Alana, una joven de 21 años, lleva tres años comprometida con Nick, el hombre que siempre creyó sería su único amor. Criada en una familia rica y protegida, su vida parece perfecta: un futuro asegurado junto al hombre de sus sueños, un matrimonio en tres meses y una graduación que la llena de orgullo. Pero todo se desmorona cuando decide celebrar en Eclipse, un bar recién abierto en la ciudad. Lo que parecía una noche común, pronto se convierte en una pesadilla al descubrir que Nick tiene un oscuro secreto, uno que podría destruir todo lo que ella creía saber.
Mientras Nick juega un doble juego, Alana empieza a cuestionarse todo. ¿Será su amor verdadero o solo una fachada? Y en medio de su dolor, un misterioso empresario, Dante, aparece en su vida, dejando una marca profunda en su corazón.
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Capítulo 15 – Sospechas, rumores y encuentros inesperados
Los días siguientes a la presentación fueron una mezcla de emociones intensas para Alana. A pesar de lo ocurrido, decidió continuar su trabajo con la cabeza en alto. Dante, por su parte, no dejaba de pensar en ella. Tras ayudarla, se habían despedido con la promesa de verse la próxima semana. Aunque la propuesta había sido informal, el brillo en los ojos de Dante revelaba lo emocionado que estaba por conocerla mejor, mientras que en Alana los nervios eran evidentes.
En la empresa, sin embargo, no todo era calma. Los rumores no tardaron en hacerse presentes. Las miradas indiscretas y los susurros a espaldas de Alana comenzaban a multiplicarse.
—¿Ya viste cómo se le pega al heredero Salvatore? —murmuró una de las asistentes en la cafetería.
—Claro, como no pudo con Nick Altamirano, ahora quiere pescar algo mejor —agregó otra, con un tono venenoso.
—Ni que fuera tan especial. Solo tiene una cara bonita, seguro con eso cree que puede llegar lejos.
Nadie sabía realmente que Alana también era millonaria, mucho más que Nick. Su perfil bajo, su humildad y el deseo de mantenerse como cualquier otra empleada hacían que muchos la subestimaran.
Valeria, notando los cambios en el ambiente, intentó en más de una ocasión hablar con ella.
—Alana, ¿todo bien? Desde esa presentación has estado algo distante... —comentó en la hora del almuerzo.
—Sí, solo tengo cosas en la cabeza. El trabajo, los nervios… nada importante —respondía ella, cambiando el tema con rapidez, evitando mencionar cualquier cosa sobre Dante o su vida personal.
A pesar de que intentaba mantenerse fuerte, los malestares físicos comenzaron a presentarse. Vómitos repentinos, mareos sin razón aparente, debilidad. Al principio, creyó que era solo estrés, pero en el fondo algo dentro de ella empezaba a despertar una sospecha silenciosa.
Por otro lado, Leonardo Forbes e Isabel Salvatore continuaban conociéndose. Después del baile en la gala, comenzaron a hablar con más frecuencia. Compartían cenas, llamadas y se notaba una conexión sincera entre ellos. Ambos habían pasado por la pérdida de sus parejas y, sin buscarlo, se habían convertido en una compañía reconfortante el uno para el otro.
Mientras tanto, en la oficina principal de Salvatore Corp, Lucas, el asistente personal de Dante, entraba en su despacho con una carpeta en la mano.
—Señor Salvatore, ya tenemos los resultados de la investigación. Todo indica que Camila Jiménez estuvo detrás de la manipulación de la presentación, pero también de lo que pasó en el bar.
-Parece que planeaba vender a alana a su patrocinador, pero las cosas no resultaron como los planeó.
Dante dejó el documento que estaba leyendo y alzó la vista.
—¿Estás seguro?
—Sí, señor. Uno de los camareros confesó. Dijo que ella le pagó para llevarle el trago a alana y ya este se encuentra tras la rejas como lo ordeno. y también ella saboteo la presentación publicando esa foto en el foro de la empresa Aquí tiene el informe completo, con fotos y pruebas de su cercanía con Nick Altamirano —dijo Lucas, extendiendo los documentos.
Dante los tomó, leyó cada hoja con atención y apretó la mandíbula. Sentía rabia. No solo por lo que le habían hecho a Alana, sino por cómo se habían burlado de ella. Pensó en ella y en lo fuerte que había sido al enfrentar todo con dignidad.
Recordó entonces una conversación pasada con Matías y Alejandro, sus amigos y socios:
—¿Dante, estás bien? Te veo... raro últimamente —le había dicho Alejandro.
—Es por alguien —confesó él, con voz baja, en un raro momento de vulnerabilidad.
—¿Tú? ¿Interesado en alguien? Aparte de el fantasma de hace tres años, no te había visto así por nadie más.
—se burló Matías, sorprendido.
Ahora ellos comprendían todo. Y por eso, cuando Dante les pidió ayuda para desenmascarar a Camila y proteger a Alana, no dudaron en ofrecerle apoyo.
Esa misma noche, Valeria convenció a Alana y Sofía de salir a distraerse. Decidieron ir a un karaoke, una actividad que les traía buenos recuerdos de la universidad. El local era acogedor, con luces tenues y salas privadas para grupos.
Lo que no sabían era que, en una de esas salas privadas, se encontraba Dante con Matías, Alejandro y otro de sus socios cerrando un acuerdo importante. Cuando Valeria abrió la puerta por error, se encontraron de frente con ellos.
—¿Hermano? —exclamó Valeria, sorprendida.
El rostro de Dante se iluminó al ver a alana. Pero su expresión cambió cuando notó cómo uno de sus socios, Benjamín, no le quitaba los ojos de encima a Alana.
—Perdón, fue un error mío, busco otra sala —dijo Valeria.
—No, pueden quedarse hermana si gustan dijo Dante, Mientras Alejandro y Matías levantaban las copa.
—Mejor vamos a otro lado, chicas —dijo Alana, algo incómoda. Pero antes de que pudieran moverse, Alana sintió un fuerte mareo y corrió al baño.
Benjamín se levantó para seguirla y ofrecerle ayuda, pero Dante fue más rápido.
—Déjalo, yo voy , dijo con firmeza.
La encontró inclinada frente al lavabo, con el rostro pálido.
—Alana, ¿estás bien?
—preguntó, sujetándola suavemente por los hombros.
—No lo sé… Últimamente me siento extraña. Mareos, vómitos… quizás es solo el estrés respondió, con voz débil.
Dante la miró con atención, una chispa de preocupación real en sus ojos.
—Voy a cuidarte, Alana. Lo juro. No voy a dejar que te vuelvan a hacer daño. Pensando que el estrés la tenía así
Ella lo miró sorprendida, conmovida por su calidez. Y por primera vez en días, sintió que podía respirar tranquila.
Pero también sentía que algo andaba extraño en su cuerpo, algo profundo, estaba pasando.
Hasta ahora he actualizado y ordenado todo hasta el capítulo 3, por lo que es posible que noten ciertas inconsistencias a partir de ahí. Les pido un poco de paciencia mientras termino de ajustar todo. De corazón, gracias por seguir aquí y por su comprensión. ¡Muy pronto seguirán conociendo más de esta historia que tanto me emociona compartir con ustedes!
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