NovelToon NovelToon
Amor Sin Límites

Amor Sin Límites

Status: Terminada
Genre:CEO / Cambio de Imagen / Mujer despreciada / Amante arrepentido / Completas
Popularitas:114
Nilai: 5
nombre de autor: Edna Garcia

A los cincuenta años, Simone Lins creía que el amor y los sueños habían quedado en el pasado. Pero un reencuentro inesperado con Roger Martins, el hombre que marcó su juventud, despierta sentimientos que el tiempo jamás logró borrar.

Entre secretos, perdón y descubrimientos, Simone renace —y el destino le demuestra que nunca es tarde para amar.
Años después, ya con cincuenta y cinco, vive el mayor milagro de su vida: la maternidad.

Un romance emocionante sobre nuevos comienzos, fe y un amor que trasciende el tiempo — Amor Sin Límites.

NovelToon tiene autorización de Edna Garcia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 23

El aroma de especias frescas se extendía por el patio. El viento traía el olor a albahaca y ajo sofrito, mezclado con el perfume de las flores del jardín.

Renata, animada, organizaba la mesa del almuerzo bajo la sombra del viejo árbol de mango. Mantel colorido, platos sencillos y una sonrisa acogedora en el rostro, la misma de siempre.

Desde la casa, Simone y Roger venían lentamente. Ambos aún abatidos, con los ojos rojos por las lágrimas derramadas ante las cartas.

El silencio entre ellos era suave, casi respetuoso, como si las palabras se hubieran agotado en el baúl de los recuerdos.

Renata miró a los dos y percibió de inmediato que algo había sucedido.

—Dios mío, tienen una cara... —dijo, riendo—. Apuesto a que las cartas los hicieron retroceder en el tiempo, ¿no es así?

Simone intentó sonreír, pero los ojos llorosos la traicionaban.

—Lo hicieron, sí... más de lo que te imaginas.

Roger asintió, con una mirada agradecida.

—Gracias por haber guardado todo esto, Renata. Aquellas cartas eran la prueba de lo que el tiempo intentó borrar.

Renata se sentó y sirvió el arroz, mirando a los dos con curiosidad.

—Cuéntenme qué sucedió, quiero entender esta historia.

Simone respiró hondo. La brisa leve movió sus cabellos mientras buscaba las palabras correctas.

—Renata, durante todos estos años yo creí que Roger me había olvidado... —comenzó, con voz calma, pero temblorosa—. Cuando él se fue, esperé durante meses, y nunca recibí una carta, una llamada, nada. Entonces pensé que él había seguido su vida, y... terminé casándome con Marcelo.

Renata abrió los ojos, sorprendida.

—¿No sabías de las cartas, entonces?

Simone negó con la cabeza, emocionada.

—No... —respondió—. No tenía idea. Mi padre... él debía haber escondido todo. Solo lo descubrí hoy, cuando vi el baúl.

Renata puso la mano sobre la de ella, solidaria.

—Ay, mi amiga... tu padre siempre fue muy rígido. Recuerdo cuánto le molestaba Roger, nunca me gustó Marcelo, no sé qué vio tu padre en él.

Simone sonrió, triste.

—Sí, él pensaba que Roger no era hombre para mí. Y al final, lo que hizo fue alejarme del único hombre que me amó de verdad.

Roger bajó la mirada, visiblemente conmovido.

Simone continuó, con la voz embargada:

—Viví todos estos años al lado de Marcelo, intentando construir algo... pero nunca conseguí amarlo, Renata. Lo intenté, de verdad. —Hizo una pausa corta, respirando hondo—. Lo único bueno que este matrimonio me trajo fue mi hija, Geovana. Ella es mi razón de vivir, mi mayor amor.

Renata escuchó en silencio, emocionada.

—Siempre supe que el destino iba a dar un jeito de ponerlos a los dos frente a frente de nuevo —dijo ella, mirando a Roger y después a Simone—. La vida puede demorar, pero lo que es verdadero siempre encuentra el camino de vuelta.

Simone bajó los ojos, reflexionando sobre aquellas palabras.

—No sé qué el futuro me va a reservar, Renata. Solo sé que, después de todo lo que vi hoy... mi corazón se abrió de una manera que yo pensé que nunca más sería posible.

Roger la miró, y la mirada que intercambiaron decía más que cualquier declaración.

Renata sonrió, se levantó y sirvió el jugo.

—Entonces brindemos —dijo, levantando el vaso—. A la verdad que finalmente salió a la luz, a las cartas que sobrevivieron al tiempo... y a las segundas oportunidades que la vida, a veces, tiene coraje de darnos.

Simone y Roger sonrieron, emocionados, y levantaron los vasos también.

El sonido del brindis resonó suave, mezclado con el canto de los pájaros y el ruido de las hojas balanceándose en el viento.

Renata volvió a sonreír.

—Y ahora, vamos a comer, antes de que los frijoles se enfríen.

—Ah, Renata... —dijo Simone, riendo con emoción—. Sigues siendo la misma de siempre.

Roger miró a las dos, admirando aquel reencuentro tan puro.

Era como si el tiempo se hubiera inclinado ante ellas, permitiendo que tres corazones revivieran la belleza de lo que nunca murió: el amor, la amistad y la esperanza.

—¿De verdad vas a vender esta casa, amiga?

Roger fue quien respondió:

—Sí, ella va a vender, pero será para mí, yo voy a comprar esta casa.

—Roger, ¿qué quieres con una casa de estas?

—Renata, como vivimos lejos, voy a dejar un dinero contigo, para mandar pintar la casa, reformar, pero sin dañar los recuerdos que ella trae, ¿puedes hacer eso por mí?

—Claro que puedo, Roger, me puse triste cuando supe que Simone iba a vender.

—Pasa tu clave Pix para mí, voy a hacer el depósito ahora mismo, para que mandes pintar, cuidar de las puertas de las cercas.

Renata pasó la clave para Roger.

—¡Listo! Ya hice la transferencia de 50 mil reales para que continúes cuidando de la casa.

—Roger, ¿te volviste loco? Es mucho dinero, no necesita todo eso.

—Lo que sobre de los detalles de la reforma, se queda para ti, por haber cuidado de la casa tan bien, y voy a depositar un salario por mes, para que continúes conservando la casa.

—Simone, dime una cosa, además de que este hombre se transformó en ese hombre lindo, ¿él también se volvió millonario?

—Sí, amiga, Roger prosperó en la vida, vamos a decir que sí, él es millonario.

—Bueno, ya que todo entonces está resuelto, ya almorzamos, maté un poco la saudade, tengo que irme, si no llegaré muy tarde a casa. —Dice Simone, con el corazón partido, por tener que irse.

—No lo creo, no imaginé que te fueras tan rápido así, ustedes pueden dormir ahí en la casa, hasta la ropa de cama fue cambiada, mañana ustedes se van.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play