Mía Por Siempre Mía

Narra Buriam

Apenas terminé el entrenamiento, salí directo al hospital. Quería ver a Emma, realmente quería saber todo de su vida para poder ayudarla de alguna forma o poder acercarme a ella más rápido.

Al llegar, estaba por bajar, pero la vi salir junto a sus hermanos rápidamente, como si escapara de algo o de alguien. En su pensamiento solo pude leer "por qué tiene que estar justo aquí en Italia " y nada más. Paró un taxi y subió rápidamente con sus hermanos y se fueron.

Al momento de arrancar para seguirla, una mujer vestida muy elegante salió afuera y empezó a mirar por todos lados. Hizo una mueca y entró, al parecer no logro encontrar a quien buscaba.

Le resté importancia a esa mujer y se fui rápidamente a seguir al taxi en el que se iba mi mate. Al momento de llegar, me di cuenta que era unos de los tantos apartamentos que tiene mi familia. Estuve observando unos minutos y me fui hacia la empresa, sabía que ella empezaría la próxima semana al igual que la universidad.

Narra Emma

Estuve toda la noche con las mellizas, estaba muy bien, ya no tenía fiebre, estaba todo normal, pero no querían dejarlas ir hasta que salgan los resultados de las pruebas que le hicieron.

En la mañana, Eider salió a dar una vuelta a estirar las piernas y la verdad se había tardado bastante, que les dije a las mellizas que ya volvía y no tardaba, ellas asintieron y salí. Mire por los pasillos y nada, estaba por tomar el ascensor cuando la vi, era ella.

Era esa mujer que no merecía que la llamaran madre. Estaba saliendo del ascensor y, al momento que levanto la mirada, me di vuelta rápidamente y vi a Eider que venía hacia a mí. Me acerqué rápidamente, lo agarré del brazo y me lo llevé a la habitación.

Al entrar lo solté, vi a mis hermanos muy nerviosa y también enfadada. Ella dándose la gran vida mientras sus hijos hacen hasta lo imposible para sobrevivir. Estaba caminando de un lado a otro pidiendo que no me haya reconocido cuando entra el doctor.

Doctor: Buenos días, veo que las niñas ya están bien – se acerca con una sonrisa.

Emma: Buenos días, sí, ya están mejor – tratando de estar tranquila.

Amarís: Ya estamos muchos mejor doctor, gracias – sonríe.

Amira: Dígame doctor, ¿cuándo nos podemos ir? Estamos aburridas – hace un puchero.

Eider: No importa si están aburridas, hasta que el doc diga que están bien nos iremos, ¿verdad mamá? – la mira.

Emma: Sí, claro –*debo llevarme a mis hermanos y si quiere quitármelos al verlos ya grandes que haré*_nerviosa.

Doctor: Si todo está normal – escribiendo en su libreta – Niñas, podrán irse cuando salgan sus resultados, si están normales las dejaremos ir, de acuerdo – las mira con una sonrisa.

Ami - Mari: Está bien doctor – sonríe.

Emma: Está bien, pero podría decirme si esas pruebas saldrán rápido – ansiosa.

Doctor: Sí, en 20 minutos ya estarán listas, no se preocupe, volveré cuando las pruebas ya están listas – le sonríe y sale.

Emma: *Diablos, espero que esa mujer no se atreva a aparecerse en esta habitación hasta que nos vayamos*_ se sienta junto a Eider.

Luego de 20 minutos, el doctor volvió con los resultados, los reviso y todo estaba normal y decidió darle el alta. Emma agradeció rápidamente firmando para su salida. Al momento del doctor estar saliendo, le dijo que había una mujer muy elegante buscado la afuera.

Ella sabía de quién se trataba que solo asintió. Eider le dijo que él iría a ver de quien se trabaja y ella rápidamente le dijo que no, que se encargará de ayudar a las mellizas y acomodar todo para irnos. Suspiré y salí encontrándome con ella frente a frente. Me miró de arriba a abajo y hizo una mueca de desagrado.

