Capítulo 5. Despertar.

Narra Fernando...

- Paciente varón de 33 años de edad, sin antecedentes patológicos conocidos, recibe herida por proyectil de arma de fuego a nivel de hemitórax derecho aproximadamente 15 minutos antes de su ingreso. Hemodinámicamente inestable.... Se realizó Rayos X de tórax y toracotomía de urgencia....

Escuché las voces masculinas y femeninas, mis párpados pesaban haciendo difícil abrirlos, pero supe que estaban hablando de mí. Me encontraba en una habitación bastante iluminada de paredes blancas. Si, no había muerto y, según lo que los médicos hablaban de mi, me estaba recuperando favorablemente.

- Zuly!! Recordé casi de inmediato, la había visto cuando llegué, está aquí? No escucho su voz! - busqué entre las personas que estaban en mi habitación y el monitor que marcaba mis signos vitales comenzó a dar alarmas.

- Tranquilícese por favor, todo está bien. Usted fué herido por una bala, pero recibió atención inmediata. Se va a recuperar.

- Zuly! - Avancé a decir casi sin voz.

- Se trata de su esposa? Algún familiar tal vez?. Le diré a la persona que lo acompaña que la contacte - Me dijo una mujer que parecía ser enfermera.

Tal parece que no sabe de quién hablo. Tengo que tranquilizarme, mientras más rápido me recupere, podré buscarla sin perder tiempo. Será posible? Después de tantos años? Después de buscarla como aguja en un pajar sin conseguirlo, ella vuelve a mí sin buscarla. Era el destino dándome una señal? Por fin! Podría darle todo lo que ella merece! Podría protegerla de sus fantasmas.

Mi mente no pudo evitar viajar al pasado.

Luego de verla lastimada en aquella quebrada lavándose, luego de verla alejarse de mi con aquella mirada fría, mi cuerpo entero fue estremecido por un escalofrío y de pronto me sentí tan débil que regresé a la casa arrastrando los pies del cansancio, busqué mi cama y me tiré sobre ella buscando el sueño sin ánimo de volver a despertar, estuve 4 noches y 3 días con fiebre, me salieron ampollas por todo el cuerpo, la vecina que fué a verme algunas veces para alimentarme me había dicho que me dió la varicela. Fué más de una semana de fastidio sin poder salir porque me dijo que podía contagiar a otras personas.

Una vez que me recuperé y no recuerdo muy bien cuánto tiempo tomó esa recuperación, salí corriendo en busca de mi amiga, esta vez no importaba lo que me pasaría, la protegería de ese mal nacido! Me iba a escuchar el muy bastardo. Pero para mí sorpresa, cuando llegué a la casa, no había nada, estaba vacía, cómo que si nadie la hubiera ocupado antes. Sentí el dolor y desesperación de quién pierde todo lo que ama. Lloré mientras golpeaba la puerta y alguien que pasaba cerca, al verme me dijo que la familia que había vivido ahí se había mudado al centro del pueblo. - Una familia con una suerte bastante triste - dijo el anciano - merecen un nuevo comienzo.

Sentí un nudo en la garganta, era como si me dieran la triste noticia de que mi amiga había ido al cielo y no la volvería a ver.

Caminé buscando en el pueblo sin encontrarla, después de un día deambulando, llegó el hambre y no tenía a dónde ir. Observé una cafetería y me acerqué con la intención de pedir algo de comida. Pero al asomarme, la vergüenza se apoderaba de mi. Vencido por mi estómago vacío, me atreví a entrar. La dueña al verme se acercó y me dijo que me fuera, que los mendigos no eran bienvenidos. - No soy un mendigo - le dije - Soy un niño huérfano que busca trabajo para comer. Si usted me permite trabajar para usted a cambio de comida, le estaría muy agradecido. Puedo lavar los platos y hacer la limpieza, incluso los mandados!.

- Y crees que voy a confiar mi dinero para los mandados a un vagabundo como tú? - me dijo - no me hagas perder el tiempo y lárgate de aquí!.

- No debería ser tan dura con el niño, no le ha venido a robar si no a pedir una oportunidad de trabajo. Otros prefieren dedicarse a la delincuencia. Si usted no está dispuesta a darle el trabajo, al menos sea un poco menos grosera - le dijo un hombre que se encontraba sentado en una de las mesas, estaba solo, leyendo el periódico. - de todas maneras, ya que usted le ha negado trabajar a cambio de comida, yo invitaré al pequeño a comer unos sándwiches y usted nos servirá de la manera más cortéz que le sea posible - le dijo mirándola con superioridad.

La señora bajó la cabeza y entró a la cocina, mientras aquel hombre me hizo una señal con su mano para que me siente en la silla frente a el. Era un hombre jóven, de unos 30 años quizás, alto, de facciones delicadas, delgado, llevaba unos lentes redondos que cubrían sus ojos azules. Tomó un sorbo de su café - Así que dices que eres huérfano? - me dijo sin mostrar interés.

