Jugando Con Fuego Libro #1

CALEB.

Aún estaba en mi nueva casa. Brittany ya se había marchado. Estaba con Hunter, quien ya estaba demasiado ebrio. Tan sumido en mis pensamientos, di un salto cuando mi teléfono empezó a sonar.

Llamada entrante: Mi nena

Respondí rápidamente.

—¿Hola? ¿Nena? ¡Morgan!

—Hola. No, Morgan está indispuesta en este momento —me respondió la voz de un chico.

—¿Qué carajos le hiciste a mi chica, idiota? Si le hiciste algo, te mato.

—A ver, no le hice nada. La acabo de conocer porque vino a mi fiesta, pero está muy ebria. El idiota que se supone es su amigo se fue y la dejó sola. Está muy mal, mencionó tu nombre, así que supongo que quiere que vengas por ella.

¿Qué? ¿Mencionó mi nombre? ¿Pero no me amaba? No, tal vez es el efecto del alcohol.

Cuando me disponía a responder, el muy cabrón ya me había colgado.

Corrí a mi Jeep y me subí. Justo en ese momento, me llegó un mensaje del teléfono de Morgan. Lo abrí y me di cuenta de que era la dirección de donde se encontraba. Curiosamente, Brittany me había mandado un mensaje con la misma dirección para que fuera por ella.

Cuando llegué, me bajé lo más rápido que pude y me adentré en la fiesta. Vi a Morgan, y los celos me invadieron al ver a un chico sujetándola de la cintura.

—Suelta a mi chica —le grité.

Él volteó y me miró por un momento.

Luego, sonrió.

—Oh, hola. Tú debes ser Caleb. Soy Connor. Hablamos hace unos minutos.

—Claro. Gracias por cuidarla —dije, tomando a Morgan de la mano para colocarla a mi lado.

—No hay de qué. Aquí tienes sus llaves.

Creo que de verdad te necesita. Ha dicho tu nombre durante un buen rato.

—Claro, si me disculpas nos tenemos que ir.

—¿No me recuerdas hermano?

Mis ojos recorrieron su rostro y cuando caí en la realidad de quién era maldije mentalmente, su boca formó una sonrisa burlona.

No le respondí. Solo me di la vuelta para caminar hacia su auto. Pero Morgan estaba demasiado ebria.

—¿En qué estabas pensando, Morgan? —la reprendí, mientras caminaba delante de ella.

—En ti, en mis papás, en mi hermana, en que te vas a vivir con esa zorra —dijo con voz triste.

Y de pronto, la escuché llorar. Me detuve abruptamente.

—¿Qué? —le pregunté, desorientado.

—Sí, eso. Te vas a ir a vivir con ella, y no puedes, porque yo te amo, idiota.

Sus palabras me desorientaron un poco, después cuando reaccione me acerqué a ella y la besé. La besé con pasión, deseo y amor. Cuando nos separamos, ella susurró entre sollozos:

—Quiero ir a casa.

Cuando llegamos a casa, mi casa, Morgan ya se encontraba dormida. La cargué en mis brazos y la llevé a mi habitación. Le quité la chaqueta y el vestido, le puse una de mis camisetas y la acomodé en la cama.

Me fui al otro lado, me quité la ropa y me quedé en boxers. Me acosté y me dormí profundamente.

MORGAN.

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. Me siento en la cama y trato de bajar, pero me sorprendo al ver a Caleb. ¡DIOS! Me bajo de la cama sin hacer mucho ruido.

De pronto, su voz me hace dar un salto.

—Al fin despertaste —me dijo, con una sonrisa en el rostro.

—Pensé que estabas dormido —le respondí, llevándome una mano al pecho.

—No. Desperté hace un rato y me puse manos a la obra para hacerte un kit para la resaca —dijo, tendiéndome una pastilla, un vaso de agua y un suero.

Tomé la pastilla con agua y me bebí la mitad del suero.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó anoche? —me preguntó, y la pregunta me tomó por sorpresa. ¿Habré hecho una tontería?

—Sí, no. Digo, sí... bien, no, no recuerdo nada —le dije, nerviosa.

—De acuerdo. ¿Recuerdas algo antes de emborracharte por completo?

—Recuerdo que Brittany insinuó que me acosté contigo el primer día que te conocí... —todo eso vino de golpe a mi mente, y la furia me cegó.

Me abalancé sobre él y empecé a golpear su pecho. Él no hizo nada, solo me dejó golpearlo. Después de unos minutos, me sujetó las manos y me miró fijamente.

—Basta, Morgan. No le dije nada. Ella se dio cuenta porque yo estaba hablando de eso con Hunter, pero no es lo que crees.

—Eres un idiota. No sé por qué Connor te habló a ti, solo porque dije tu nombre —le grité, frustrada.

—¿Lo recuerdas? —me preguntó, con la voz llena de esperanza.

¿Había dicho algo comprometedor?

—Solo recuerdo eso. Nada más —mentí.

—Oh. ¿Quieres ducharte? —me preguntó.

—No. Quiero ir por mi auto —le dije, intentando cambiar de tema.

—Claro, yo te llevo. Vamos.

Cuando salimos de la habitación, Hunter estaba sentado en la sala de estar. Al mirarlo, se burló.

—¿Por qué me miras así? —le pregunté.

—Por nada. ¿Nos vamos? —me dijo, con una sonrisa pícara.

—Claro. Hunter, también quiere que lo lleve a su casa. ¿Te importa si lo llevo primero?

—Oh, no te preocupes, Caleb. Yo tengo que hablar con Morgan. Si quieres, nos puedes dejar a los dos —dijo Hunter, mirándome fijamente.

Caleb asintió, y nos subimos al auto, emprendiendo camino a casa de Connor.