"UN AMOR PROHIBIDO QUE NO MUERE
Kostas conoce a Athina, la hijastra de su hermana, en una boda. Es amor a primera vista, pero la edad y la relación familiar lo convierten en un tabú.
Cinco años después, Athina es secuestrada y Kostas se convierte en su héroe. El amor sigue vivo, pero el pasado y los prejuicios amenazan con separarlos.
¿Podrán superar las barreras y luchar por su amor?
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Capitulo Trece
Kostas trabajaba sin parar aunque su ánimo estaba por el piso. Tuvo unas semanas muy difíciles; nada paraba en su estómago y bajó demasiado de peso. Era como si una maldición se hubiera instalado en su ser; Athina era su maldición pues a pesar de todos sus esfuerzos, era imposible olvidarla. Borró sus mensajes, menos su foto con el girasol.
Soñaba con ella, con su sonrisa, con su cuerpo, con su entrega y una vez soñó que estaba embarazada. Se despertó sobresaltado, pero se tranquilizó al recordar que ella tomaba pastillas de planificar por su enfermedad, aunque la cura de su mal es tener un hijo.
La investigación que hizo Porthas, su jefe de seguridad, arrojó que el cóctel que tomó con éxtasis era el que estaba tomando Athina. Alguien la quería drogar y ella compartió su cóctel con él. Así que ella también estaba intoxicada. Se sintió tan miserable de haberla culpado de que lo haya drogado si también fue una víctima.
Recordó que ella le dijo que lo sedujo y quería que tomara su primera vez porque lo amaba. ¿Athina lo ama, o es solo un capricho? Era un interrogante que nunca ha podido descifrar.
Ya llevaba cinco meses en México y su empresa va a ser inaugurada en unas semanas. Esta todo listo para su apertura y nada le impedía regresar a Atenas. Athanasiau la estaba pasando mal; Alondra ha tenido un embarazo muy complicado y él se ha hecho cargo de todo el trabajo en su empresa.
Debía volver, pero, ¿estaba listo? pensaba inquieto. No quería ver a Athina, no sabía cómo iba a reaccionar con su presencia.
La inauguración fue todo un éxito; solo asistió su sobrino Constantin.
Kostas estaba deseoso de saber de Athina, pero no sabía cómo hacer la pregunta sin sonar sospechoso.
—Consta, ¿y cómo están todos en la casa? ¿Tu mamá? —Kostas se animó a preguntar.
—Ay, tío, mi hermanito sí que le ha dado trabajo a mi mamá aun antes de nacer. Ella está bien, pero ya su médico no la deja ir a casa y eso la tiene muy estresada. Athanasiau la ha tenido muy difícil dividiéndose entre la empresa y el hospital. Yo trato de ayudarlos lo más que pueda. —Esta es la ocasión perfecta para preguntar por Athina.
—¿Y Athina no les ayuda? —pregunta, ansioso por saber de ella.
—Tío, ¿no sabes que Athina está en Londres? Ella viajó al día siguiente de su cumpleaños; está estudiando en Oxford y ya lleva dos periodos de administración de empresas. —Constantin no habla más; sabe que el secreto de Athina no debe salir de su boca.
—Qué bien, Athanasiau debe de estar muy orgulloso de que su hija esté estudiando de donde él es egresado.
Era Año Nuevo y Kostas quería visitar a sus ancianos padres en Corinto, ya que Alondra no podía hacerlo. Así que Constantin viajó con él desde México para acompañarlo y compartir con los abuelos.
Estar en Corinto y cambiar de aires fue renovador para Kostas, hasta que llegó una visita inesperada.
—Hijo, mira quién nos vino a visitar. —Su madre entró a la sala donde estaba conversando amenamente con su padre y su sobrino.
—Alicia —Fue lo único que Kostas pudo decir, la mujer llegó y lo saludó como si nada hubiera pasado.
En Londres, Athina no sabe qué inventar para evitar ir a Atenas por pedido de su padre a celebrar año nuevo. Constantin prometió ayudarla, pero este viajó a Corinto, donde sus abuelos. Ivet le insistía que esa era la oportunidad de contarle a su padre que estaba embarazada, pero Athina aún no se sentía capaz.
Hasta que una llamada cambió los planes. Alondra había perdido su bebé.
Eso llenó de tristeza a Athina. Se compadeció de su papá y de su madrastra en su dolor, pero llegar con la noticia de que ella está en embarazo y que de pronto esté Kostas apoyando a su hermana y la vea así no sería lo más sensato.
Entraba a los seis meses y su panza no se podía disimular más. Necesitaba hacer algo, hasta que llegó su salvador.
Constantin convenció a Athanasiau de que jubilara a sus ancianos empleados Hada y Philips. Así que llegaron dos nuevos empleados contratados por Constantin y era a él a quien le debían dar reportes de lo que pasa con Athina.
Alicia, desde ese día en casa de los padres de Kostas, no se ha despegado de su lado. Le pidió que suspendieran los trámites de divorcio, pues se dio cuenta de que estaba cometiendo un error y lo amaba. Solo que la rutina y la lejanía la habían confundido.
Kostas aceptó darle una segunda oportunidad a su matrimonio y la firma final para su anulación nunca se dio. Y aunque él fue el más reacio a que Alicia le pidiera el divorcio, pues él la amaba así no pudiera darle hijos, ahora no siente lo mismo por ella que antes de la separación.
Llegó el mes de abril y con él la celebración anual del Día del Patrimonio Mundial. Se realiza una gala con los más importantes empresarios de Grecia para hacerles un reconocimiento por su aporte a la economía del país. Kostas asistió con su esposa Alicia, y su socio asistió con su ya recuperada esposa Alondra, ya que iban a ser premiados.
Los flashes de las mejores revistas los fotografió, y en esta oportunidad fueron invitados los medios informáticos más importantes del mundo.
Al día siguiente, el periódico The Times tenía en su portada a la pareja empresarial del año. Kostas Papadakis y su esposa Alicia del Castillo.
Athina llegó a clases; ya estaba finalizado el primer periodo del segundo año y su prominente vientre de nueve meses no era impedimento para ser una alumna ejemplar. Hoy era la clase final de la asignatura de marketing y el profesor llegó con varios periódicos del mundo para enseñar a sus alumnos cómo se debe manejar la imagen de un gran empresario.
Hicieron grupos de tres alumnos y Athina estaba con sus amigos Richard y Brandon cuando el profesor les pasó justamente el periódico The Times con la portada de Kostas y su esposa.
«Después de una corta separación, el importante empresario griego Kostas Papadakis regresó con su esposa, la actriz y modelo mexicana Alicia del Castillo. Papadakis confesó que el amor sigue entre los dos y que la separación les hizo entender cuánto se aman y se necesitan. Luego de su reconciliación, el as de los negocios ha cerrado importantes contratos con diferentes multinacionales y abrió una sucursal de su empresa en México junto a su socio y cuñado, Athanassiau Silas».
Cuando Athina terminó de leer, sintió un gran dolor, no solo en su corazón al partirse nuevamente, sino en su vientre, que se puso duro debido a una súbita contracción. Se paró de la silla ante la mirada atónita de sus demás compañeros y del profesor que la vieron muy pálida. Inmediatamente empezó otra fuerte contracción y, como si fuera invocada, Ivet se asomó por casualidad al salón y vio a su amiga que se retorcía del dolor.
—Athina, ¿qué te pasa? —preguntó asustada.
—Ivet, Andreas ya va a nacer.