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Mi Sexy Hermanastro.

Mi Sexy Hermanastro.

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Completas
Popularitas:85.1k
Nilai: 5
nombre de autor: abbylu

Luego de una decepción amorosa Lila viaja a Londres buscando la contención de su padre pero en el camino encuentra algo más que solo amor y contención familia. Una nueva historia da comienzo en medio de toda su crisis sentimental.

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capítulo 10

El sol apenas calentaba la mañana, y el restaurante del hotel mantenía una atmósfera tranquila, lejos del ruido de la ciudad. Lila se acercó a la mesa donde su hermano Dimitri y Carla ya charlaban con cierta comodidad. La noche anterior, envuelta en alcohol y deseo, había borrado los límites de lo posible y lo permitido. Ahora, la luz del día los obligaba a aterrizar en la realidad, esa que a Lila se le hacía cada vez más compleja.

Carla, con su sonrisa amplia y desenfadada, era un enigma para Lila. Nunca tuvo un hogar fijo, su vida era un constante viaje, una carrera de libertad y espontaneidad. En los años que Lila la conocía, jamás le había escuchado hablar de novios. “La vida loca”, le llamaba ella misma. Dimitri, por otro lado, representaba todo lo contrario. Controlador, obsesivo y con una rigidez que para Lila rozaba el machismo. Ver a Carla y Dimitri juntos era como observar dos fuerzas opuestas tratando de coexistir.

—¿Y tú qué piensas? —le preguntó Lila a Vladímir, que le devolvía una mirada de complicidad.

—Que si esos dos logran entenderse, entonces todo es posible —respondió Vladímir encogiéndose de hombros—. Pero no me hagas responsable si terminan matándose en el intento.

Dimitri frunció el ceño, molesto por la broma que logro escuchar, pero no dijo nada. Lila lo observó con una mezcla de resignación y sorpresa: a pesar de todo, había algo en ese vínculo que se hacía fuerte, incluso con sus diferencias.

Después de desayunar, Dimitri se despidió de Carla con un beso apasionado en la entrada del hotel. Carla, con su aire despreocupado, se subió al auto y lanzó un último beso hacia Lila. Dimitri, con una sonrisa torcida, le lanzó uno a ella también.

—Bueno, ¿listos? —dijo Dimitri mientras abría la puerta del auto para que Lila y Vladímir subieran.

El viaje comenzó con un silencio incómodo, roto solo por el murmullo de la ciudad despertando a su alrededor. Lila no pudo evitar sacar el teléfono para revisar las redes sociales, buscando saber qué se había publicado sobre la noche anterior.

Al deslizar la pantalla, una sonrisa empezó a formarse en sus labios al leer algunos titulares que mostraban una opinión que comenzaba a cambiar. Pero entonces, una fotografía llamó su atención y la dejó sin aliento. En la imagen se la veía tomando del brazo a Vladímir, llevándolo casi a la fuerza a la habitación del hotel. Tapándose la boca para ocultar la sorpresa, soltó un suspiro que Vladímir captó de inmediato.

—¿Qué pasa? —preguntó, girando la cabeza.

Lila le pasó el teléfono.

—Mira esto... —dijo señalando la pantalla—. La prensa ya está haciendo un festín con esto.

Vladímir observó la imagen, el ceño fruncido y algo de incomodidad en sus ojos. Apagó la pantalla y se recostó en el asiento.

—Me encargaré de ello —dijo con voz firme—. No te preocupes.

Dimitri, curioso, preguntó:

—¿Qué es lo que pasa?

—Publicaron una foto donde Vladímir y yo entramos a la habitación del hotel... están armando un escándalo —contestó Lila con una mezcla de molestia y resignación. No tenía nada que ocultar así que decidió decirle lo que sucedía a su hermano.

Dimitri frenó el auto en seco, tomó el teléfono y miró la imagen.

—Dormiste en la habitación de mi hermana —le dijo a Vladímir con un dejo de reproche.

Vladímir replicó:

—Deja de sacar conclusiones. Fuiste tú quien decidió compartir habitación con Carla, el hotel estaba lleno. No había más opciones. Además, no pasó nada.

Dimitri se volvió hacia Lila con una mirada inquisitiva.

—¿Es cierto?

—Por supuesto —contestó Lila con un dejo de sarcasmo—. Ya deja de ser tan posesivo. No soy una niña.

