Las Páginas Del Destino

"Como ya era la hora de la cena, no me iban a llamar. La duquesa tenía a todos de su lado y no se atrevían a desobedecerla. A Cristal le tenían prohibido acercarse, lo que me molestaba demasiado.

 Solo era una niña de 6 años y no tenían un poco de piedad. Me recosté en mi cama para dormir, ya que había cenado fui muy precavida; no iba a ser tan tonta de no guardar provisiones.

Me desperté temprano porque tenía mis clases, lo que era lo malo. Me privaban de comer, pero no podía faltar a mis clases y ver al profesor no quería; era molesto solo pensar en su asqueroso rostro. Estaba bajando las escaleras cuando Cristal se apareció.

—Mi señorita esta bien —dijo con los ojos irritados y tristes—. Estaba muy preocupada por usted.

—Oh, Cristal, claro que sí, estoy muy bien. No te preocupes —le dije sosteniendo sus manos.

—Pero estoy muy preocupada, mi señorita. Ayer no comió nada. Es solo una pequeña niña —me dijo acariciando mi rostro con cariño, Ella sí vale la pena aquí.

—Tranquila, ya estoy preparada para estas cosas. He guardado un pequeño banquete y me estoy alimentando muy bien —le dije en un susurro para que nadie me oyera.

—¡Oh, pero qué inteligente, mi señorita! —me dijo muy asombrada.

—Jaja, gracias, gracias... Bueno, mejor me voy a mis clases. No quiero problemas por ahora —dije para seguir mi camino.

—De acuerdo, que tenga un excelente día, mi señorita —dijo con una pequeña reverencia.

Mis clases habían empezado y la que seguía era con el profesor de matemáticas. Veamos cómo me divierto. Es un tipo bastante miedoso, diría, ya que se asusta de una niña."

"Buenas tardes", dijo el profesor entrando, creyéndose el dueño del lugar. Solo lo miré con seriedad y el tipo se enfadó, sentándose en su lugar.

—Veo que no temes por tu vida, niña —me dijo mirándome de arriba a abajo.

—Claro que no, profesor. No estoy en su lugar para temer por mi vida —le dije con una sonrisa escalofriante.

El profesor carraspeó y miró hacia la ventana, era evidente que no podía mantener la mirada con Migo. Ya se notaba nervioso.

—Su comportamiento es desastroso. Necesita a alguien que la eduque mejor y que sepa respetar a sus mayores —me dijo mirándome la piernas ya que llevaba un vestido asta las rodillas.

—Y usted necesita respetar a sus alumnas y no acosarlas__le dije con una sonrisa desafiante.

"Solo debes hacer lo que te digo y guardar silencio como una niña buena"

Indira: "será mejor que cuides tus palabras si no quieres perder tus manos, Profesor" le dije levantándome de mi asiento para acercarme más. mirándolo directo a los ojos "¿acaso te justa jugar con fuego?"

Veo como se tensa, pero rápido se compone.

Profesor: "la duquesa me dio permiso de hacer con usted lo que quería, y eso pienso hacer" me dijo estirando su brazo intentar tocar mi rostro.

De pronto la temperatura en la habitación aumento ligeramente, y las sombras en las paredes parecían moverse de manera extraña.

Indira sonrió ligeramente, y el profesor sintió un escalofrío en la espalda.

El profesor retrocede unos pasos, sus ojos fijos en la pequeña. Su rostro pálidecio y su voz tembló al hablar.

El profesor se dió media vuelta y se marcho rápidamente intentando mantener la calma

Profesor: "no tengo tiempo para esto" dijo por encima del hombro, sin atreverse a mirar atrás.

Indira se quedó sola en la habitación, y una sonrisa ligera se dibujó en su rostro. Se sintió satisfecha de haber logrado asustar a su víctima, y disfrutar del silencio que siguió.

Una risa suave broto de los labios de Indira con mucha diversión.