Dos de diciembre:

El dos de diciembre siempre le recuerda a Tristán que está solo, no porque algo trágico hubiera ocurrido en esa fecha, sino porque en esa fecha pasó algo tan dulce que le duele saber que no lo recupero.

Tristan siempre se esmera en recordar cosas buenas pero eso solo lo hace sentir triste porque se da cuenta que nunca volverá a ser tan feliz como antes.

Desde hace años Tristán tiene un cajón en el que guarda amores perdidos, allí se encuentra su madre, también se encuentra su padre y también está él.

Tristan los guarda allí con la intención de que en un futuro le devuelvan su alegría pero todos sabemos que eso no va a ocurrir, entonces solo le queda abrir la botella de vino que reposa cada diciembre en su refrigerador, junto a la verduras y la natilla. Sinceramente, es mejor estar borracho que recordarlo sobrio, lo hará más dificil.

Tristán siempre ha amado dibujar, quizá no sea el mejor en ello pero lo ama, entonces este día decidió dibujarlo a él. Con su lápiz carboncillo empieza a trazar sus profundos ojos negros, largas pestañas en ellos y el característico brillo que siempre amo, luego proceder a hacer el resto de su rostro recordando el rostro de quien más amo con cada trazo, recordando cada uno de sus gestos y su dulce voz.

Tristán era más que consciente que lo extrañaba, extrañaba su cítrico perfume de poco precio, su horrible olor a café y sus cicatrices por las drogas, pero también era consciente de que eso no llegaría durar más de lo que duró porque ambos eran una bomba de tiempo que explotó en diciembre.

Los dulces besos que lo hicieron olvidar por un tiempo la soledad en su corazón los sentía en su rostro mientras dibujaba a aquella persona, aún sentía las dulces palabras de amor y las suaves manos recorrer su cuerpo. Sin darse cuenta, lágrimas cayeron en su dibujo y tuvo que detenerse, sus manos temblaban y sintió como todo el dolor fluyó por medio de sollozos y llanto.

Se había estado reprimiendo de todo esto durante todo el año para derrumbarse el segundo día de este mes, sentía como todo a su alrededor gritaba el nombre de la persona que amo pero ya no está junto a él.

Cuando sintió que el llanto disminuyó, apoyo su cabeza en la mesa y dejo que su cabello le pícara un poco los ojos. Era como un muerto en vida, le habían arrebatado cosas importantes y eso lo hacía sentir extremadamente miserable.

La puerta fue golpeada y él fue a abrirla luego de limpiar su rostro con las mangas de su suéter de lana, allí se encontraba su vecina con una botella de vino y dos copa:

— ¿Quieres beber un poco?—

— No me caería mal— le respondió el chico.

La vecina entro y se sentó en el sofá marrón de Tristán, este se sentó frente a ella y allí empezaron a beber.

La vecina de Tristán bebía en esta ocasión porque su pequeña hija ahora estaba con su padre, quería olvidar un poco la mierda que había pasado y sabía que Tristán buscaba lo mismo. Cuando lo vio colapsar en innumerables diciembres, entendió que ella no era la única que estaba mal y entendió que Tristán también necesitaba un momento de paz entre tantos recuerdos.

Ya ebrios, la vecina tambaleante se puso en pie y vio el retrato que hizo Tristán de la persona que más amo, paso sus dedos por el papel y dijo:

— Aún lo recuerdo—

— ¿Lo haces?— cuestiono Tristán mirándola, ella miraba el dibujo con suma atención.

— El te hizo feliz— susurró la mujer— Pero también te hizo triste, pensé que duraría más pero al parecer lo mío no son las predicciones.

Tristán también pensó que duraría más, sabía que esa persona estaba mucho peor que él pero realmente quería que durará más, no había pensado que perderlo le dejaría tan marcado. Otra persona que guardo en el cajón de las personas que más amo.

La vecina de Tristán estaba lo suficientemente borracha para siquiera caminar, así que él la acomodo en su cama y la dejo durmiendo allí. Él tomó una manta y se acomodo en el sofá para dormir.

Tristán no era el hombre más alto, media menos del promedio, así que no le era tan incomodo acomodarse en el sofá marrón. La persona que más amo si que era más alta, sus piernas siempre se doblaban cuando dormía allí y amanecía con dolor de espalda y extremidades.

El vino en el sistema de Tristán aún no le permitían dormir, así que empezo a recordar, habían cosas felices en diciembre pero para él, había sido el mes en que más había perdido, entonces no sé sentía bien, se sentía terriblemente adolorido, pero no podía huir de los recuerdos porque estos lo perseguían.

Tristán siempre había amado dibujar y la persona que más amo siempre había amado verlo dibujar, especialmente cuando el sol de primavera si filtraba por el pequeño apartamento y con sus rayos iluminaba todo, el calor estaba en su punto y hacia que Tristán utilizará bermudas con camisas blancas, también porque aquella luz siempre hacia que Tristán luciera extremadamente adorable.

Realmente habían vivido buenas temporadas, así como habían pasado las peores tormentas juntos ¿Entonces porque no duró más de lo que duró?

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