Lazos De Amor, Sangre, Poder Y Dinero

Eliana llega una vez a la mansión Safra, se saca los zapatos de taco y los lleva en la mano mientras sube las escaleras, es como si sintiera el peso del mundo sobre sus hombres. Es fuerte, se reconoce como alguien con valentía, pero a veces es agotador pelear la guerra que lleva por años tan sola, ha logrado muchas cosas y por un momento quisiera descansar. Ha vivido pensando en asegurarse de tener las armas para no dejar que su padre lastime a alguien más; que se ha olvidado de sí misma; hubiese preferido usar su fuerza, inteligencia y voluntad para crear su imperio por razones muy diferentes, solo que la vida ha sido dura con ella.

Cuando llega a la habitación, tira los zapatos en el suelo, cierra con llave la puerta, se sienta frente a su tocador, despacio empieza a quitar el maquillaje. Eliana estira el brazo y toca el rostro que se refleja en el espejo, su mirada luce apagada y la expresión que se refleja es de tristeza; se forma un nudo en su garganta, quería decirse algo y no sabe ni qué exactamente pronunciar, esa sensación de falta de aire, las lágrimas empiezan a brotar y recorren sus mejillas con aquella angustia que la acompaña hace cinco años.

Su móvil suena, corresponde a un número desconocido, lo ignora y se quita la ropa para dirigirse a su cuarto de baño, y siente la tristeza más profunda mientras se sienta en la bañera; aún recuerda los primeros meses después de la tragedia, la necesidad de acabar con su existencia, hasta que cambió la persistente apatía por la necesidad de cobrar lo sucedido, nunca antes se había preguntado qué pasará cuando acabe con su padre, que motivo podría encontrar para seguir viva, qué le ofrece la existencia para seguir respirando.

Sale del cuarto de baño, envuelta en su bata y con la toalla en su cabello; revisa su celular y encuentra un mensaje:

"Hola mujer bonita de ojos azules que conocí en el rancho de mis abuelos, te llamé como acordamos y no obtuve respuesta; quiero suponer que al desconocer mi móvil no respondes; pero he salido especialmente a obtener un equipo y un número del país para comunicarme contigo. Te llamaré mañana, espero que me respondas, será mi último intento, en verdad quisiera conocerte mejor, es extraño pero tu actitud de dueña del mundo y tu mirada triste me han encantado. Un fiel admirador, Alex Romero".

Sin darse cuenta Eliana tiene una sonrisa en el rostro, no era que el mensaje fuera cautivador y romántico; solo que era tan natural, cálido y sereno que parecía conectar con algo que había creído que estaba muerto, igual que ella. Su corazón se emocionó, ella se echó en la cama leyendo una y otra vez el mensaje, como si fuera una adolescente nuevamente y se ilusionara con el mensaje del chico que le gusta.

Eliana con el dolor tan grande que tuvo que vivir, se había olvidado que solo tenía veintiún años, y aunque la vida la haya tenido que hacer madurar de golpe, las oportunidades llegan sin esperarlo y el corazón siempre parece recordar lo que es amar.

Ahora Eliana, no sabe qué responder, había leído tantas veces el mensaje que seguramente Alex pensaría que lo dejó en visto, ella se pone de pie y camina de un lado al otro, con muchas ideas en su cabeza y con dudas sobre lo que debe hacer. Luego se vuelve a mirar en el espejo, "solo sería una salida, luego podemos pensar en algo más, además es agradable", se dijo a sí misma.

Ella respiró, se sonrió a sí misma y escondió un mensaje muy corto: "responderé", luego abrazó el móvil y se sintió nerviosa, podía escuchar su corazón latir más rápido, la fuerte e implacable Eliana Safra volvía a sentir después de muchos años y aunque la confundía y se cuestionaba, estaba dispuesta a experimentar aunque sea por una salida que aún había algo de vida dentro de ella.

Por otro lado, Alex estaba analizando qué decisión tomar respecto a su vida, regresar a New York y buscar trabajo en otro hospital, o tal vez iniciar una vida en el país natal de su padre.

Su móvil suena y revisa el mensaje que le ha enviado la chica de ojos azules, que lo ha hecho salir del encierro en que mantuvo cautivo sus sentimientos y emociones, sonríe emocionado.

- "¿Puedo pasar?", preguntó su padre tocando la puerta.

- "Sí", respondió Alex, mientras guardaba su celular.

- "Te conseguí los requisitos para validar todos tus estudios en el país. En serio, ¿estás pensando en quedarte?", preguntó Gustavo Romero.

- "Es una posibilidad. Si es así, buscaré un lugar para vivir, no es que no aprecie tu hospitalidad, es que necesito mi privacidad", comentó Alex.

Alex Romero no tenía realmente pensado con certeza quedarse en el país de su padre, tiene la nacionalidad desde niño, pero su vida la hizo lejos, pero la mujer de ojos azules lo ha cautivado, quiere conocerla más, quiere darse una nueva oportunidad, después de haber cerrado la posibilidad de sentir, no creyó encontrar a alguien que se metiera tantos en sus pensamientos como aquella joven.