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Abril vuelve a casa después de tres años, obligada por la enfermedad de su madre.
Lo último que esperaba era reencontrarse con Elías, su padrastro, el hombre con quien compartió un amor prohibido que marcó su vida para siempre.
Mientras intentan convivir bajo el mismo techo sin caer de nuevo, viejos sentimientos comienzan a despertar, las miradas se hacen mas largas, mientras las distancias se acortan y los límites desaparecen.
Esta es una historia de pasión, culpa y decisiones difíciles....
Porque hay amores que no deberían existir… pero existen...
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Lo Que No Se Dice
-Capítulo 14-
Las cosas, por un momento, empezaron a sentirse bien.
Abril despertaba en su habitación, pero a veces encontraba camisas de Elías colgadas en el respaldo de su cama. En la cocina, había café caliente antes de que ella se levantara. Y si sus miradas se encontraban al cruzarse por la casa, había una calma distinta, una especie de tregua secreta entre dos corazones que se habían rendido a lo inevitable.
Su madre, Clara, también parecía mejorar, había vuelto a sus caminatas cortas por el jardín. Sus mejillas tenían más color, reía con Luciano cuando él pasaba por las tardes a saludar, y aunque aún se cansaba fácilmente, la esperanza se había asentado como un visitante constante.
Todo parecía estabilizarse.
Hasta que llegó el sobre.
Abril lo encontró sobre la mesa de entrada, un sobre blanco sin remitente, apenas arrugado en las esquinas, con su nombre escrito con tinta negra. Lo abrió sin pensarlo, pero apenas leyó las primeras líneas, sintió que algo le arrancaba el aire del pecho.
“¿Te crees muy lista? Todos en el pueblo hablan de vos y de tu padrastro. Qué vergüenza... Tu madre no merece esto.”
Las palabras se le clavaron como agujas. No había firma. Solo esa certeza de que alguien los estaba observando. De que su secreto… ya no era tan secreto.
Se encerró en su habitación con el corazón golpeándole el pecho como loco, no lloró, no aún. Solo sintió esa sensación familiar de querer escapar de nuevo.
Pero no lo hizo.
En cambio, esa noche, mientras Elías lavaba los platos y Clara dormía temprano, Abril lo enfrentó.
—Alguien sabe lo nuestro.
Elías se detuvo. Ni siquiera la miró al principio. Solo cerró el grifo, se secó las manos con lentitud y suspiró.
—¿Qué te dijeron?
Ella le entregó el sobre.
Elías lo leyó con la mandíbula apretada. Su mirada se volvió oscura, como cuando algo lo sacaba de control. Pero no gritó, no la culpó, no huyó.
—Voy a averiguar quién fue —dijo con la voz baja, casi ronca— Nadie tiene derecho a hablarte así, y menos a intentar amenazarnos.
—¿Y si todos se enteran? —preguntó ella, esta vez sí con lágrimas contenidas— ¿Y mamá?
Elías se acercó, le tomó el rostro con ambas manos. No como un amante, como alguien que la estaba sosteniendo para que no se rompiera.
—No te va a pasar nada, yo me encargo… Yo te protegeré.
Por primera vez, Abril no sintió que estaba sola frente al miedo. Él estaba ahí. con su dureza, con sus silencios, pero también con esa ternura torpe que solo él sabía mostrar, se abrazaron en silencio, las lágrimas por el miedo se deslizaban por su pálido rostro.
En silencio, Elias la cargó en sus brazos como si fuera una princesa, mientras se dirigía a la habitación de Abri, que lo miraba sorprendida. Por un momento, en los brazos de ese hombre que tanto amaba, se sintió segura, convencida de que a su lado nada ni nadie la podría dañar.
Esa noche no hubo pasión. Solo abrazos largos, silencios compartidos, y caricias reconfortantes, junto con la certeza de que, aunque el fuego no se apagara, afuera había una tormenta que lo quería extinguir a toda costa.
Y aunque lo lograra, siempre quedaba una braza de amor prendida.
Que vivía en sus corazones.
Haciendo arder su amor prohibido.
Ese Elías es el esposo de la mamá???
¿Como están?
Espero que bien. 💕
Me gustaría saber que opinan sobre Gael y Joan ¿les agradan?