El sueño de Marcela Smith es convertirse en campeona de Fórmula Uno, sin embargo deberá lidiar contra una mafia de apuestas ilegales, sin escrúpulos, capaz de asesinar con tal de consumar sus pérfidos planes de obtener dinero fácil y que no querrán verla convertida en la mejor del mundo. Marcela enfrentará todo tipo de riesgos y será perseguida por los sicarios vinculados a esa mafia para evitar que cristalice sus ilusiones de ser la reina de las pistas. Paralelamente, Marcela enfrentará los celos de los otros pilotos, sobre todo del astro mundial Jeremy Brown quien intentará evitar que ella le gane y demuestra que es mejor que él, desatándose toda suerte de enfrentamientos dentro y fuera de los autódromos. Marcela no solo rivalizará con mafias y pilotos celosos de su pericia, sino lidiará hasta con su propio novio, que se opone a que ella se convierta en piloto. Y además se suscitará un peculiar triángulo amoroso en el que Marcela no sabrá a quién elegir par a compartir su corazón. Mucho amor, romance, acción, aventura, riesgo, peligros, misterios, crímenes sin resolver, mafias y desventuras se suman en ésta novela fácil de leer que atrapará al lector de principio a fin. ¿Logrará Marcela cumplir su sueño?
NovelToon tiene autorización de Edgar Romero para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 12
Henry tocó varias veces la puerta de la oficina de Bill. -¿Me da un minuto jefe?-, coló luego la nariz, riéndose y haciendo brillar sus ojos. Matthias repasaba unos presupuestos para los nuevos neumáticos de la escudería, con un engomado perfecto, y que serían la sensación en la próxima temporada de la Fórmula Uno.
-Para ti, todo el tiempo del mundo, Jimmy-, se meció en su silla Bill estirando una larga sonrisa.
Henry se sirvió un brandi y jaló una silla. -He estado observando el desempeño de la chica Smith, como usted me pidió, jefe-, le dijo, entonces, a Matthias.
-¿Y qué conclusiones me tienes ?-, se interesó Bill.
-Ella es muy buena, excelente piloto, es valiente, muy hábil y domina a la perfección el timón-, remojó Henry sus labios con el brandi.
-Sí, desde que la conocí me impresionó mucho. He estado revisando sus carreras, ha ganado en varias competencias, está en el ranking nacional, no es cualquier piloto, es muy buena, me interesa vivamente ella -, aceptó Bill.
-Me gusta mucho como ella domina las curvas, ¿la has visto? No frena, enfila y acelera, parece que volara en el aire, convierte al carro en un jet, le pone alas, Bill-, seguía admirado Henry.
-¿Crees que pueda competir contra las otras escuderías? ¿ganarles?-, Matthias confiaba ciegamente en la opinión de Henry.
Jimmy sonrió irónico. -Ella es cien veces mejor que Brown-, dijo.
-¿Tanto así?-, ahora Bill reía de oreja a oreja.
-Ufff, ella es completa, tiene una intuición de gacela, en las rectas es impasable, con la ventaja que saca en las curvas, nadie, absolutamente nadie, ni Brown podrá ganarle-, insistió Henry.
Bill quedó en silencio un rato. -Ya sabes, Jimmy, que tu ciclo está cumplido-, intentó ser diplomático Matthias.
-Lo sé, es parte de la vida-, aceptó Henry, resignado.
-Smith tomará tu lugar la próxima temporada, voy arriesgarme con ella, voy a apostar por Marcela, estoy seguro que ella me dará el campeonato y también mucho dinero en las apuestas legales-, le anunció entonces Matthias.
-A Brown no le va hacer ninguna gracia que la pongas como su compañera de equipo-, fue escéptico Henry.
-Es que Brown no es un buen piloto, Jimmy, campeona porque mi escudería tiene un mejor bólido, superior al resto de equipos y yo no quiero seguir ganando porque tengo más plata que el resto, ansío ganar en la pista, demostrar que mis pilotos son los mejores, Brown es lento, es torpe, es tosco, ya te digo, gana porque tiene un carro superior a los otros y nada más, los demás dueños de escudería dicen que yo los dejo en ridículo porque cuento con un motor insuperable, llantas, todo, y no quiero más eso, lo que busco es un piloto que gane con autoridad. Y Marcela Smith es esa piloto que yo quiero-, le reveló Bill.
-¿Está seguro? Ella aún es una novata-, se mostró incrédulo Henry.
Bill se puso de pie y puso una mano sobre el hombro de su amigo. -Quiero que la prepares, que la mentalices a que es la mejor, que corra mucho, organiza carreras con los otros chicos, hazla competir, que perfeccione su estilo, que mejore sus salidas, que aprenda a esquivar a los que van adelante, hazla una campeona-, subrayó Bill.
-¿Por qué yo? Tú lo has dicho, mi ciclo está cumplido-, quiso ser modesto Henry.
-Por dos razones: porque eres un buen piloto y porque eres mi amigo ja ja ja-, dijo Bill y los dos entonces estallaron en risotadas.
