Un Jefe Pervertido

Cuando terminamos de cenar, Bella fue a su baño para cepillarse los dientes y colocarse el pijama, luego de eso volvió a la sala y le hizo ojitos bonitos a Brandon.

- ¿Qué pasó, cariño?

Isabella- Mami, quisiera que papi me lea un cuento

Brandon - Con gusto, mi vida.

Se levantó del sillón, agarró la mano de mi pequeña y dejó que ella lo dirigiera a su habitación.

Me quedé juntando las cosas y luego fui a verlos. Mi jefesito estaba sentado en una silla, al lado de la cama de Isa, mientras que ella estaba acostada escuchando como él le leía un cuento que ya había escuchado muchas veces.

Era una imagen muy tierna de ver...

Me quedé apoyada en el marco de la puerta hasta que Bella se durmió y Brandon depositó un beso en su cabeza, la arropó y dejó el libro donde iba.

Brandon - No te vi.

- Ninguno de ustedes se dio cuenta, estaban muy concentrados.

Brandon - Lo sé, me gustó mucho leerle a mi pequeña.

- ¿Sabes qué te lo va a pedir siempre?

Brandon - Lo sé y con gusto cumpliré.

- ¿Aunque estemos separados?

Brandon - ¿Piensas separarte de mí?

- No, pero puede pasar.

Brandon - Sé que sí, y la verdad es que, si llega a pasar, vendré igual.

- ¿Vamos a dormir?

Brandon - Hay cosas mejores que hacer. - Me abrazó por la cintura y me retiró de la puerta para luego cerrarla y quedarnos en el pasillo

- ¿Cómo cuál? - Sonreí coqueta susurrando.

Brandon - Quiero premiarte por no oponerte a la relación de padre e hija que decidimos con Bella

- No lo haría nunca. Sé que mi pequeña deseaba tener un padre bonito, trabajador y que la quisiera de verdad; y tú le has demostrado eso desde el principio, siempre la trataste bien y la recibiste con los brazos abiertos en tu familia.

Brandon- Es difícil negarle algo a esa niña.

- Lo sé.

Brandon- Muéstrame tu habitación.

Le agarré la mano y lo llevé a dos puertas de distancia para luego meterlo conmigo.

Brandon - Preciosa, hoy no vas a dormir.

- Eso espero

Me besó con intensidad y me mordía los labios con suavidad, mientras sus manos recorrían mi espalda provocando que me erice.

Recién habíamos iniciado el juego previo, pero mi cuerpo ya estaba más que dispuesto a entregarse.

Poco a poco la ropa fue sobrando y las caricias intensificándose... De pronto, me levantó en brazos y me apoyó contra la pared fría, haciéndome golpear un poco, pero a nadie le importa eso cuando desea otra cosa.

Su amiguito estaba más que feliz y desesperado por visitarme y alegrar mi vida, así que se introdujo solo, ya conociendo el camino.

Sus estocadas eran salvajes, sus besos mortales y podía sentir claramente que en más de una ocasión me iba a dejar marcada.

Antes de poder llegar al clímax se salió de mí para llevarme a la cama e introducirse sin aviso nuevamente... Pude apreciar sus lindos ojos un poco más oscuros. Sentí su cuerpo relajado y de a ratos tenso, sentía que con mis caricias él se erizaba como también me pasaba a mí.

Estaba en la gloria y solo me quedaba liberarme para poder seguir, pero otra vez sucedió, se quitó y empezó a besarme con rudeza mientras dejaba marcas en mi piel con sus agarres, pero no dolía, ya que estaba muy emocionada.

Me dio vuelta, colocándome en cuatro y volvió a invadirme fuerte, pero delicioso.

Unos minutos después, estaba por llegar a tocar el cielo, y Brandon actuó igual.

Ya me sentía frustrada e iba a reclamar, pero me colocó en la orilla de la cama y él se paró para poner mis pies en sus hombros haciéndome gozar nuevamente y descubrí su juego.

Cada vez que quiera terminar, él la va a quitar para que mi cuerpo se enfríe un poco y luego vuelve a jugar.

Así que ya entendiéndolo, supe que volvería a pasar cuando me sintiera a punto de tocar las estrellas.

Cambió de posición colocándome a favor para trabajar, el cuál aproveché a llegar al límite y visitar a Diosito.

Me pellizcaba, me mordía, me dejaba marcas, gemía, jadeaba, sudaba, y seguramente yo no estaba muy diferente a él.

Sentía que vivía un terremoto interno, algo que iba a explotar en cualquier momento y deseaba que así fuera para poder liberar esta tensión que estoy teniendo.

- Estoy cerca, mi amor - Susurró entrecortado

Y fueron palabras con mucho poder porque mi clímax llegaba con todas, para dejarme totalmente débil. El estaba rendido, todavía en el lugar que tan bien lo recibe.

- ¿Te he demostrado mi fuerza?.

- Sí, cariño

Brandon - Eres deliciosa.

- Y tú Eres el hombre ideal

Nos besamos tiernamente y bajé para recostarme a su lado.