LOS RUTTHERFORD - NATALIA RUTTHERFORD

El único recuerdo que Vasily tenía de su madre era su rostro suplicante, mortificada, asustada y cubierta en lágrimas, mientras él en su mano sostenía un arma que la apuntaba directamente en la frente.

Dimitri Vanatori su padre, nunca fue un hombre paciente o empático, mucho menos era de los que perdonaba alguna traición, menos si esta venia de parte de su propia esposa quien era la madre de Vasily.

-          ¿Qué se siente ser apuntada por tu precioso y querido hijo Francesca? – le dice Dimitri a la mujer quien no paraba de llorar – ahora no estás tan feliz, ¿no es así maldita puta de mierda?, ¿Qué pensabas mientras te cogías al chofer?, ¿pensaste que nunca lo sabría?, agradece que tu destino no será el mismo que el de esa podre diablo al cual torturare y matare lentamente hasta hacerle pagar por tomar de mi propiedad – le dice con furia.

-          Vasily, por favor – le dice la madre al niño con lágrimas en sus ojos y entre sollozos, mientras Vasily solo se mantenía quieto con el arma en la mano sin saber que hacer – solo cierra tus ojos y aprieta el gatillo – le dice su madre colocándose en posición para que la bala atravesara directamente en su cabeza.

-          Hazlo Vasily, de lo contrario la torturare hasta matarla y tu observaras mientras lo hago – le dice su padre con furia.

-          Lamento que tengas que ser tu hijo mío, pero no quiero morir de la misma forma en que viví, así que solo cierra tus ojos, aprieta el gatillo y ayúdame – le dice llorando

-          Hazlo Vasily – le dice su padre.

Pero el niño no pudo hacerlo, simplemente soltó la pistola dejándola caer al suelo mientras todo su cuerpo temblaba de pánico.

-          ¡NO! Vasily por favor ¡NO! – le grita su madre asustada

-          Maldito niño inútil – dice Dimitri tomando el arma en su mano y tomando a la mujer por el cabello y arrastrándola frente al niño, mientras la mujer gritaba de dolor - ¡Mírala maldito marica! – le grita al niño que cerro sus ojos petrificado y los abrió con el grito del hombre.

La mujer lloraba y gritaba, pidiendo piedad y clemencia.

-          Esto Vasily es lo que debes hacer con las personas que te traicionen, no importa si es familia, amigos o aliados, nunca permitas crear algún sentimiento que pueda ser solo un peso muerto – Apunta a la cabeza de la mujer y le dispara, salpicando al niño con la sangre de su madre, mientras veía como su cuerpo muerto caía al suelo con un gran agujero en su cabeza y sus sesos regados por todo el suelo.

Vasily simplemente se quedó allí petrificado, observando el cuerpo hasta que sus ojos se acostumbraron a mirarlo, su cuerpo dejo de temblar y su mente dejo de pensar en querer correr de allí.

Luego de ese día, el mundo como lo solía ver, cambio por completo, no solo los pensamientos de Vasily cambiaron, su actitud y su forma de ser a la tierna edad de seis años.

También su padre se volvió más duro e implacable con el niño, tratando de impedir que su hijo creciera como un debilucho sensible al cual no le podría hacer entrega del negocio, así que comenzó a entrenarlo física y mentalmente para resistir cualquier tipo de situaciones.

Desde la mañana lo obligaba a ejercitar su cuerpo, luego uno de los empleados se encargaba de azotar al niño, si llegaba a llorar por el dolor la cantidad se aumentaba hasta que se desmayara o parara de llorar.

Fue de esa forma hasta que simplemente dejo de llorar y se resignó a entender que eso no servía de nada el hacerlo, así que al contrario de llorar comenzó a reír cada que le dolía.

Al pasar el año comenzaron los entrenamientos en artes marciales, tiro con arco y armas de corto calibre disparadas hacia cuerpos humanos, ya que su padre quería que se acostumbrara a la sensación de disparar a hacia la carne humana, y que mejor forma de hacerlo que practicando con los cuerpos de sus enemigos.

Algo que le fue de mucha ayuda en el momento en que fue secuestrado por primera vez, los secuestradores nunca vinieron venir el ataque de un niño de apenas nueve años de edad, quien termino por matarlos, convirtiéndose en los primeros de la gran lista de asesinatos de Vasily, al chofer lo apuñalo en el cuello con su navaja la cual siempre cargaba en su bolsillo, luego tomo el arma del hombre y rápidamente le disparo a los otros dos entre toda la confusión de tratar de estabilizar el auto, que termino por chocar de un árbol.

El camino de regreso a la mansión, tuvo que hacerlo caminando bañado en sangre y pensando que con cada paso que daba era uno más hacia el infierno, pero ¿Dónde podría ir? Ese lugar era lo único que conocía, no había mas.

-          Así que sobreviviste – le dice su padre al verlo parado al otro lado de la reja que se abría frente a ellos – pensé que llorarías y suplicarías por tu vida, así como la puta de tu madre – le dice de forma despectiva.

Sin decir ni una sola palabra Vasily entro a la mansión, subió a su habitación y lavo su cuerpo sucio lleno de tierra, sudo y sangre. Mientras lo hacía meditaba y supo que todo el secuestro no había sido más que una simple prueba de su padre, quien quería que estuviera preparado para cualquier situación, así que desde entonces el niño dormía todas las noches con un arma bajo su almohada y una navaja amarrada a su tobillo.

De esa forma, a la edad de doce años Vasily ya era un miembro más de la facción Vanatori, teniendo que cumplir las mismas funciones que los otros miembros, encargándose de los negocios de tráfico, vigilancia y asesinar a quienes intentaran meterse en el camino de la facción de una u otra forma. Desde abogados quienes pretendían hacerles frente, hasta miembros traidores que vendían información de sus negocios.

Luego de un año de estar en servicio de la mafia, conoció a la persona que por su causa recibiría muchos años después su apodo de “El Diablo loco de los Vanatori”