La Venganza De La Esposa Traicionada

La temperatura de su cuerpo subió aún más, y él ya no se contuvo un minuto más, y de un movimiento rápido, le rompe a Fernanda el vestido, lo que provocó que ella dejará de besar a Draco y lanzara un gritó de emoción.

Lo que siguió después la dejó sin habla, ya que el hombre como si estuviera poseído por la lujuria la arroja en la cama, le termina de quitar lo que quedaba de su ropa, y con su lengua tibia comenzó a repartir besos húmedos y calientes por toda su cuerpo.

Totalmente fuera de sí, él siguió lo suyo, los pechos de Fernanda estaban siendo devorados por aquella fiera humana, quien no se conformó solo con estar en esos pechos, sino que descendió hasta su parte privada, y allí hizo lo que quiso que era sumergir su cabeza en ese lugar, y luego con su lengua tibia devorar aquella área tan delicada.

Sofía aparte de estar asombrada por todas las sensaciones diferentes que le estaban dando, genia como nunca en su dos vidas.

Ella no pudo evitar y llegó a la cima enseguida y el hombre se tomó los fluidos como si fuera lo más delicioso.

Luego, él mismo se quitó su ropa, dejando al descubierto su gran masculinidad y vaya que era grande.

Ella no tuvo tiempo de siquiera pensar en algo lógico, ya que él se acomoda bien, y poco a poco comenzó a entrar en ella.

Un pequeño dolor la acompañó, y no era para menos, ya que este hombre tenía una espada samurái, en comparación al esposo de Fernanda, quien tenía un gusano.

Cuando el hombre entró por completo, que se comenzó a mover como todo un experto, la actual Fernanda estaba en las nubes.

Lo que él le estaba diciendo, era lo más delicioso que ha hecho en toda su vida, y le agradeció a los dioses está segunda oportunidad.

***

No hubo lugar en la habitación en la que Draco le hiciera el amor a Fernanda, y la pobre estaba sin voz no tanto por gritar de placer, sino porque se puso creativa y se quería comer la fruta prohibida de Draco.

Los cuerpos de ambos estaban llenos de marcas de amor, más el cuerpo de ella que el de Draco.

Cuando dieron las seis de la mañana, Draco cayó rendido encima de ella, aún con su amigo dentro de Fernanda.

Ella esperó un momento, hasta que sintió que se le bajó la calentura al hombre, y con delicadeza lo aparta de su cuerpo, para luego bajarse de la cama.

Pero al poner un pie en el piso, le dio un calambre en su entrepierna que la hizo caer.

Ella dejó escapar un gritó, el cual tapó con sus manos.

Cuando el calambre más o menos pasó, ella como pudo se fue al baño, y con agua fría y también caliente, trató de aliviar su malestar.

Le tomó media hora estar mejor, y por eso salió del baño en una bata de baño, y se disponía a irse de allí así, Pero al abrir la puerta, encuentra una bolsa.

Ella en silencio toma la bolsa, solo para encontrar dentro un cambio de ropa.

Agradecida del cielo, ella se cambia con esa ropa, y sale de la habitación como un relámpago.

En la planta del lugar, estaba su amiga con una ropa diferente también, y estaba tapada hasta el cuello, como quien quiere cubrirse algo. Sus ojeras eran pronunciadas, y parecía mapache.

Ella también estaba así.

Su amiga al verle sin siquiera hablar le hace señas para que salgan del lugar.

Fuera, la esperaba un auto, en dónde ambas se suben y en poco tiempo el auto se pone en marcha.

Un tiempo después, ambas llegaron a la mansión de Fernanda, en dónde estaba esperando Ricardo.

El hombre tenía una mala cara.

Cuando Fernanda se bajó del auto, él fue hasta donde estaba ella y le dio una bofetada que le hizo caer.

—Eres una salvaje, cómo te atreves a hacerle daño a Alicia, ¿no se supone que ella es tu amiga?— le preguntó dicho hombre y Fernanda rápidamente se pone de pies y le devuelve el golpe con más fuerza.

El hombre se cayó también.

Fernanda no lo resistió más, y le dijo Ricardo todas sus verdades, ya viene siendo hora de que ella le pida el divorcio a ese infeliz.

—Perro infiel, esa traicionera en el día de ayer me confesó todo, prepárate para el divorcio— le gritó ella y Ricardo quien no se había levantado siquiera, se puso pálido.

Aunque sabe de qué habla su esposa, se hizo el desentendido.

—No sé que mentiras estás inventando, pero nada de lo que dices es real, deja de inventar calumnias— se hace el desentendido Ricardo y luego se levanta del suelo.

En la noche de ayer, su amante le dijo lo que pasó, claro, no la parte que le hacía daño a ella.

Lo dicho por Ricardo causó que Fernanda se riera.

—Bien, como no entiendes a las buenas, te tocará aprender a la mala— dice ella y acto seguido entró como una leona a la mansión, y se fue con dirección a la habitación de Ricardo.

Con una furiosa descomunal, ella sacó la ropa de Ricardo, y comenzó a lanzar esa ropa fuera de la habitación.

Ricardo, quien entró a la habitación, vio el desastre que ella estaba haciendo y quiso impedir que ella siga lanzando todo fuera de la habitación.

Pero Fernanda le comenzó a lanzar zapatos y objetos de diferentes tamaños y colores, con la intención de darle en la cabeza

Él no hacía otra cosa más que esquivar el objeto, para que ella no le dé un golpe. Rebeca estaba fuera de la habitación y se reía de Ricardo, quien parecía un pollo asustado.

Cansada de lanzar cosas, Fernanda salió de la habitación y azotó la puerta, y luego de eso se fue a su habitación y cerró la puerta detrás de ella.

Rebeca en esos momentos entró al lugar y fue y le dio un abrazo a su amiga, quien comenzó a llorar.

Los sentimientos de la verdadera Fernanda la estaban abrumando.

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Lo prometido sientes deuda, y aquí está el capítulo.

Espero y tengan una excelente noche y un buen fin de semana.