Dinorah mira las facturas médicas de su madre, a su alrededor, su hermana adolescente Dalila, parlotea haciendo peticiones totalmente ridículas en vista de la precaria economía; no sólo es la convalecencia de su progenitora, si no que tampoco tiene empleo y los ahorros familiares ya están en cero.
Su belleza serena, su porte elegante y la necesidad impresa en sus gestos apenas perceptibles por un experto jugador de poker, hacen que Renzo llegue con una propuesta, que significa soluciones a corto plazo, ¿se cuestiona?, sí, pero la necesidad vence sus barreras morales, sin saber que es sólo el inicio de una red de mentiras, dónde si él corazón no se involucra tal vez podría salir ilesa.
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Capítulo 15
Roberto duda, su mirada se desvia brevemente hacia la ventana, el silencio se prolonga, cargado de una tensión invisible, Fernando sabe que estaba tocando una fibra sensible.
—Es, interesante, diferente a las mujeres con las que Renzo solía salir— responde con palabras cuidadosamente elegidas y Fernando asiente.
—¿Diferente en qué sentido?— cuestiona de forma perspicaz —¿Agradable?, ¿desconcertante?, ¿quizás... atractiva?— deja la última palabra flotande en el aire, es una prueba, un anzuelo lanzado; Roberto tarda en responder, y cuando lo hace, su voz es más baja, casi un susurro.
—Tiene algo, su mirada tiene una fuerza que es difícil de ignorar.
Fernando sorbe el último trago de su whisky, observando la sutil evasión y la evidente atracción.
—Roberto, te conozco, sé cuándo te interesas por algo o por alguien— dice el mayor sin rodeos —entiendo que esa muchacha es muy atractiva, pero entró a la familia como prometida de tu hermano.
—Aún no entiendo cómo una mujer como ella se fijó en mi hermano, que no ha tenido más logros que gastar todo lo que le llega a las manos, sin detenerse a pensar de dónde viene— responde con un dejé de resignación y amargura.
—¿Qué tan fuerte es ese interés?—
la pregunta queda suspendida en el aire, su padre lo ha confrontado directamente.
Por su parte, Fernando necesita saber la profundidad de los sentimientos de su hijo. La farsa de Dinorah y la desfachatez de Renzo son una cosa que él, con su pragmatismo, puede manejar; pero la posibilidad de que Roberto esté enamorado de la falsa prometida de su hermano, eso era un riesgo que no estaba dispuesto a correr a ciegas, sabiendo el dolor que podría causar en el corazón de su hijo mayor, sobre todo al enterarse de la verdad...
En el apartamento de La familia Vega en Queens, Dalila, inmóvil , baja la mirada ante la incapacidad de sostenerle la mirada a su progenitora.
—Lo hice —murmura finalmente Dalila, en un tono de voz tan bajo tan bajo que Dana tiene que esforzarse para oírla —pero no es, no es lo que piensas.
Dana entrecierra los ojos, la confirmación, incluso así de tenue, le desgarra el alma, y finalmente, la ira, contenida hasta ese momento estalla.
—¿No es lo que pienso?— inquiere Dana, a pesar de la debilidad de su voz, la furia la hace sonar cortante —¡Extorsionar a tu propia hermana, Dalila! ¿qué tipo de hija te has vuelto?, ¿qué te pasa por la cabeza?
Las lágrimas finalmente brotaron de los ojos de la menor, ardientes y amargas; levanta la vista de manera suplicante, buscando la comprensión en el rostro endurecido de su madre.
—¡Ella no me quiso cambiar el teléfono! —grita con frustración y rabia —¡se lo pedí mil veces, mamá!, mi teléfono está pasado de moda y yo no quiero quedar como la pobretona delante de mis amigos— la madre no puede creer el grado de inmadurez de su hija —ella tiene uno nuevo y no me lo quiso dar con la excusa de que es del trabajo, pero yo no le creo— habla con una mezcla de resentimiento adolescente, dando una justificación infantil.
