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Aria De Vida

Aria De Vida

Status: En proceso
Genre:Acción / Superpoder / Sci-Fi
Popularitas:362
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Ella siempre fue un experimento y nunca había visto el mundo exterior. Cuando al fin la dejaron salir, experimentó de primera mano la complejidad de los humanos y sobre todo, la vida en sí misma, salpicada de melodias alegres y tragicas.

NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Prólogo.

Las risas hacían eco por todo el restaurante. Los niños corriendo de un lado a otro mientras sus padres observaban, y las órdenes de comida se paseaban bajo la guía de pequeñas máquinas inteligentes, mientras todo estaba en calma, armonía.

Ryan miró la hora en su SIA (Sistema Inteligente Artificial) y llegaría justo a tiempo de la hora acordada con Janet, su esposa. Volvió la vista hacia el regalo que había comprado para su hijo Ruth, un enorme robot interactivo. Janet lo iba a matar porque habían acordado claramente, que ese juguete no lo comprarían hasta para navidad, y él se había adelantado medio año.

Sonrió pensando cómo podría calmar a la fiera cuando llegasen a casa. En ese instante, ella lo vio desde la ventana del restaurante y Ryan alzó la mano a modo de saludo.

Entonces hubo una explosión. Y todo se derrumbó en el lugar.

Había gritos, llantos y los escombros aun cayendo. Ryan difícilmente pudo mantenerse despierto. La explosión había sido lo suficientemente fuerte como para mandarlo volando y dejarlo aturdido, sin embargo, entre los zumbidos de sus oídos y su vista borrosa, intentó con todas sus fuerzas llegar hasta el restaurante… donde fue la explosión.

Pero perdió la batalla. Hubo una segunda explosión y ya no supo más…

La negrura lo tragó, sumergiéndolo en un silencio abrumador. Casi podía jurar que estaba suspendido en alguna clase de dimensión alterna, pero no. Solo era su conciencia, intentando salvarlo del dolor.

-¡NOOOOOO!

Ryan se despertó en un sobresalto al repetir esa escena más dolorosa de su vida, en donde lo perdió todo, incluso la voluntad de vivir.

Se frotó el rostro, intentando borrar las lágrimas que mojaban sus mejillas, pero era imposible, las lágrimas no cesaban ni tampoco sus sollozos.

-Janet – murmuró con nostalgia – Ruth… lo siento por seguir vivo…

Enterró su rostro en sus manos y lloró hasta que sintió su alma secarse, si no fuera porque lo habían obligado a vivir, hacía tiempo que se hubiera dado un disparo en su cráneo.

De qué le servía tener tantas medallas condecorativas o ser un miembro de las fuerzas armadas secretas si no pudo salvar a su familia. Ni siquiera pudo enterrarlos. Habían volado en pedazos, dispersos junto con el de otras personas que estaban cerca de ellos.

La bomba fue puesta por unos terroristas en esa época como forma de protesta de la subyugación de un regimiento rebelde de un grupo racial sin especificar; y lograron su objetivo. Los tuvieron en la mira por años antes de que un nuevo fenómeno golpeara al mundo entero.

Ryan peleó contra estos rebeldes, tomando venganza de la muerte de su familia. Él no era culpable de lo que los jefes de gobiernos les obligaban hacer. Ellos solo cumplían con su deber, por qué desquitarse con personas inocentes.

Aún recordaba las palabras de uno de los caudillos… “¿Qué sientes al perder todo por ayudar a personas que no les importas ni un carajo? Mira que has logrado lo que se proponían, pero no podrán devolver a los muertos por muy podridos de dinero estén… es una pena para un soldado como tú… pero ¿estás seguro de que el grupo que defiendes no te traicionó? Piénsalo bien, no creo que seas un estúpido… ”

Tenía razón, pero no dudó en matarlo mientras los recuerdos de su familia lo atormentaban en medio de la lluvia de destrucción, y ni aun con el desastre que se volvió la misión, él no murió. Si acaso tuvo heridas y perdió el antebrazo izquierdo, pero estaba vivo. Lo obligaron a vivir. Le hicieron una de las mejores prótesis biotecnológicas, capaz de hacerlo funcionar como si nunca hubiese perdido esa extremidad, sin embargo, aquello no lo reconfortó ni un poco, solo le hiso querer morirse más rápido.

