dos vidas al borde del abismo, sus sentimientos y emociones se cruzan, sueños inalcanzables.
Sora un chico de 19 años que ha abandonado sus sueños y Mai una chica de 18 que no sabe como avanzar, a donde nos llevará su encuentro.
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capitulo 2:El pueblo
Sora siguió su camino ,compro los huevos y se dirigió de regreso a casa de su abuela.
Mientras caminaba, no podía dejar de pensar en la chica que había visto en la colina.
La imagen de sus ojos color miel, su pelo de color marrón chocolate se había grabado en su mente, y no podía sacarla de él
Al llegar a la casa, su abuela lo recibió con una sonrisa cálida. "Hola, Sora. ¿Cómo estuvo tu caminata?", mientras se acercaba a él con una taza de té caliente.
Sora caza la taza." Estuvo bien, nada a cambiado abuela, ah y aquí están los huevos que me pediste", respondió. Mientras sacaba la bolsa de huevos de la mochila.
Su abuela se sentó a su lado. "¿ no piensas seguir dibujando? ¿Te molesta algo?, preguntó, mientras se inclinaba hacia adelante tomando su mano.
Sora se encogió de hombros. "No lo sé." Respondió, mientras se ruborizaba ligeramente.
Su abuela sonríe. " bueno, tal vez te parezca un pueblo aburrido", dijo. "Este pueblo es pequeño, pero encontrarás que hay cosas más interesantes, si caminas en el".
Sora asintió con la cabeza, pero no dijo nada más. Se sentía un poco incomodo hablando sobre lo que sentía con su abuela.
Pasaron el resto del día en silencio. Sora pintando en su habitación o al menos tratando de hacerlo, su abuela cocinando en la cocina. El olor a comida cacera llenaba el aire, y Sora se sintió cómodo y relajado.
Al día siguiente, Sora decidió salir a explorar al pueblo de nuevo. Caminando por las calles empedradas, mirando las tiendas y los restaurantes rústicos. La gente del pueblo lo saludaba muy atentamente, y Sora sintió como si fuera parte de la comunidad.
De repente, escucha un ruido detrás de él. Se volvió y vio a un grupo de niños jugando en la calle, uno de ellos lo miró y sonrió.
"Hola" , dijo el niño. "¿Eres nuevo aquí?"
Sora asintió con la cabeza. "Si, soy Sora", Respondió.
El niño se acercó a él. "Me llamo taro", dijo.
"¿Quieres jugar con nosotros?"
Sora se sintió un poco incomodo, pero Taro parecía un niño amable. "Claro", dijo. "¿A que juegan?"
Taro sonríe. "Vamos a jugar al fútbol", dijo.
"¿Sabes jugar?"
Sora asintió con la cabeza. " si, se jugar", Respondió.
Jugo al fútbol con los niños como si fuese uno más del montón, riendo y divirtiéndose. El sol brillaba el cielo, y el aire estaba lleno de risas y gritos de alegría.
Y en una esquina, escondida, nadie noto que los observa con una una sonrisa dulce la chica del minisuper.
Sora regreso a su casa casa, exhausto pero contento después de jugar un rato con los niños. Se sentó en su escritorio saco su cuaderno, y comenzó a dibujar, tratando de capturar la imagen del pueblo el paisaje, y lo que vioy vivió ese día. El lápiz se movía suavemente sobre el papel.
Mientras dibujaba, Sora se dio cuenta de que no podía continuar, se sentía frustrado como si intentará atrapar un sueño que se le escapaba. Y de la nada biene a su cabeza laimagen de la chica que vio en la colina.
Sora se detuvo y miró su dibujo con descontento, como si toda la inspiración que tenia, se la ubieran arrancado de la nada.
Se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia afuera. El sol comenzaba a ponerse, y el cielo se estaba tiñendo de colores cálidos. La luz dorada se reflejaba en las casas del pueblo, y Sora sintió como si viera uno de sus cuadros vivos, pero no podía pintarlo.
Sora se sintió un poco melancólico, se le vino a la cabeza la imagen de aquella chica otra vez, había algo en ella que el no podía dejar de pensar,¿ será su piel? ¿Su pelo? ¿O acaso serán sus ojos?
Se sentó de nuevo en su escritorio y comenzó a dibujar de nuevo, tratando de capturar la imagen de la chica. Fue cuando se dio cuenta, de que había encontrado el paisaje que tanto buscaba.
Mientras dibujaba, Sora se sintió un poco más relajado, motivado. La frustración que había sentido comenzó aa disiparse, y se sintió conectado nuevamente a su arte.
Pero justo cuando estaba empezando a sentirse satisfecho con su dibujo, escuchó un golpe en la puerta, su abuela lo llama diciendo que tenia visitas, se trataba de Taro, el niño que había jugado fútbol con el antes.
" Hola, Sora", dijo Taro, sonriendo. "¿Quieres venir a cenar conmigo y mi familia?"
Sora se sintió sorprendido, su abuela contesta por el diciendo que Sora se sentía agradecido y que haceptaba la invitación.
"Claro", dijo." Me encantaría".
Taro sonrió y se dio la vuelta, esperando a que Sora lo siguiera. Sora cerró la puerta y siguió a Taro, quien vivía colina abajo, y resulta que eran vecinos, y por eso Taro lo invita ya que lo vio entrar en la casa de doña yuka.