La Protegida De La Bratva

Siempre fui conocido como la bestia, un sádico del infierno que disfruta de torturar a sus víctimas hasta que se desmayen del dolor o se mueran. Desde adolescente se me enseñó a usar todo tipo de armas, Mazze era la encargada de eso y también ella tenía un pequeño gusto por los abusadores, solía cortarles sus miembros y apoyar rápidamente un fierro al rojo vivo para cauterizar la herida y que no se mueran desangrados para poder seguir torturándolos. En cambio, Artem era más práctico, si bien disfrutaba a veces de la tortura, siempre prefirió el disparo en la cabeza y listo. Por eso somos un perfecto equipo, aunque no sabría cuál está más loco, pero somos leales y cuidamos de nuestras espaldas.

Ingreso en mi edificio de reuniones, sé que Mazze estará presente, pero con su máscara puesta para que nadie la reconozca, mientras que Artem llegará más tarde porque debe ocuparse de unos asuntos diferentes.

Señor, su invitado está en la sala de reuniones. No vino solo- la voz de mi asistente tiene un tinte de miedo detrás, aquí las reuniones no suelen terminar sin algún cadáver de por medio.

Asiento y me dirijo al ascensor, llego al piso 10 donde se llevara a cabo todo y ni bien salgo veo a Mazze parada frente a las grandes puertas que dan a la sala, lleva en su cintura de cada lado una navaja y se nota en su espalda baja un arma de fuego. Ni siquiera voltea a verme, su mirada está fija en las puertas y sus manos cerradas en puños.

Buenos días- le digo sabiendo que ella escuchó el abrir de las puertas del ascensor.

Vino con su sobrino menor- puedo notar la molestia en su voz.

Era obvio que no vendría solo- le digo y procedo a abrir la puerta -Señor Giorgius, bienvenido a Rusia-

Oh Darko demasiada formalidad para ser el hijo de un viejo amigo- un hombre de unos casi 60 años se levanta de su silla y me extiende la mano, que estrecho sin problemas y me abraza con confianza. Puedo notar que sus ojos están decaídos y tiene ojeras.

Mi padre y él se conocieron hace muchos años, comercializaban juntos y compartían rutas, incluso cuando yo aún era un niño, Rusia y Grecia se unieron en contra de los Ucranianos que reclamaban una ruta que jamás les había pertenecido, mi padre siempre me dijo que las alianzas eran necesarias para poder fortalecer el poder y de todas las que el tenía, la única que aún mantenía era con el jefe alemán y con el jefe griego.

es un placer que haya podido venir a pesar de la poca anticipación- le digo dejando que vuelva a sentarse y tomando asiento en la cabecera de la mesa.

Deja que te presente a mi sobrino y futuro Gio de la familia, Ikanor Giorgius, hijo de mi difunto hermano- dice señalando al joven que se encuentra sentado a su lado y que me mira como si quisiera asesinarme. "Iván es un monstruo, pero su hermano menor es el mismo diablo" las palabras de Alina resuenan en mi mente y le devuelvo al pendejo la mirada que se merece.

Parece joven- le digo desviando mi mirada. Si sigue haciéndose el vivo le voy a arrancar la lengua aquí mismo.

Si lo parece, pero ya tiene 28 años y creo que es momento de que ocupe el puesto, quiero retirarme- me dice encogiéndose de hombros.

Tengo entendido que tienes otro sobrino- le digo sin rodeos.

No me hables de ese estúpido, demasiados problemas me ha dado- puedo notar que su mirada se pone entre enojada y triste.

¿Problemas?- le digo haciendo el que no se nada. Puedo sentir como la respiración de Mazze qué está parada detrás de mí se hace más profunda.

Iván es un joven complicado Darko, sus ataques de ira lo llevan a cometer estupideces y creo que esta vez sé metió en problemas de los cuales no tengo intención de salvarlo- me dice mirando la taza de café que tiene frente a él -un viejo amigo murió hace tiempo, la hija de este era la esposa de Iván, pero al parecer él la maltrato y ahora la chica se escapó con una pequeña- veo que saca de su billetera una foto y me la entrega.

Hago uso de toda mi frialdad, Alina sostiene a Selene en brazos, no debe de tener ni siquiera un año y su sonrisa me hipnotiza mucho más. Le entrego nuevamente la foto y veo de reojo que su sobrino ni siquiera parpadea al verme como si esperara alguna reacción de mi parte y obviamente no le doy el gusto.

Cambiaré de estrategia, pensaba decirle que ella estaba conmigo y que no dejaría que le pusieran una sola mano encima de nuevo, pero algo en Ikanor hace que me detenga, debo investigar a fondo a este sujeto, no me fío de como se maneja en mi presencia, es como si él supiera algo y está esperando a confirmarlo.

Es una pena escuchar eso, sabes la devoción que tenemos nosotros por las mujeres- le digo apoyando por completo mi espalda en el respaldo del sillón.

Me duele pensar que pueden estar pasando hambre o penurias con tan solo estar lejos de él, prometí protegerla y falle, jamás me voy a perdonar si algo les ocurre- veo que realmente se preocupa por ellas, pero el haber venido con el pendejo hace que no pueda decirle la verdad, no me fío de nadie.

Tarde o temprano, ellas aparecerán, tío y mi hermano pagará con su sangre el haberles tocado un solo cabello- la voz de Ikanor hace que por un momento los vellos de los brazos de Ian se ericen.

¿Odias a tu hermano?- la pregunta sale de mi boca antes de que realmente la piense.

Mi cuñada siempre fue demasiada mujer para él, los maltratos eran de público conocimiento y ahora que están desaparecidas no tengo por qué sentir amor por aquella persona con la que comparto sangre- dice sin parpadear y lo observo porque hay algo que aquí no me cuadra.

¿Qué pasaría si te dijera que no sé donde están, pero si sé porque se fueron?- le digo y mi sonrisa sádica se forma en mi rostro.

Ambos hombres dejan caer sus máscaras frente a mí y por primera vez revelan sus verdaderas emociones, Ian siente tristeza y esperanza, pero en Ikanor veo deseo y eso me enfurece por dentro.