El matrimonio de Scarlet con Adolfo, hijo de un importante empresario que está en un hospital en estado vegetativo los salvaría de la ruina. Claro que ella no lo sabía, su madre estaba haciendo los arreglos para llevar a cabo dicha boda... Scarlet veía a su madre ir de aquí para allá, sin imaginar que era su propia boda lo que estaba planeando. Ella aún no cumplía la mayoría de edad, su más grande anhelo era llegar a ser una gran arquitecta y construir toda clase de edificios, ¿lo logrará algún día?
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Algún tiempo después...
¿Tú, quién eres?, ¿por qué estás aquí?, no puedo abrir los ojos, no me puedo mover...
No recuerdo nada, ni siquiera sé quien soy, ni dónde estoy, la cama es muy dura y muy pequeña, lo puedo sentir. Escucho tu voz tan melodiosa y tu perfume me llega hasta el alma...
Mi corazón palpita mucho cada vez que siento tu presencia. Aunque no te conozco, puedo escucharte.
Siento que vuelvo a vivir, guiándome por lo que tengo en mi muñeca, creo que estoy en un hospital, pero, ¿por qué?, yo me siento bien, esto que tengo en la cara me molesta mucho y no me deja respirar.
Creo que alguien viene y me inyecta no sé que cosa en el suero, lo sé porque usa el mismo perfume todos los días, es un perfume muy fuerte que lastima mis fosas nasales.
Ay, si tan siquiera pudiera despertar, sé que vienen varias personas, los perfumes se mezclan, unos muy fuertes y otros, como el que permanece aquí conmigo de diario huele muy suave y me gusta mucho...
¿Quiénes serán esas personas?
Ahora mismo alguien me está inyectando algo en el suero, puedo oler su perfume, es el mismo de todas las noches, después de esto creo que vuelvo a dormir, y despertaré más tarde cada vez, hasta puedo asegurar que un día ya no podré despertar.
No recuerdo nada de mi pasado, algo debe de haberme pasado para encontrarme aquí, tengo que esforzarme por recordar...
Pero ya no pudo seguir pensando, perdió el conocimiento...
Como Scarlett siempre veía a Adolfo dormido, no se daba cuenta de nada, aunque ella también había detectado ligeramente, que un perfume se expandía por todo el cuarto, eso era muy raro, ya que Adolfo por estar así no usaba perfume, o al menos no por el momento.
Aunque Scarlett se esforzaba por mantenerlo limpio y presentable, no le ponía perfume.
Pronto se olvidó de eso y le empezó a dar masajes en las piernas y brazos.
Esposo mío, si pudieras despertar, necesito que me des alguna señal de vida, necesito saber si me escuchas.
Como por arte de magia, Adolfo movió el dedo meñique.
Oh, gracias, ahora dime, ¿estás bien?, mueve dos veces el dedo para saber si algo te molesta.
Adolfo movió dos veces el dedo.
Dios mío, y, ¿qué es lo que te incomoda?, Scarlett vio todas las cosas que tenía Adolfo; sondas, el respirador, el suero...
Le hablaré al doctor, enseguida vuelvo... Scarlett salió decidida a hablar con algún médico...
Encontró a una enfermera, le preguntó por el doctor... El doctor llegará a las 9 am, ¿qué necesita?, le dijo amablemente la enfermera.
Mire, yo creo que mi esposo está bien, pero hay algo que le molesta, ¿quisiera checarlo, por favor?
¿Su esposo, el del cuarto 309?, Scarlett asintió, pero si ese paciente tiene muerte cerebral, solo esperan que los padres autoricen que lo desconecten...
Scarlett reaccionó molesta, yo soy su esposa, y no autorizo que lo desconecten, solo quiero que lo cheque, por favor.
En un momento voy, tengo otros pacientes que me necesitan más, la enfermera cambió mucho en un abrir y cerrar de ojos.
Scarlett se sentía impotente, nadie quería creer que Adolfo estaba vivo y consciente. Sin embargo, había algo que lo molestaba... Al entrar vio que batallaba al respirar, "¿y si le quito esto?", pensó...
Se decidió pronto y le quitó el respirador... Adolfo pareció relajarse; ¿era esto lo que te molestaba?, preguntó Scarlett muy tierna.
Afolfo movió el dedo...
¡Perfecto!, se dijo ella... Como todos en el hospital sabían que Adolfo estaba muerto, nadie acudía a checarlo.
Solo Scarlett estaba con él, el único momento en que lo dejaba solo era cuando se iba a la prepa, pero entonces llegaba Mario, y se quedaba con él hasta que ella volviera, a veces se quedaba Sandra, pero era rara vez, porque ella no se sentía bien, últimamente le daban unas jaquecas muy fuertes que la tumbaban a la cama.
Cuando llegó Mario, Scarlett le hizo saber sus sospechas con respecto a Adolfo...
¿Estás segura que no fue producto de tu imaginación?... Mario no sabía si creerle, los doctores fueron muy claros con él.
Fue cuando Scarlett tomó una decisión... Señor, yo soy la esposa de Adolfo y, por lo tanto, he decidido trasladarlo a otro hospital, aquí es como si no existiera, nadie viene a verlo, yo le avisé a una enfermera y no me hizo caso. ¿Acaso no pueden luchar hasta el final?, o, ¿acaso ya lo dan por muerto?, ¿es ético decir eso cuando todavía respira?
Fue cuando Mario cayó en la cuenta de que no había luchado lo suficiente para salvar a su hijo, simplemente creyó en las palabras de los médicos...
Tienes razón, no he puesto atención a mi hijo, y se hará como tú dices, lo cambiaremos a otro hospital, denunciaremos este por negligencia, gracias por estar al pendiente de él.
Es mi obligación, señor...
Hija, ya no me digas señor, dime Mario, ¿está bien?
Sí, se... Mario...
Buscaron un hospital que sí cumpliera con los requisitos que necesitaban para cuidar a Adolfo...
Lo llevaron al hospital Muguerza, ahí se encargaron de dar atención especializada a Adolfo, los doctores le hicieron unos estudios, lo que notaron los llenó de indignación...
Decidieron hablar con Scarlett y Mario de lo que habían encontrado en la sangre de Adolfo...
