Tras quedarse dormida en el baño de su casa Blair se despierta en un lugar completamente desconocido y peor aun se había dado cuenta que se encontraba en el cuerpo de una extra en uno de los libros que leyó.
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18: Ejercito
Tanto Eleanor como Daylon habían sido expulsados del evento por el alboroto que habían causado. El chico estaba furioso, no podía creer que esa mujer fuera tan importante para su tío, cuando a este jamás le había interesado ninguna mujer como para convertirla en su emperatriz.
—Príncipe —la chica intenta acercarse, pero la mirada de Daylon le hace detenerse—. Lo lamento, no pude llamar la atención de su tío como me indicó.
—Es imposible que esté enamorado de esa mujerzuela. Lo intentarás en otra oportunidad. Trata de llamar su atención, ¿quedó claro? — Eleanor asiente con una sonrisa y se acerca a Daylon, tomándolo del brazo, y el chico no lo rechaza, correspondiéndole de la misma manera.
El plan de ambas era hacer que Magnus se enamorara de Eleanor. Daylon pensó que sería fácil por el simple hecho de que su tío nunca había estado interesado en ninguna mujer, ya que todas lo único que querían era el puesto de emperatriz. Pensó que si su tío conociera a la inocente Eleanor, una chica común y corriente que no demostrara tener ningún interés en el trono, podría llamar su atención. Sin embargo, estaba equivocado, ya que ni siquiera habían empezado el plan y Magnus ya estaba comprometido. Daylon creyó que era algún chisme falso, pero no fue lo que esperaba.
—No se preocupe, príncipe. Tarde o temprano el emperador caerá en mis encantos —Eleanor sonríe de lado, mirando al hombre.
***
La fiesta ya se estaba dando por terminada, y cada uno de los invitados se estaba empezando a retirar uno por uno. Incluso Alethea se había retirado con su familia. Solo faltaba la familia de Aelin. Aunque Magnus no se quería separar de la chica, el general lo obligó a hacerlo, ya que según el hombre no entregaría a su hija hasta que ambos estuvieran casados.
—Debo hacer algo para ganar a mi suegro —balbucea Magnus, y la chica ríe—. Me odia por robarle a su hija —toma el rostro de la chica, dejando un suave beso en los labios de esta.
— No te odia.
—Si tú lo dices, cariño —deja otro beso en los labios de la chica para alejarse—. Lo bueno es que muy pronto serás mi esposa, y nada ni nadie impedirá que te quedes conmigo.
—¡Hermana, tenemos que irnos! —grita Celia de lejos, y la chica abraza a Magnus por el cuello, poniéndose de puntillas, dejando un beso fugaz en los labios de él.
—Buenas noches, mi emperador —murmura sobre los labios.
— Buenas noches, mi emperatriz.
—todavía no soy tu emperatriz.
— Muy pronto lo serás. — Nuevamente vuelve a besarla, y la chica corresponde con una sonrisa.
Ambos tuvieron que separarse al escuchar una tos falsa.
—Supongo que, su majestad, por fin me permitirá llevar a mi hija a casa.
—¡papá!
***
Al día siguiente, todo estaba hecho un caos en el reino, debido al compromiso del emperador y saber que este muy pronto se casaría. Esa fiesta confirmó a todos que sí o sí se casaría, y además las cosas ya se estaban empezando a preparar.
Por otro lado, Alethea había logrado ser aceptada por el general, pero aunque había sido aceptada por el general, no significaba que los soldados también. Muchos la veían por encima del hombro por el hecho de ser una mujer y estar en el ejército, cosas que ellos consideran para hombres. Aunque la chica había estado tratando de ignorar el mal comportamiento de los soldados hacia ella, eso ya se estaba volviendo insoportable en tan solo llevar dos días.
Pues el primer día que el general la presentó ante todos, los murmullos descontentos no se hicieron esperar, y lo peor aún fue que cuando llegó el momento del entrenamiento, la encerraron en su habitación, causando que perdiera su primer día de entrenamiento. Al segundo día ocurrió lo mismo: los hombres simplemente no querían aceptarla en el campo por el hecho de ser mujer, y odiaba eso. Por eso se encargaba desde muy temprano, antes que todos, para entrenar por sí sola. Lo primero que comenzó a hacer fue ganar resistencia, y gracias al general, que le daba consejos, logró mejorar bastante.
Al quinto día, habían intentado nuevamente encerrarla; sin embargo, se las ingenió y, en vez de quedarse encerrada, logró hacer que esos pares que siempre la encerraban terminaran en su propia trampa.
Todos se encontraban corriendo en el campo, al igual que Alethea.
—Para ser mujer, tienes bastante resistencia. Pensé que ya estarías suspirando a mares. — dijo no con una sonrisa burlesca.
—para ser hombre, tienes ese ego más grande de lo que traes abajo— sonrió con burla, mirando al hombre.
—Maldita, ¿cómo te atreves? Deberías estar agradecida de que sigues aquí —rodeó los ojos y siguió su recorrido por aquel comentario de tan mal gusto.
Después de hacer todos los entrenamientos, todos se encontraban en un breve descanso, y la chica estaba sentada en el suelo bajo un árbol cuando se acercó Celia con una gran sonrisa.
—Señorita Alethea —saludó alegremente
— Hola.
—¿Cómo le ha estado yendo en el campo?
—Nada mal —suspiró.
—:Mi hermana le envía esto —le entregó un recipiente con varios platos.
— Muchas gracias.
—Me tengo que ir, espero que le vaya bien en su entrenamiento —Alethea corresponde la sonrisa de Celia, quien se aleja alegre, y luego abre el recipiente que fue enviado por Aelin. Había postres, galletas y otras cosas.
—Ay —se toca la cabeza cuando una piedra le cayó en la cabeza. Levanta la mirada para encontrar a un chico de cabello negro y ojos rojos mirándola.
—Ese es mi lugar de descanso —anunció este encima del árbol, mirándola, y ella pone los ojos en blanco.
Kaius Beckett, desde que Alethea llegó, ha escuchado que ese hombre es uno de los mejores luchadores aquí y es admirado por todos los soldados. Cosa que no podía entender la chica, ya que desde que vino aquí nunca lo vio entrenar ni menos participar en ninguno de los entrenamientos.
—No veo que esté tu nombre.
— Responde de mala gana.
—Cuando me dijeron que la famosa hija del duque había entrado en el ejército, no lo creía.
—. Tú y tus compañeros pueden irse al diablo con sus comentarios —balbucea enojada, pues sabía que las siguientes palabras de este ya tuvo suficiente durante esos días que ha estado aquí y no iba a tolerar ninguna falta de respeto más hacia ella.
gracias por compartir tu talento 🫂✨🌹✨🪻✨🌷🍀