Millonario Ceo Prometido Bajo Contrato

Capítulo CATORCE: PASAR UN RATO AGRADABLE ENTRE AMIGOS.

Antonella Salvatore.

Después de hablar un buen rato con Emiliano, quedamos de vernos en la noche.

—Me siento feliz por lo que estás aquí ahora. Ya puedes venir a visitarme; tengo el permiso de mis padres. Hasta te dijeron que ya eres parte de la familia. ¡¿No te parece bien?!

Él me llevó a su pecho, me acurrucó, sintiendo su calor, y me dejó un beso en la cabeza.

—Sí, amor, también me siento contento, emocionado. Pensé que sería más difícil y que pasaría la prueba. Estar aquí ahora me parece un sueño del que no quisiera despertar.

—Te juro que lo que tenemos sea algo único, mágico, que nadie ni nada empañe nuestra felicidad. Te amo, mi principessa hermosa.

Salgo de su pecho, busco su boca, quiero darle un beso. Me encuentro con sus ojos miel, sonrío al verlo mirarme con amor, un amor que siento cada vez que me mira. La forma en que me habla y la manera en que se entregó al hacerme el amor, no tengo dudas de él.

Lo besé con deseo desenfrenado, con determinación, un beso cargado de anhelo. Él responde, me devora los labios, pide permiso para meter su lengua, invadiendo todo dentro de mí. Cortó el beso drásticamente, y mi cuerpo se estaba calentando.

—Lo siento, amor —sonrío—. ¡¿Eso es qué?!

—Entiendo, amor, no pasa nada. Ya entendí, me pasa lo mismo.

—Mejor me voy, te dejo para que descanses y nos vemos en la noche.

Se levanta, lo acompaño hasta la puerta y nos damos otro beso de despedida.

—Hasta la noche. Te amo.

—También te amo, Emiliano.

Cierro la puerta y camino a mi habitación, donde me encierro para tomar una siesta.

HARÁS DESPUÉS…

Le envío un mensaje a Mónica.

—¡Ica! ¿Ya vienes? Estoy lista.

—Sí, estoy llegando.

—Ok.

Salgo de mi habitación y encuentro a mi mamá.

—Mamá, voy a salir con Mónica, Emiliano y otros amigos, para que no me espere despierta.

—Tienes que tener mucho cuidado, Antonella. Avisa que vas a quedarte en casa de Mónica.

—Por cierto, te veo muy linda.

Me coloco un conjunto de dos piezas: pantalón de lino, bota ancha y un top del mismo color, blanco con estampado de rosas, que se ajusta perfectamente a mis curvas.

No suelo salir muy seguido y menos quedarme fuera de casa. Desde hace tiempo no me quedo en casa de Mónica, creo que desde la universidad.

—Tranquila, mamá, quizás me quede con Mónica o venga a casa. Te envío un mensaje avisando.

Le doy un beso y salgo de casa. Veo a Mónica llegar en un taxi, entro y la saludo.

—Hola, Ica. ¡Guau! ¡Qué guapa te ves! —le digo.

—Estoy perfecta para la ocasión. Además, esta noche quiero encontrarme con un millonario a ver si dejo de ser pobre.

Suelto una carcajada por la ocurrencia de mi amiga; sé que lo dice en broma. El señor nos mira a través del espejo retrovisor con cara de que estamos locas.

—“NIGHT CLUB”, por favor.

—Esta noche nos vamos a divertir, Antonella. Vamos a mover el culo en la pista, bailando hasta que el cuerpo no aguante más.

—Cállate, no hables así delante del señor, que va a pensar de nosotras.

—Vamos, Ica, ¿te comportas, por favor? No quiero mucho alcohol, sabes que no estoy acostumbrada a tomar y espero que tú también te controles. No quiero lidiar contigo, borracha.

—Vamos, no seas aburrida. Nos vamos a divertir, te prometo que la pasaremos increíble.

—Ica, no soy aburrida, sino prevenida. Además, te voy a presentar a mi novio. Lo invité y va a compartir con nosotras y llevará a un amigo.

—¿Qué? ¡¿NOVIO?! ANTONELLA SALVATORE, ¿POR QUÉ NO ME HABÍAS CONTADO QUE TIENES UN NOVIO?

—¿Qué mala amiga eres? ¿O es que ya no soy tu amiga y no me he dado cuenta?

Ica monta un drama casi de telenovela, de esas historias que lee por ahí, que me desespera.

—No tiene por qué gritar. Ya te estoy contando, no tuve tiempo de decírtelo antes. Ya sabes mi trabajo y el tuyo. Te prometo contarte todo, pero vamos, te portas bien, por favor. Y si no lo haces, olvídate de que no te diré nada. ¡Es un trato!

La única manera de hacer que Mónica se comporte es que ella sabe que si rompe el trato, soy una tumba.

