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MI VECINA, MI OBSESIÓN

MI VECINA, MI OBSESIÓN

Status: En proceso
Genre:Romance / Diferencia de edad / Pareja destinada / Ella Mayor Que Él
Popularitas:2.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Coralia R

¿Que sucede cuando quieres algo con todas tus fuerzas? ¿Lo tomas por las buenas o por las malas? Mi vecina me vuelve loco y haré lo que sea con tal de tenerla, aunque ahora solo puedo conformarme con espiarla algún día será mía. Eso es un hecho.

NovelToon tiene autorización de Coralia R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO XVI

Mientras el agua corre por mi cuerpo pienso en lo que he visto hace un momento, su cuerpo, su sensualidad, no soy tan ingenuo para creer que no fue intencional. En el tiempo que tuve conectadas las cámaras la vi de muchas maneras, pero jamás se desnudó en plena sala, ni siquiera cuando estuvo con ese idiota.

Debería pensar en dormir, pero no puedo, no podría aunque quisiera, vuelvo a la cocina, solo con la toalla colgada de mis caderas y el cabello mojado, dos pueden jugar este juego, si eso es lo que ella quiere. Me sirvo otra taza de café y me paro frente a la ventana, sí, desvergonzado igual que ella, muero por ver su siguiente movimiento. También me da curiosidad volver a conectarme a las cámaras pero esto es más emocionante.

La veo aparecer del otro lado del cristal, ya no está desnuda, también lleva una toalla, demasiado corta, alrededor de su exquisito cuerpo. Ahora parecemos un espejo, ella tomando su café frente a la ventana, me hace una leve seña con su taza, a modo de brindis y sonríe, yo, por mi parte, la ignoro y me giro para ir a cambiarme. Me pongo mi ropa de entrenamiento, no es mucho lo que puedo hacer con mi mano así, no obstante necesito descargar esta energía, me decido por salir a correr, tomo mis auriculares y mi teléfono, ajusto mis zapatillas y salgo.

Camino algunas cuadras entrando en calor, cuando me siento listo comienzo a trotar, la música de Coldplay en mis oídos me ayuda a relajarme mientras voy aumentando el ritmo. Al cabo de una hora regreso a casa, exhausto, ya casi es media mañana y yo llevo muchas horas sin dormir. Ya en casa echo un vistazo a la ventana, pero no hay movimiento. Me ducho nuevamente para quitarme el sudor y antes de terminar de secarme caigo rendido en mi cama con la toalla encima.

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Han pasado tres semanas, veintiún días de un tortuoso ir y venir de miradas y provocaciones a través de la ventana. Más de una vez he estado a punto de acceder a las cámaras pero me contengo. Relativamente, cada uno ha vuelto a su rutina, trabajo, ejercicio y demás, mi mano ya está prácticamente cicatrizada; sin embargo, al llegar la noche comienza el show, ella enciende un tenue luz al igual que yo, si se saca una prenda yo también lo hago, este juego mudo que invita al placer, pero que no traspasa las barreras que hay. A veces, desearía cruzar de edificio y tomarla sin control, pero sé que no me lo permitiría. Otras he pensado que quizás sus striptease sean para otro vecino y yo me estoy haciendo ilusiones vanas, hasta que recuerdo que mis vecinos son de la tercera edad y quizás a estas horas ya estén durmiendo, aunque en el caso de que alguno tenga buena vista y mire se llevaría la alegría de ver a una bella mujer sin ropa.

Esta noche en particular, Amanda bebe de una copa, lo que creo que es vino, yo me he servido un vaso de brandy y me he sentado en el sillón frente a la ventana a disfrutar del espectáculo. Ella se sirve lo último de la botella, ya está prácticamente desnuda, solo tiene un brasier de encaje rojo con unas bragas a juego que no dejan mucho a la imaginación; en un momento me sorprende que empuje un sillón, con mucha sensualidad, hasta el centro de su sala, también coloca una pequeña mesa con algunas cosas que no alcanzo a distinguir, se sienta abriendo las piernas para mí y sus manos comienzan un suave vaivén por su cuerpo.

Inmediatamente, tomo mi teléfono y entro a la aplicación de seguridad, rápidamente tecleo para acceder a sus cámaras, esto que va a pasar necesita sonido. Tiemblo de anticipación, estoy duro solo de mirarla beber y, si no me equivoco, hoy irá más allá. Desde el teléfono la veo de espaldas y, diablos, es la escena más erótica que he visto en mi vida, sin embargo, me concentro en lo que tengo de frente. El parlante conectado a mi teléfono comienza a reproducir los sonidos de su departamento, su respiración agitada y errática, mientras sus manos vagan por su cuerpo, acaricia su busto por encima de la tela del brasier, su cabeza hacia atrás, su boca entreabierta, sus pies en punta a penas tocando el suelo; toma un elemento de la mesa y escucho el vibrar del aparato, con este comienza a reemplazar a una de sus manos.

Mientras tanto yo, de este lado, no puedo evitar liberar mi miembro y acariciarme también, siento fuego en mi cuerpo, como si un río de lava me rodeara, Amanda suelta un gemido que eriza mi piel y mientras ella aparta levemente su braga e introduce el aparato en su cuerpo mi mano acompaña el movimiento subiendo y bajando por toda mi longitud, estoy tan compenetrado que podría jurar que estoy dentro de ella, sus jadeos y gemidos suenan al compás de los míos, la saliva se acumula en mi boca, esto se siente tan bien. La escucho acelerar el ritmo y sé que está cerca de explotar yo también estoy al borde. La miro fijamente y ella me sostiene la mirada, la mueca en su rostro junto a sus gemidos me indican que es tiempo, acelero mis movimientos para que acabemos juntos, aun cuando hay un edificio de por medio, siento que estamos en la misma habitación.

El orgasmo nos golpea al mismo tiempo, en perfecta sincronía, la agitación tarda en desaparecer, le sostengo la mirada, mi corazón latiendo a mil, mi pervertida vecina me regala una carcajada, que no escucharía de no tener mis recursos y me uno a su risa.

Realmente esto es lo más loco que he hecho en mi vida, vaya a saber si alguna ancianita me ha visto también y por primera vez no me importa. Atrás quedó el chico tímido que tropieza con su propia lengua y a quien se le desconecta permanentemente el cerebro. Hoy me siento un hombre audaz que puede espiar a su traviesa vecina y compartir la paja más gloriosa que me he hecho en toda mi maldita vida.

Como si de un espejo se tratase ambos nos levantamos al mismo tiempo nos miramos una vez más y nos perdemos por el pasillo.

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Jade Alcala
es un libro que nos habla sobre la perspectiva de un hombre y como lucha por la mujer que ama como terminaran las cosas no lo se pero lo que si se es que será fascinante
Coralia: Muchas gracias por tus palabras, espero que el desarrollo sea de tu agrado ❤️
total 1 replies
Alexandra Ortiz Posada
Me gusta tu novela, gracias por compartir, con respecto a la portada, me gustaba más la otra imagen, aquí ella se ve muy joven, y supuestamente es mayor que él, pero eso carece de importancia porque la lectura es buena, te felicito, muchas bendiciones
Coralia: Muchas gracias por tus palabras! A mí también me gustaba más la otra pero el sistema la cambia y no me deja modificarla. Saludos! ❤️
total 1 replies
Alexandra Ortiz Posada
Está mujer es estresante,pobre Chris
Alexandra Ortiz Posada
Que estúpida mujer
Alexandra Ortiz Posada
Interesante tu novela, gracias por compartir
Alexandra Ortiz Posada
Me gusta tu novela, gracias por compartir, bendiciones y éxitos
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