Dana la mira fijamente, con el rostro contorsionado por el dolor y la decepción. La excusa de un teléfono nuevo, tan insignificante frente a la gravedad de la acción, la deja helada.
—¿Por un teléfono?— Dana apenas puede creer lo que oye —¿por un teléfono le haces esto a tu hermana?, ¿la chantajeas? ¡esto no es un juego, Dalila de los Ángeles, ¡esto es serio!— dice con autoridad, a pesar de sentirse débil físicamente —Estás castigada— agrega — y para que entiendas la gravedad de tus acciones, te voy a quitar ese maldito celular, no sólo no tendrás teléfono por un mes, si no que aunque el que tienes se dañe o se pierda, no habrá para tí uno nuevo, mínimo por un año, y si vuelvo a escuchar algo como esto, el castigo será peor, mucho peor— concluye quedando totalmente agotada del esfuerzo que debió hacer para reprender a su hija.
Dalila abre la boca para protestar, para suplicar, pero la mirada de Dana y verla con la respiración agitada, no le dan opción...
La pregunta de Fernando, cruda y directa, cae como un golpe en el ambiente ya tenso, Roberto siente mirada escrutadora de su padre, que parece atravesar sus defensas. El rubor en sus mejillas se intensifica, y siente que El whisky le quema la garganta, pero no está preparado para admitir la verdad mucho menos ante su padre y menos con la prometida de su hermano de por medio.
—Padre, creo que está malinterpretando las cosas —responde con voz controlada intentando desviar la mirada, pero la intensidad de su padre lo obliga a mantener el contacto visual— Laura es la prometida de mi hermano. Lo tengo muy claro.
Fernando no despega los ojos de él, Roberto siente la presión, la necesidad de sonar convincente, de aplastar cualquier sospecha que su padre pueda tener.
—Ella simplemente ha traído un aire diferente a la familia— continúa buscando las palabras exactas para sonar indiferente y minimizar la carga emocional que esa mujer le provoca —Renzo y mamá están contentos, y eso es lo importante, mi interés, como lo llamas, es simplemente el de querer que mi hermano sea feliz con la persona que ha elegido.
Se encoge de hombros, intentando parecer casual, como si el tema no le afectara en lo más mínimo. Quería que su voz sonara firme, pero por dentro siente un leve temblor.
—Sé los límites, padre, y los respeto—añade, endureciendo el tono de voz, como si intentara convencerse a sí mismo tanto como al hombre frente a él—. Renzo es mi hermano, la lealtad es algo que valoro por encima de todo.
Fernando lo estudia por un largo momento, tristemente puede sentir la negación en las palabras de Roberto, el intento de esconder algo que es demasiado evidente. La lealtad es una virtud que Fernando le admira, pero también reconocía el conflicto interno en los ojos de su hijo; sin contar con que Roberto odia las mentiras...
Se Acabó el tormento de la mentira!
Aunq ahora esta ese Tormento llamado Roberto, Instalado en tu cora!!!
Por ahora concéntrate en Ti y en tus proyectos. No dejes q Te Afecte lo q Otros, piensan de Ti...
Por q Si No , Creerán q es Verdad¡!!!
A otra cosa Mariposa,por q te Aseguro q Nuestros Suegritos Chilos, No dejaran de visitarte!!!
Vaya, vayaaaaaa!!!
Renzo menso, por fin empieza a utilizar ese pedazo de Neurona q aun vive dentro de esa cabezota!!!
Val, ay te encargo q le des su bue a dosis de Ubícatex y de Humildad!!
Tu tienes esa encomienda mana, tal vez seas Tú quien le enseñe por fin lo q es Vivir sin Mentiras!!!
Roberto pemdejo, a chillar a la Maternidad cabron!!!
Ahora la Bebes o la Derramas!!!
No puedo con esta angustiacion mana!!!!
Osea q de la mañana y yo pensando como partirle la mema a Beto!!!!
se pasoooo!!!!