Marta: Veo que ya estás hecha toda una mujer y muy linda – camina a su alrededor.

Emma: Dime qué quieres y lárgate – sería.

Marta: ¿Y no me dirás mamá? Por qué eso es lo que soy, me debes respeto, pero ya veo mi madre no te enseño nada – mueca.

Emma: No hables de esa forma de mi madre, ella me enseñó muchos valores y cosas que tú nunca podrías hacerlo – apretando sus puños – Para que te llamen madre y también que te dé mi respeto, deberías ganarte lo, ¿no crees? – entre dientes.

Marta: Veo que tiene algún rencor hacía mi – ríe – Dime, ¿el chiquillo que te llevaste rápidamente es tu hermano? – levanta una ceja.

Emma: No veo por qué tengo que responder a tu pregunta, así que mejor lárgate y no vuelvas a aparecer como lo hiciste por mucho tiempo – enojada.

Marta: Te busque y la casa ya fue vendida, no esperaba verte justo aquí en Italia – sería.

Emma: ¿Haci que lo hicistes? Dime, ¿por qué fuiste a buscarme para dejarme a tu nuevo hijo que no querías porque tú nuevo marido no te quería con ellos? – ríe.

Marta: No, no fui a eso, la verdad ya no puedo tener hijos, llevo intentándolo por dos años y no logro volver a quedar embarazada – sería – Dime, ¿qué hiciste con las mellizas que te di? ¿Las tienes tu o la dejaste en algún hogar? – la mira atenta.

Emma: *¿Acaso quiere a las Mellis?*– Lo siento mucho, eso es lo que quieres escuchar de mi parte, pero no le doy gracias al de arriba que allá sido así por qué si no estabas conforme con ese nuevo hijo, quien sabe que hubiese hecho con el al no encontrar me – sería.

Marta: No respondiste mi pregunta, ¿qué hiciste con tus hermanas o dime cuantos años tiene tu hermano? – agarra su brazo.

Emma: Se suelta de su agarre – No tengo por qué responder tus preguntas, no quiero que estés aquí cuando salga, ¿escuchaste? – entra enojada.

Al momento de entrar termine de arreglar a las mellis rápidamente y las cargué, hice que Eider agarrara todas nuestras cosas y salí rápido y no estaba ahí afuera y eso lo agradecí. Sali rápidamente del hospital y paré un taxi y me fuy llevándome a mi hermanos rápidamente de ahí.

En el camino trate de tranquilizarme, ya que Eider estaba algo preocupado. Al llegar subi y hice que se bañara y yo bañé a las mellis y la puse a cada una en su cama y les dije que descansaran y Eider también hizo lo mismo. Cuando ellos se durmieron sali a la sala a pensar en todo lo ocurrido.

No podía creer que tan sinica podría ser esa mujer, ¿acaso estaba pensando quitarme a mis hermanos por qué ahora no puede tener hijos? El solo hecho de pensar eso me enloquece.

Así paso una semana donde gracias a dios no volví a cruzar me con ella por ningún lado. En este tiempo, Adara me ayudó a conseguir una niñera para mis hermanos y era muy linda y amable. Le expliqué absolutamente todo lo que tiene que saber de mis hermanos.

Empezaría a partir de mañana, ya que ellos tiene clases y yo también. Luego de eso tengo que ir a la empresa ya que firmaría mi contrato y empezaré mi primer día de trabajo. Estaba muy nerviosa de solo pensar de volver a Buriam.

Al día siguiente me levanté temprano, prepare el desayuno y las cosas de mis hermanos, fui a bañarme y cambiarme para ir a la universidad mientras ellos hacían lo mismo. Al terminar salieron y puse la mesa y les serví, senté a las mellis y empezaron a comer mientras yo las peinaba.

Al terminar bajamos y nos encontramos con Adara que estaba en su choche y se ofreció a llevarnos a todos a nuestro destino y aceptamos con gusto. Dejamos a mis hermanos en sus escuelas y nos fuimos a la universidad.