—¡Hecho! Me cuentas todo, todo.

Sellamos el trato con el meñique.

—Pero, ¿cuenta quién es? ¿Lo conozco? ¿Es un excompañero de clase o un compañero de trabajo? Habla, mujer, que me tienes en ascuas.

Suelto una carcajada porque Ica no cambia.

—Ya lo sabrás. Tal vez ya me está esperando o está por llegar. Quedamos en vernos, ya te lo dije.

Llegamos al club y veo una pequeña cola desde la distancia.

Bajamos del auto, cancelo el servicio y nos dirigimos a la fila de personas. Miro alrededor y no veo a nadie conocido, tampoco veo a Emiliano; tal vez no ha llegado todavía.

Al instante me llega un mensaje de él preguntándome dónde estoy, si ya estoy en camino.

Emiliano Ferrer.

Estoy en mi casa a punto de salir a encontrarme con Antonella. Es la primera vez que vamos a compartir de este modo.

FLASHBACK

Estando en el auto, llamo a Marcos para invitarlo a salir esta noche.

Suena el primer tono, el segundo, y al tercer tono responde.

—Hermano, ¿por qué tardas tanto en contestar? ¿En qué trampa estás? —ríe por lo que le digo. De vez en cuando lo molesto.

—Estuve muy ocupado. Ya soy tuyo —me dice riendo—. No ando en ninguna; todo lo que hago es derecho. Ya tengo casi lista la información que me pediste. Entre semana te lo entrego; faltan detalles.

—No te llamaba para eso, pero es bueno saberlo. ¿Qué vas a hacer esta noche? Quiero invitarte a salir al "NIGHT CLUB". No sé si sabes cuál es; ha sonado mucho estos días.

—Sí, he oído de él. No tenía planes esta noche, pero acepto la invitación. No me voy a hacer el rogar —dice riendo—. Unos tragos no caen nada mal; tal vez encontremos una ligue de una noche.

—Los tragos los acepto, pero conmigo no cuentes con ligar; no me interesa. Además, Antonella va a estar con su amiga, no tengo ojos para nadie más que no sea ella. Bueno, nos encontraremos allá a las ocho.

Le dejo claro: ante sus insinuaciones, además nunca ligué con nadie.

—Siempre tan santo, hombre. A las mujeres las creó Dios para disfrutar de sus bellezas y la virtud que Dios puso en cada una de ellas. No se pueden desperdiciar. Nosotros a ellas y ellas a nosotros. Olvida que ya tienes quien te quite el sueño —ríe—. Está bien, nos vemos allá a las ocho.

—Ok, nos vemos.

FIN DEL FLASHBACK

—Nana, voy a salir un rato con Antonella y unos amigos para distraernos un poco.

Le digo para que no se preocupe por mí.

—Ten cuidado, hijo. Me alegro de que te animes a divertirte. Tanto trabajo, tan poco es bueno. Pensándolo bien, te vendría bien unos días de vacaciones; descansa y disfruta un poco más.

—Lo pensaré, no me vendría nada mal. Bueno, me voy. Te quiero. —Le doy un beso en la frente. Antes de salir, escucho un "yo también".

Voy manejando, concentrado en la vía. De un momento a otro, ya estoy afuera en el club. Dejo el auto en el estacionamiento y camino hacia la entrada. Veo pocas personas en la entrada; quizás más tarde se forme la fila.

Llegué a la puerta, me dejan pasar sin ningún contratiempo. Veo alrededor buscando un lugar tranquilo donde se pueda estar; no hay mucha multitud.

—¡Bienvenido, señor! Buenas noches. Espero que sea de su agrado la estadía aquí —me dice el chico.

—Gracias, muy amables. Una mesa en la sala VIP, por favor.

—Sí, por aquí, señor, por favor.

Me guía el camino. Avanzo y voy observando el lugar: la iluminación, la música sube, la pista de baile y cada sala que tiene el sitio, un enorme espacio amplio que supongo que son los que no poseen mesa. Es agradable el espacio.

Llegamos, me gusta el lugar. La vista desde lo alto se ve agradable; se puede observar todo el lugar.

—¿Desea algo de tomar?

—El sitio es perfecto. Sí, sí, una copa de vino, por favor, del mejor. Gracias.

El chico se retira. Tomo asiento mientras espero, observando que son las ocho con cinco minutos; es temprano.

Le envío un mensaje a Marcos anunciándole que ya estoy aquí.

También le envío otro a mi principessa hermosa, quiero saber dónde está, si ya salió para acá.

Al instante me responde Antonella diciendo que está en la cola con su amiga.

Marcos también responde que se atrasó, que llegará en diez minutos.

Llega un mesero con la copa de vino, me pregunta si deseo algo más y le digo que traiga una botella de vino. Asiente y se retira. Si Marcos desea tomar algo más fuerte, que lo pida.