Al final, su inestabilidad mental terminó por apartarlo de escuadrón antiterrorista y lo encerraron en una institución mental, más que nada para evitar que se suicidara, porque aún podía servir al gobierno y sus guerras sinsentido.

Se dejó caer en la cama mientras miraba hacia la pared acolchada y se perdía en los laberintos de su mente con tal de dejar de pensar.

Entonces la puerta de su habitación se abrió y entró un hombre que ya no reconocía por las cicatrices que cubrían un lado de su rostro, pero las insignias de su traje le dijeron que era un superior de las fuerzas armadas.

-Veo que la está pasando de maravilla coronel Blackwell – caminó erguido por el mullido piso mientras miraba las cuatro paredes desprovistas de alguna cosa personal a excepción de una pequeña frazada envuelta en Ryan – Una habitación de lujo puedo decir.

Pero Ryan lo ignoró y ni siquiera respondió. Se quedó en la misma posición sin prestar atención a lo que hacía o decía ese sujeto, hasta que dijo algo que lo puso nervioso y lo obligó a levantarse de un salto y agarrarle de las solapas de su chaqueta verde.

-¡Deja de bromear maldición! ¡Es que acaso no pueden dejarme en paz!

-Yo no bromeo – a pesar de sus palabras sonrió con burla y cinismo – Y estoy diciendo la verdad. A pesar de lo que intentabas hacerte, nosotros investigamos bien muchas anomalías del caso y estamos casi seguros que tu hijo está vivo.

-¡Solo es un truco para tenerme atado como un perro!

-Es cierto que queremos que aun seas nuestro perro – sonrió al ver cómo Ryan perdía los estribos, estaba preparado y ansiaba para asestarle un golpe – Pero no es un truco. Tenemos imágenes de un chico que trabaja para el grupo Berserke. Y según la computadora, sus rasgos faciales coinciden con los tuyos en bastantes puntos.

-¡Ya basta! – Ryan lo empujó con el afán de darle un puñetazo, no obstante, fue él quien recibió el puñetazo en el abdomen, quitándole el aire, dejándolo tirado en el suelo retorciéndose mientras el otro sonreía con satisfacción.

-Eres un imbécil – una risita resonó – No nos importa si quieres morirte, puedes hacerlo, pero antes debes hacer tu trabajo como el buen perro que eres – Se dio la vuelta para salir – El único incentivo que te daremos será la posibilidad de que tu hijo siga con vida. Si puedes hacer que nos ayude a infiltrarnos en ese grupo, te daremos lo que más quieres.

Ryan lo escuchó reírse mientras la puerta se cerraba, y lo dejaba sumido en su agonía y el enojo.

 Apretó los puños con fuerza y los aporreó en el suelo acolchado, mientras maldecía a todo pulmón su desgracia y a los desgraciados que jugaban con él a su antojo solo por tener su única debilidad.

Quería solo tener la libertad de quitarse la vida para evitar más este sufrimiento, pero lo habían atrapado una vez más. No podría estar seguro si sus palabras eran ciertas o solamente una forma de manipulación; así que no tenía más remedio que verificarlo. Si decía la verdad ese bastardo, haría lo que habían pedido, pero lo estaban subestimando si creían que lo volverían a encadenar y condenar a seguir siendo su mascota por su beneficio. Primero los mataría, para dar el ejemplo de que meterse con él, era sentencia de muerte.

Cerró los ojos y de nuevo se derramaron lágrimas.

Si Ruth estaba vivo, tenía un motivo para seguir vivo, al menos de momento. Se levantó, se secó las lágrimas y miró hacia la cámara que se encontraba en una esquina de la habitación.

-Quiero hablar con el Mayor Chang.

1
YueYue
Brillante
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