Al llegar todos nos miraban, ella me llevo hasta mi clases y se fue a la suya. Durante toda la mañana me la pasé de una clase a otra, realmente había olvidado lo que era asistir a clases, la verdad la mañana estubo muy tranquila.

Al terminar, Adara me llevo a los baños de la universidad y me entrego una bolsa y me dijo que me cambiara que ella me llevaría a mi primer día de trabajo, pero debía verme sexy.

Adara: Dime Emma, ¿ya estás lista o aún sigues pensando si vas a ponértelo? – afirmada en la pared.

Emma: Si ya estoy listo Adara – sale – ¿Y qué tal me veo? ¿Estoy más presentable para la empresa? – atenta.

Adara: "Estás preciosa, estoy muy orgullosa de que seas mi cuñada"-viéndola de arriba a abajo.

Emma: "¿Cuñada?", levanta una ceja.

Adara: *"Mierda, metí la pata*. Lo siento, me confundí, Emma. Estás preciosa, ahora sí, vámonos", -agarra su mano.

Emma: "*Para mí lo dijo muy segura*",-detrás de ella.

Al salir, nos fuimos directamente a la empresa. Al llegar, ella me dice mucha suerte y se fue. Me adentré, fui a recepción, di mi nombre y me entregaron mi pase. Me fui directamente al último piso.

Al llegar, su secretaria me recibió muy amablemente y me hizo entrar. Al momento que entré a la oficina de él, mis nervios estaban al 100%. Realmente se veía más lindo que la última vez.

Él se dio vuelta y me hizo sentar frente a él, pero nuevamente pude notar su intensa mirada hacia mí, que me pone aún más nerviosa. Empezó a hablarme nuevamente de todos los detalles del trabajo y cómo sería. Luego me entregó el contrato.

Lo miré y leí unos minutos bajo su atenta mirada, que en ningún momento dejaba de observarme. Al terminar de leer el contrato, no tube objeción con nada y decidí firmar. Al momento que lo hice, pude notar una leve sonrisa de su parte y, ¡Dios, mucho más lindo se veía!

Realmente no sabía qué diablos me sucedía. Cada vez que lo tenía enfrente, me entraban unos nervios terribles y no podía dejar de verlo. Él se paró, acomodó su traje y estiró su mano con una sonrisa, la cual acepté de inmediato.

Al momento de hacerlo, un escalofrío recorrió mi cuerpo. No podía creer que con un simple tacto me hacía sentir así. Pude notar que, al parecer, él sintió lo mismo. Nos quedamos observando unos segundos hasta que decidí volver a la realidad: era mi jefe, ¿qué diablos estaba pasando por mi cabeza?

Emma: "Señor Buriam, ¿hay algo que realmente no me quedó muy en claro? ¿Dónde será mi lugar de trabajo?", atenta.

Buriam: "Ya te dije, solo dime Buriam, nada de 'señor', me haces sentir viejo", hace una mueca. "Y sobre eso, tu lugar de trabajo será aquí, justo ahí. Ahí hay otra pequeña oficina donde estarás", sonríe.

Emma: *Parece un angelito cuando sonríe, ¡golpe mental! Ya, Emma, contrólate, es tu jefe! Saca esa cara de boba que tienes y responde*. "Okey, entendido, Buriam. Entonces me iré hacia allí a poner todo en orden, así empiezo de una vez. Con permiso", sonríe.

Buriam: "Adelante, y no te preocupes, no soy el ogro que todos dicen", sonríe y se sienta en su lugar.

Así me la pasé el día entero con Buriam, en diferentes reuniones, comidas de negocio, revisiones de nuevos proyectos en construcción, hasta que llegó la hora de salir. Él se ofreció a llevarme a casa, pero me negué a aceptarlo, luego ¿qué pensaría la gente de la empresa?

Me despedí de él, tomé un taxi y fui a casa, encontrándome con mis hermanos, que me contaron todo lo que hicieron en el día, y yo los escuché con una sonrisa al saber que ellos también la estaban pasando bien en Italia.