Dimitri suspiró, la mirada se hizo más dura.

—No eres una niña, eres una mujer. Y, por si no te das cuenta, tienes un apellido importante. ¿No te molesta aparecer en las portadas de las revistas con un escándalo distinto cada semana? La verdad, Lila, ya no te reconozco... No debí dejarte sola con mamá. Te has convertido en...

Lila cortó la frase con dureza:

—Cierra la maldita boca antes de que digas algo que no puedas arreglar.

Sin esperar más, bajó del auto y comenzó a caminar. Dimitri la siguió gritando desde el vehículo.

—¡Súbete!

—No —respondió ella con firmeza—. Sabré cómo llegar.

— Que te subas carajo.

—¿Para qué? ¿Para que sigas insultándome?— Dijo con sarcasmo —No gracias.

El tráfico y el ruido aumentaban a su alrededor, y pronto un grupo de motociclistas comenzó a tocar la bocina, atrayendo miradas curiosas hacia ellos. La ropa de Lila, una elección de la noche anterior, no era para el día, y eso hacía que todas las miradas se posaran en ella.

Un motociclista se detuvo a su lado y dijo con una sonrisa traviesa:

—Vamos, princesa. Te llevo hasta donde quieras.

Lila, divertida, miro a Dimitri y este gritó.

— Lila no se te ocurra...

No termino de hablar, cuando Lila solo sonrió y subió rápido a la moto antes de que Dimitri pudiera alcanzarla. El motor rugió y se alejaron por las calles.

—¿A dónde vamos? —preguntó el chico, girando la cabeza hacia ella.

—Un lugar con una linda vista —contestó ella, buscando calma.

El viaje la llevó al corazón de Londres, al mirador que coronaba el Sky Garden, un oasis verde en las alturas de la ciudad. Bajaron entre árboles, flores y senderos que parecían flotar sobre los rascacielos. El viento fresco jugaba con su cabello, y la luz del sol se colaba entre las hojas.

Ella respiró profundo, dejando que la vista la envolviera. La ciudad extendía sus calles como un mosaico brillante y vivo. La mezcla de lo antiguo con lo moderno, las chimeneas y los edificios de cristal, las calles angostas y los grandes bulevares, todo parecía mágico desde ahí.

El chico se quitó el casco y le extendió la mano.

—Leo —dijo con una sonrisa amable.

— Gracias Leo... mi nombre es...

—Lila Facchini —respondió ella estrechando la mano—. Lo sé.

—Vaya, quería jugar un poco con el anonimato.

Ella sonrió, y sintió cómo un estremecimiento le recorría la piel con esa simple interacción.

—Imposible con esa cara —bromeó Leo.

Luego, quitándose la chaqueta y ofreciéndosela, agregó:

—Toma, tu “novio” no te dejó ni sacar el abrigo.

—Ese idiota es mi hermano —respondió Lila mientras se acomodaba la chaqueta.

Se miraron en silencio, compartiendo la quietud del lugar.

—Es hermoso, ¿no? —dijo ella, señalando el paisaje—. A veces, este tipo de vistas te hacen olvidar todo lo demás.

Leo asintió y apoyó la espalda en la barandilla.

—Me gusta venir aquí cuando necesito pensar. Londres tiene un millón de caras, pero desde aquí parece que todo encaja.

—¿Y qué encaja en tu vida? —preguntó Lila, mirando su perfil.

Leo se quedó pensativo unos segundos.

—Supongo que yo no encajo tanto como quisiera. Siempre buscando algo, sin encontrar un lugar fijo. Pero me gusta ese movimiento, esa incertidumbre.

Lila sintió una afinidad inesperada.

—Eso suena como alguien que conoce bien el caos.

—Y tú pareces alguien que lo enfrenta con valentía —dijo Leo mirándola a los ojos.

Ella rió suavemente.

—O con bastante terquedad. Pero no siempre es fácil.

Leo la observó un instante y luego preguntó con tono más suave:

—¿Quieres hablar de eso?

Lila bajó la mirada, temiendo que sus secretos se asomaran, pero encontró en su voz la invitación a confiar.

—No sé si podría decirlo en palabras... Mi familia, las expectativas, las miradas... todo pesa más de lo que parece. Y, a veces, la única manera de respirar es soltarse y ser alguien más, aunque sea por una noche.

