Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 14
Estirando sus brazos, y moviendo con dificultad su cuello, apagó su ordenador y se dispuso a colocar seguro a su oficina. Debido a su cansancio, estaba segura de no poder regresar a su casa, por lo que dormiría y se cambiaría en la habitación qué había dentro de su despacho.
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Solomon observaba dormir a Serah, con una sonrisa dulce, que contrastaba claramente con la mirada psicópata que tenía, mientras acariciaba la pantalla de su computador, cuando escuchó la notificación de su correo electrónico.
Ignorando la advertencia de su hermana menor, leyó con detalle el informe, por lo que no pudo evitar sonreír aún más cuando llegó a la parte de la consulta ginecológica.
—¡Eres mía!—susurró mientras leía los resultados de unos exámenes—¡eso incluye tus óvulos!
Su plan era sencillo y ya había ejecutado la primera parte de este: robarse varios de los óvulos de Serah, y cuando el momento adecuado llegara, volver infértil a su futura reina.
—Ningún hombre tendrá hijos contigo—expresó emocionado por lo que estaba leyendo.
Si pudiera encerrar en este momento, y para siempre, a Serah, lo hubiera hecho de inmediato. Pero, como aún no podía hacerlo, se aseguraría de que nadie dejara su semilla en el cuerpo de ella. Los únicos hijos que tendría su prometida en el futuro, serían solo con él como su padre.
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Serah abrió sus ojos, un día después de haberse quedado dormida, tras sus chequeos médicos. Fue realmente el ardor en su estómago, productos de no haber comido en tanto tiempo, lo que en realidad la despertó.
Más allá de la confusión que tenía, estaba demasiado sorprendida porque su cuerpo se estaba recuperando más rápido que lo que ella creía por sus mismas heridas.
—¿Será porque soy una Valentine?—susurró palpando sus piernas.
Lo qué más le dolía era la zona de sus piernas, motivo por lo que debía comenzar a caminar con bastón. No obstante, la serah Original era una hija ilegítima así como una mixta.
Pensando a profundidad en eso, suspiró nuevamente por el cansancio. En la familia Valentine, había tres tipos de miembros, según lo que ella misma había escrito.
El primer tipo de miembro eran los "puros", también llamados "shadowborn puros", los cuales eran hijos cuyos padres estaban en el mismo árbol genealógico.
Después de eso, estaban los "shadowborn ilegítimos", hijos cuyos padres podían ser del mismo árbol genealógico, sin estar casados, o ser hijos de un Valentine con un humano normal.
Por consiguiente, su factor de curación no era tan bueno, siendo una "mixta". pensándolo mejor, si tan solo hubiera diseñado a Serah como una hija ilegítima y no una "mixta", estuviera en una mejor posición que ahora.
—¿Será que los nombré "shadowborn" por su origen demoníaco?—preguntó en un susurro.
Aquello podía ser más que una simple coincidencia, por lo que debía investigar más, mientras el sistema le habilitaba la opción de la "biblioteca".
—¡Buenos días!—escuchó la voz de shannon.
La enfermera entró con una mochila llena de artículos personales, seguida de una mesera que había venido a dejarle una bandeja de comida, para luego irse y dejarlas solas.
—¿Cómo se siente hoy?—preguntó la enfermera con una sonrisa.
_Mejor—respondió aún algo adormilada—aunque...¿cuándo fue que me quedé dormida?
—Ayer en sus chequeos—digo colocando la mochila en una cómoda cercana—es normal, los medicamentos del dolor producen sueño.
—Comprendo—respondió aun confundido.
—Me han pedido traer tus cosas—continúo hablando Shannon—la doctora clarity le dará el alta en la tarde a más tardar noche, y su padre vendrá a recogerla.
Shannon sonrió y procedió a irse, absorta en sus propios pensamientos, que no se dio cuenta de la mirada de horror que había puesto Serah.
Por más que fuera la autora de la historia original, no se podía evitar dejarse llevar por el miedo que sentía en su corazón al saber que su padre venía en camino.
Derramando, conscientemente varias lágrimas, Serah recordó una fugaz imagen de un hombre de mediana edad, sosteniendo un látigo.
..."¡Cálmate, Serah! sea lo que sea qué ocurre, eres el peor enfrentarse a Solomon y a Tuny"...
Se repetía varias veces, mientras que aterrada, intentaba alistarse para la llegada del hombre que había asesinado a su madre. Estaba segura de recordar que la protagonista original, se había salvado de morir después de nacer, por intervención de un entonces joven Solomon.
Pero la pobre desgraciada de la concubina, no había corrido con tanta suerte, ya que aún con la placenta dentro de ella, fue asesinada Con una inyección letal.
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Mientras Serah se estaba alistando, Rebeca era atendida cuidadosamente por las criadas que su madre le había enviado, las cuales explicaron que su ausencia se debía a un llamado de su abuelo.
Sin embargo, aunque se sentía un poco nerviosa por la ausencia de ella, estaba tranquila ya que su padre venía en camino. Y sabiendo la poca paciencia que este tenía, más aun cuando Serah estaba en medio de cualquier problema, y que se había metido con su hija favorita, sabía que su media hermana ilegítima sufriría un fuerte castigo.
—¡Se ve hermosa, señorita!—expresó una de las criadas.
Sus heridas, las cuales estaban aun visibles, tenían mejor apariencia que la de Serah. No obstante, en vez de volverla fea, hacía que la belleza delicada de Rebeca aumentara.
Todos los hombres que la vieran, estaba segura que quisieran cuidar a una flor delicada cómo ella. Por eso se había puesto su vestido blanco favorito, que le daba un aire inocente, y había ordenado dejar su largo cabello suelto, para que este contrastara con la herida que tenía en su frente.
Lo que más deseaba era ver la cara de Solomon cuando la viera tan bellamente vestida, pero cruelmente lastimada por la mujer que él convertiría en su esposa.
Pero el tan solo pensar que faltaba poco para hacerle pagar a Serah todo el mal que le había hecho, y humillarla mortalmente cuando tuviera el hijo de Solomon, el primogénito de este, en su vientre, hacía que sus pálidas mejillas se tornaran rojas por la vergüenza de imaginarse siendo la mujer del futuro patriarca de la familia.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien