DOBLE RACIÓN DE LOCURA

Emma

Realmente no me esperaba esta sorpresa, todo confabulando entre mi hermana y Agustín, estoy realmente conmovida por lo que quiso preparar para nosotros. Un yate hermoso, la decoración está hermosa, y el almuerzo que prepararon para nosotros estuvo delicioso.

Después de disfrutar los alimentos, nos sentamos en la parte frontal del yate, allí había un sofá empotrado, Agustín trajo una manta y con eso cubrió nuestros cuerpos, el viento helaba nuestra piel, también trajo una botella de champagne, sirvió el contenido en las copas, me entregó una a mí, y la otra para él. Comenzamos a beber.

Poco a poco, el alcohol empezó a hacer de las suyas, en medio de conversaciones casuales y besos apasionados, me metí debajo de la cobija y comencé a besar el pecho expuesto de Agustín, su cuerpo reaccionó enseguida a mi avance.

- ¡Emma!_ exclamó, pero lo ignore _ soy un hombre, y me gustas, es mejor que te detengas_ trataba de persuadirme, pero continúe bajando por su abdomen, que hasta ese momento no sabía que su cuerpo estaba tan bien trabajado _ que conste que tú empezaste _ fue lo último que dijiste antes de retirar la cobija.

Me tomó por ambas mejillas y juntó sus labios a los míos, su beso fue feroz y demandante, seguí su ritmo, sus labios suaves y gruesos abarcaron por completo mis labios, sentí como mi alma abandonó mi cuerpo con unos simples y sencillos besos.

Sentí como sus manos se ajustaron a mi cintura, me elevó con una facilidad, como si no pesara nada. Me acomodó a horcajadas sobre sus piernas, me removí sobre su regazo cortando distancias entre nosotros, pasó sus manos por mi cintura, sin ir más allá, sabía que no quería faltarme al respeto, pero lo último que yo quería es que él me respetara, quería que me tomara en sus brazos y me hiciera suya en este instante.

Aprovechando la soledad y que el capitán del yate arribo a un muelle y se bajó para darnos privacidad, el ambiente cambio entre nosotros, metió sus manos por debajo de mi vestido, y comenzó a deslizar mis bragas con delicadeza, tuve que ayudarlo para poder liberarme del estorboso trozo de tela.

Acaricio con entusiasmo mi trasero, y un gemido leve se escapó de mis labios, sé que le gustó por qué su amiguito hizo presión en mi entrepierna, mi cuerpo se calentó aún más, pegue mis senos. Así pecho y me apoderé de sus labios.

- Quiero ser tuya_ dije despegando mis labios de los suyos.

- Tus deseos son órdenes, mi reina_ fue lo único que dijo antes de quitar mis vestido por encima de mi cabeza.

Mi cuerpo desnudo quedó expuesto a él, sus ojos brillaron emocionados, y por primera vez, me sentí avergonzada, él me miraba con tanta pasión y adoración, nadie me había mirado de esa forma nunca antes.

- Eres preciosa _ me dijo.

No pude decir nada, me tomó en sus brazos y me llevó dentro del yate, adentro había unas escaleras al lateral que nos llevaba a una habitación que hacía allí, una hermosa cama Queen, perfectamente tendida y decorada, entramos y aseguró la puerta, me dejó suavemente en el piso, yo puse mis brazos alrededor de su cuello, comencé a deslizar mis manos y con agilidad, le quite la camisa. Tal como lo había notado, su cuerpo perfectamente trabajado.

Hicimos conexión con la mirada, mientras retiraba sus pantalones, su bóxer quedó a la vista al poco tiempo, y su miembro pedía a gritos ser liberado, por un momento él dudo y me agarró las manos con suavidad.

- ¿De verdad estás segura?_ quería confirmar, pero en sus ojos se notaba que no quería un NO como respuesta.

- ambos lo deseamos _ dije, entonces ya no hubo marcha atrás.

Me entregué a él en cuerpo y alma, aunque mi alma ya dolía al saber que no lo volvería a ver, y que estos días, serían los últimos a su lado, los iba a disfrutar al máximo.

.

.

.

.

.

Mi cuerpo quedó realmente agotado, Agustín hizo conmigo lo que quiso, sacio sus más oscuros deseos conmigo, y yo, yo solo puedo decir que me encantó cada cosa que hicimos, no sé cuántas veces un hombre puede eyacular, solo sé que a él parecía tener una reserva, incluso los condones que encontramos en el yate se agotaron, y las ganas fueron más grandes que el riesgo que íbamos a tomar, aun así, lo hicimos un par de veces más si protección.

Agustín se comunicó con el capitán para que nos consiguiera la pastilla del día después. Media hora después, el capitán le envío un mensaje, Agustín salió de la habitación y minutos después llegó con la pastilla y un vaso de agua, me la dió y me la tomé enseguida, luego se acostó a mi lado y nos quedamos dormidos.

.

.

.

.

.

Cuando despertamos ya era de día, nos levantamos. Fuimos juntos y tomamos un baño, que fue casi eterno, no podíamos despegar nuestras manos el uno del otro.

Cuando finalmente nos vimos obligados a controlarnos un poco, el capitán nos llevó de regreso al muelle, mi hermana ya nos estaba esperando junto a los chicos que estaban en el yate, cuando llegamos, nos ayudaron a bajar, mi hermana cerró un poco sus ojos, ya sabía lo que estaba pasando por su mente.

- no empieces con tu interrogatorio _ le advertí y ella se rió.

- No te preocupes, se nota que no tienes la fuerza suficiente para hablar, mejor vamos a desayunar y a qué tomes algunas vitaminas..._ hizo una breve pausa _ ¡Oh, si! Y una pastilla del día después _ esto último lo dijo susurrando.

- ya me la tomé, Agustín me la dió _ le dije.

- Pero debiste cuidarte, no solo se previenen embarazos utilizando condón, el puede_ miró hacia atrás, Agustín venía siguiéndonos el paso de cerca, entonces susurró _ el puede tener alguna enfermedad de transmisión sexual_ finalizó su comentario.

- Tienes razón, no lo pensé bien, pero él también corrió riesgo conmigo, él no sabe que tipo de mujer soy, así que enfrentaré las consecuencias, sé que fui muy irresponsable, pero ya veremos _ dije sin darme tiempo de sentir arrepentimiento por lo que había vivido a su lado.

Algo en el fondo de mi corazón y ni razón, me decía que no tuviera dudas, todo iba a estar bien, y el arrepentimiento sería más grande si no me llevaba un recuerdo de el, y que mejor que sus manos grabadas en mi piel.