—Lo entiendo —respondió él—. A veces el peso del apellido es una jaula invisible.

Ella levantó la vista, sorprendida por su intuición.

—Exacto. ¿Y tú? ¿Cuál es tu historia?

Leo suspiró.

—No soy más que un chico que se cansó de seguir caminos predefinidos. Vine a Londres buscando libertad, pero a veces la libertad se siente como estar perdido.

Lila se acercó un poco más.

—Tal vez estar perdido es parte de encontrar el camino.

—O tal vez necesitamos que alguien nos ayude a encontrarlo —dijo Leo sonriendo.

Ella sintió que su corazón latía con fuerza.

—¿Crees en las segundas oportunidades?

—Creo que nunca es tarde para empezar de nuevo —respondió Leo, mirándola con sinceridad.

El viento se intensificó, y Leo le acercó la chaqueta más sobre los hombros.

—No hace tanto frío como para que la necesites —bromeó.

Lila rió.

—Me gusta pensar que la necesito porque me haces sentir segura.

Leo la miró sorprendido.

—No sabía que tenía ese efecto.

—Quizás aún no sabes todo —replicó ella, con una sonrisa que prometía misterios por descubrir.

Por un momento, el ruido de la ciudad quedó atrás, y sólo existieron ellos dos, la vista infinita y la posibilidad de algo nuevo.

1
Jana Cruz
Si tanto lo quiso porque lo engañó?
Jana Cruz
No es culpa de Dimitri lo que pasó,
Jana Cruz
Se pasó de la raya Lila, a ella no es perfecta tampoco
Jana Cruz
Buen punto Carla
Jana Cruz
Que su madre no crea en el amor , la fidelidad, el compromiso .... no define lo que tengan que creer los demás, por ejemplo el padre si cree en todo esto.
Jana Cruz
No me creo ni una palabra de esta mujer
Jana Cruz
Oh!! pues a mí modo de ver las cosa no me que debas defenderla tanto. Justificar sus fallos y después pretender que olvides los engaños de tu ex no me parece lógico
Jana Cruz
Pues su madre muy protectora no me parece , bueno talvez de su estatus y nivel económico si, por eso quiere que ella se case con el maldito exnovio, porque es rico , pero con su hija es una verdadera bruja .
vivi tevez
por favor!! esta "mujer" no se cansa de meter la pata?? hace cag*da tras cag*da y después pide que la traten como adulta y es totalmente infantil!!!
Adriana Elizabeth Nieva
Muy linda historia!! Felicidades escritora!!🌹🌹🌹🌹🌹👏👏👏👏
Alejandra Pacheco
muy buena , la enseñanza que trasmite de perdonar , valorar y aprovechar el tiempo con los que amas , segundas oportunidades para quienes realmente cambian de corazón.
Alejandra Pacheco
felicidades Autora.
muy linda la historia , me gustó. mucho estare atenta a tus otras obras.
Elizabeth Garcia
increíble 🥰🥰🥰
es hermosa esta historia abby
solo de pronto no coincidía con el actuar de Lila,ya que culpaba a su padre y hermano de todo
es cierto que no somos perfectos,pero siento que como hijos no tenemos el derecho a juzgar a nuestros padres,y ella tomo partido de lado de su madre,que en este caso fue quien fallo y rompio el lazo familiar con su infidelidad, Sergei solo tenía que haber hablado con ambos hijos y explicar las cosas para evitar malos entendidos,es mi humilde opinión 🤭
Maricarmen Arias
Buenísima, genial un diez
Fabi Gonzalez
EXELENTE!!
Amunet 🖤
disfrute la trama a pesar d no gustarme lo condescendiente q pusieron a la mamá q paso d ser una traidora infiel y manipuladora a la pobre mujer q todos debían pedir perdón y dejar passr lo cínica q es.... aún así la trama estuvo buena♥︎
Amunet 🖤
manipuladora y aprovechada diría yo y un þanto cara rota♥︎
Amunet 🖤
otra vez la odiosa reencarnada aj♥︎
Amunet 🖤
y así, con un accidente todos a olvidar y perdonar ... después se preguntan como algunas protas terminan con síndrome d Estocolmo enamoradas d su verdugo♥︎
Amunet 🖤
no pues una bajadita desde el trono mi reina q la plebe te anda haciendo ofrendas♥︎
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