La Tercera Es La Vencida

Narra Raúl.

Recibí extrañado una llamada de Lía, no pensé que me extrañará tan pronto, le dije bromeando, y ella me contestó muy seria, cállate tonto, te tengo una mala noticia, y me alarme, pensé inmensamente que mi nonna estaba mal, pero cuando me aclaro que no era lo que me imaginaba me calme, se trata de Sonia, me dijo, yo temble de angustia, pero traté de que no se me notará en la voz, y me relató el accidente que tuvo, me dolió mucho porque prácticamente este desafortunado suceso le costaría su carrera como clavadista, pero no ponía en riesgo su vida, así que solo le dije que la próxima vez que la viera le diera mis saludos, también me platicó que habían encontrado a Julián en su casa y que le llevó unas flores hermosas y un oso, no quería preguntar con que derecho hacia eso, porque no me quería enterar, pero mi latosa hermana me comentó que si no eran novios aun, estaban a un paso. Me trague el dolor y le comenté que no fuera chismosa, bueno me dijo, tenía que decírtelo para desahogarme y de paso para que le adviertas a tu amigo que la trate bien. Claro, eso era lo que Lía quería, asegurarse de que no le partieron el corazón a su querida amiga, mientras sin saberlo ella me partia el mío. Le prometí que haría lo que me pedía y termine la llamada mandando muchos saludos a todos en casa, en especial a mi nonna.

Inmediatamente llamé a Julian, quien me contestó un poco sorprendido, le conté de la llamada de mi hermana y lo que le prometí, es por eso que te llamo, le aclaré y me aseguró que no tenía que preocuparme por eso, que no pensaba lastimar a Sonia, se que te gusta, pero ella ya me eligió a mi, deja de pensar en ella, ocúpate de tu trabajo, aunque se conozcan desde niños ella tiene así familia que la cuida, me dijo y me colgó. Lo entendí, si yo estuviera en su lugar no me gustaría que me cuestionara un tipo al que se que le gusta mi novia, pero ya cumplí con la petición de Lía.

Narra Sonia.

Los días van pasando más lento de lo que quisiera, con una pierna rotas no es fácil volver a la escuela, dependo de que me lleven y me traigan, aunque mi papá me rento una silla de ruedas, los accesos no están hechos para minusvalidos, las rampas son demasiado inclinada y aunque tengo condición, me cansa mucho este armatoste, no se que haría sin el apoyo de las gemelas y de Julián, quien poco a poco se está ganando un lugar muy especial en mi corazón, no he tenido oportunidad de salir, pero ha sido paciente y constantemente me visita en casa, cada que puede me ayuda a llegar a los salones y me acerca todo lo que necesito para que no tenga que desplazarme, hasta el desayuno me lleva, ya todos dan por hecho que somos novios, pero yo espero la declaración formal, creo que él está esperando que me recupere para pedírmelo en una cita, y ya estoy decidida a darle el si.

Por fin se llegó el día de que me quiten el yeso y revisen mi pierna, estoy tan emocionada que por fin podré caminar y dejar atrás la incómoda silla de ruedas, el procedimiento no es muy agradable, pero ya quierp regresar a mi vida, normal, me sacar unas nuevas radiografías, para ver que todo esté bien, y pasamos con el traumatologo qué me atendió, parece hay algún problema por la cara Dell doctor, y me dice que los huesos soldaron bien, pero se formó una callosidad entre ambos, normalmente no hay problema, ni se nota, pero los músculos son desplazados un poco, para un atleta de alto rendimiento, eso limita ciertos movimientos, en especial como yo en los clavados, y hay una cirujia que puede corregir este problema, pero para recuperarme de ella se tomará más tiempo del que ya llevo, mi cabeza no procesa esta nueva información, me ha caído como un balde de agua helada, por ahora solo quiero salir de ahí, mi mamá que me conoce mejor que nadie, le pide al médico tiempo para pensar y tomar una decisión, y salimos del hospital en silencio. Yo iba recargada en el brazo de mi madre, pero antes de salir, nos alcanzó Julián, y el se ofreció a ayudarme a caminar, ya que aún estaba como entumida, y la verdad me daba miedo apoyarme mucho, no quería lastimarme. Ya en casa les platicamos a todos los que había dicho el doctor, mi papá me dijo que se haría lo que yo quisiera, pero para mi estaba claro, no me iba a operar, si esto limitaba mi movilidad, entonces era mi destino no seguir en los clavados, pero si me operaba, seguramente después de tanto tiempo, ya no tendría posibilidad de volver a competir, ya que estaba cerca de terminar mi elegibilidad por la edad, era mi último chance, además no quería tener una enorme cicatriz en mi pantorrilla, tenía que esperar, a ver si me afectaba o no.

Por la inmovilizacion he perdido fuerza y masa muscular, hasta se nota una pierna más delgada que le otra, me mandaron a rehabilitación y con un poco de esfuerzo voy mejorando de a poco, me desespera no saber si podré estar lista para competir, pero ya me voy haciendo a la idea de que no. Me estoy tardando mucho más de lo que pensaba, y aunque todos me dan ánimos, se que en el fondo todos piensan que ya no podré seguir.

Llega el día de regresar a la alberca, y estoy muy insegura, pero no dejo que el derrotismo se apodere de, mi, comienzo a nadar bajo la mirada de la entrenadora, y tengo malos resultados, es como si mi pierna no me obedeciera, se mueve raro, pero es mi primer intento, veremos si después de unos días logro controlar mis movimientos de mejor manera, pasada una semana me informan que estoy fuera de la competencia de manera defensiva. Es un duro golpe,, pero estoy viva y completa, aunque esta puerta se cierre, ya se abrirán otras.