porque así el me haría enojar a mi y sería el momento perfecto para que Aiden hiciera uso de toda la magia brusca que se me había almacenado.

-Si eso es lo que quieres con tal de liberar a la princesa Celeste lo haremos pero si utilizaste un Cuartz para cada quien cuando nos enfrentaste no crees que deberíamos entregarla en el Cuartz con el que nos atacaste?- No sabía cuál era el plan de la reina Zoe pero si conocía el de Aiden y el mío así que era momento de actuar.