⚠️𝗔𝘃𝗶𝘀𝗼 𝗜𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲⚠️
𝗖𝗼𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲:
🔺Faltas de ortografía
🔺Palabras vulgares
🔺Escenas sensibles para algunos lectores
𝙎𝙞 𝙪𝙨𝙩𝙚𝙙, 𝙣𝙤 𝙡𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙚𝙣𝙞𝙙𝙤𝙙, 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙧𝙚𝙨𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙙𝙚𝙣𝙪𝙣𝙘𝙞𝙖𝙨 𝙮 𝙨𝙪 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤. 𝙔 𝙨𝙞 𝙖 𝙪𝙨𝙩𝙚𝙙 𝙡𝙚 𝙜𝙪𝙨𝙩𝙖, 𝙗𝙞𝙚𝙣𝙫𝙚𝙣𝙞𝙙𝙤 𝙨𝙚𝙖 ❤
NovelToon tiene autorización de flor para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¿Me estoy pudriendo por dentro o qué?
¿Saben lo que es despertarse con el cuerpo más muerto que tu dignidad? Bueno, ese soy yo esta mañana. No me puedo mover, mis párpados pesan como si me hubieran metido plomo durante la noche.
Y ni hablar de mi estómago... no duele, pero está revuelto, como si tuviera una licuadora encendida ahí adentro. Me siento como si me hubiera tragado una batería descargada.
Genial. Capaz y me está por dar hepatitis o lepra. O peor: me está consumiendo el alma lentamente como castigo por acostarme con un alfa desconocido.
Respiro profundo. No sirve. Me sigue temblando el cuerpo como si fuera un celular con diez llamadas perdidas.
— ¡EMIL, BAJA YA! — grita Nicol desde abajo con esa voz que puede romper espejos.
Genial, ya me arruinó el oído izquierdo. Aún arrastrándome, me pongo la ropa más grande que encuentro. Camisa de cuello alto (ya saben por qué), pantalón flojo y esa cara de muerto que no puedo disimular ni con Photoshop.
Al bajar, Nicol me espera con su café de siempre y su expresión de "te odio pero no lo puedo decir porque tu papá está cerca".
— Tienes mala cara — dice sin tacto. — ¿Estás drogado?
— Claro que sí, me metí azúcar vencida — murmuro. Karen se ríe mientras mastica su tostada como vaca, y mi viejo, como siempre, con el periódico como escudo.
Salgo sin decir más. Hoy tengo cero energía para discutir con cucarachas con peluca.
*******************************
Cuando llego a la universidad, siento que el aire me da náuseas. Todo me molesta. La luz, los pasos, la voz de los idiotas gritando en los pasillos. ¿Desde cuándo mi vida es tan... molesta?
— ¿Hola, alma en pena? — Paul me aparece al lado. — ¿Dormiste algo o te fuiste de joda con Alex?
— Dormí. Mal. Me siento... raro. — Me toco la frente. Está fría. Pero me siento caliente. Capaz estoy incubando un virus asesino y me voy a morir en dos días. Ojalá.
— ¿Raro cómo? — me pregunta, mirándome con cara de mamá gallina.
— Cansado. Irritable. Como si mi cuerpo me estuviera pateando por dentro.
— ¿Te duele algo?
— No. Todo.
Paul me mira fijamente. Frunce el ceño. Va a decir una de esas cosas que me dan ganas de meterle una media en la boca.
— Capaz... tieness que ver a un médico.
— Capaz tienes que dejar de actuar como mi madre — gruño. — Es estrés. Seguro es eso. O el trauma. O la vida. O Karen.
Entramos a clase. Literatura. O como yo le digo: la hora oficial de la muerte cerebral.
*******************************
Estoy sentado al fondo del salón, como siempre, con la cabeza sobre el brazo. La profesora habla sobre algún autor muerto que seguro murió de aburrimiento por escribir tantas páginas sin dibujos. Mis ojos se cierran solos. El cuerpo me pesa. Siento como si me estuviera hundiendo en un océano de sueño. Literal. Un minuto más y me voy al inframundo.
— ¡EMIL! — una voz me despierta.
— ¿Eh? — Doy un salto.
— ¿Dormido otra vez? — me dice la profesora con su tono de escoba con tacones.
— No. Solo cerré los ojos para analizar mejor la poesía — miento. Me mira como si quisiera arrojarme el libro en la cabeza. Me deja en paz, pero sé que anotó mi nombre en su libreta negra del odio.
Cuando termina la clase, Paul me mira con esa cara de “lo sabía”.
— Te dormiste... sin haber trasnochado. Eso no es normal en vos. ¿Seguro que estás bien?
— ¿Por qué todos creen que me estoy muriendo? — contesto cansado. — Seguro es una gripe, o anemia, o algo.
Paul me pone una mano en el hombro. — Emil, de verdad te lo digo... no es por ser paranoico, pero si esto sigue así, te llevo al médico aunque sea en camilla. Me preocupas.
— Ya soy un problema más grande que el hambre mundial. No me metas otra paranoia encima.
Pero la verdad es que también estoy empezando a preocuparme. No por una gripe. Es ese... maldito instinto. Como si algo dentro mío estuviera empezando a crecer y ocupar espacio. Como si... algo pequeño, silencioso, se alimentara de mí desde adentro.
No puede ser. No. Estoy exagerando.
¿O no?
*******************************
Esa noche me miro en el espejo. Me veo igual de feo, pero más cansado. Mi piel está un poco más pálida. Me duele la cabeza. Y... tengo una sensación en el abdomen. No dolor. Más bien como una presión.
Aprieto los labios. Mañana será otro día. Si me muero, que al menos me agarre durmiendo.