- Mi madre murió hace unos meses, mi hermano mayor la asesinó y ahora está en prisión. Mi padre es un hombre alcohólico que no es consciente de su propia existencia y menos de la mía, hace días que no llega a la casa, y tampoco me interesa saber dónde está. Así que sí señor, soy huérfano. - le dije sin miedo de revelar mi procedencia.

El hombre dejó el periódico a un lado - Cómo te llamas pequeño? - interrogó.

- Fernando Salas señor. Gracias por invitarme a comer, puedo lustrar sus zapatos como muestra de agradecimiento por su bondad - le dije y no sentí vergüenza. Aquel hombre me inspiraba cierta paz y confianza, era fácil hablarle.

- Mis zapatos están limpios, pero gracias - dijo. Los sandwiches llegaron y aquel hombre me hizo señas con su mano para que me sirviera. Yo prácticamente devoré aquellos deliciosos alimentos.

- Puedo saber cómo se llama usted señor? - le dije una vez que terminé de masticar el último bocado.

- Augusto de Aragón - me dijo, inmediatamente asimilé que era una persona bastante importante.

Aquel buen hombre me preguntó cómo era mi vida y le conté sin ocultar nada.

- Si puedo abusar de su bondad, podría usted contratarme como su empleado? Haré cualquier cosa que usted necesite. Aún soy un niño pero puedo aprender cualquier oficio, solo necesito que me enseñe una vez y yo lo aprenderé rápido - le dije con una pizca de esperanza.

- Me parece que la vida que te tocó vivir ha hecho que tú madurez antes que cualquier niño de tu edad. Talvez me sirvas después de todo - me dijo mirando hacia la ventana, pero sin mirarla exactamente. - Pero para eso, debes prepararte y hay mucho trabajo por hacer y no puedo perder el tiempo en caso de que en algún momento me salgas con que extrañas a tu padre. - Me dijo con un tono bastante serio.

- Jamás! Muchas veces quise escapar de ese viejo con mi madre y la única razón por la que no lo hice fue ella. Ahora ella se ha ido y mi amiga, no sé dónde está. Debo trabajar para tener dinero y así poder encontrarla y ayudarla - le dije sin titubear.

- La única manera en que puedes ayudar a tu amiga, es convirtiéndote en un hombre poderoso. Me refiero a que debes ser más exitoso de lo que soy yo, solo así, podrás conseguir cualquier cosa que te propones - me dijo mirándome a los ojos fijamente - hoy, por alguna razón me conociste y yo te conocí, podemos ayudarnos mutuamente, pero la pregunta es, estás listo? Será que tú eres lo que estoy buscando?.

-Sí señor! No lo dude! Soy yo, contráteme, no se va a arrepentir!. Haré lo que usted necesite - le dije emocionado sin darme cuenta me había levantado de la silla con mis manos puestas en la mesa.

Me miró fijamente para luego verme de pies a cabeza. - Necesito un hijo - me dijo con la voz más seria que había escuchado. - pero para eso, debes educarte y aprender mucho. Si aceptas, te convertirás en un hombre muy poderoso. Si no aceptas, seguirás en la calle sin poder ayudarte a ti mismo ni a nadie. Pero, si aceptas, deberás hacer todo lo que yo diga y no te atreverás a desobedecer mis órdenes nunca, serás el modelo de hijo a seguir. Pero si me fallas, destruiré lo único que tiene valor para ti en la vida.

Su rostro parecía calmado al decir todo eso, pero sus ojos parecían arder en llamas.

Me estremecí recordando las historias de terror, dónde hombres miserables hacían un pacto con el diablo y les vendían su alma. Yo estaba a punto de hacerlo.

- Trato hecho! Le dije sin remordimiento. No tenía nada que perder. Mi vida no me importaba, solo pensé en la oportunidad de ayudar a mi amiga.

Aquel desconocido que se había convertido en mi padre adoptivo me llevó con el a una casa grande que se encontraba retirada del pueblo. Nos recibió una señora que se presentó como el ama de llaves.

- Bienvenido señor de Aragón - le dijo la señora mientras inclinaba su cabeza.

- Matilde es mi ama de llaves en esta casa - me dijo presentándola - Matilde, el es Fernando, mi hijo. Báñelo y límpielo, que reciba todos los cuidados que merece un Aragón. Mañana comparan la mejor ropa para él. Y vendrá su maestro particular quien lo instruirá y nivelará para que pueda incorporarse a una escuela de prestigio.

Yo aún estaba en trance. No me parecía que todo eso me estuviera pasando tan rápido. Tal vez aún tenía fiebre por la varicela y estaba alucinando.

La señora Matilde estaba en shock escuchando las indicaciones de su patrón. Cuando terminó de hablar, le dijo mirándola - Y ninguna palabra sobre esto a mi padre o a mi familia, entendido? - Entendido señor - dijo la mujer.

Mientras me bañaba, limpiaba y ponía tantas lociones sobre todo mi cuerpo, yo no avanzaba a salir de mi sorpresa. Por un momento no entendía lo que estaba pasando, lo único que me repetía en la cabeza una y otra vez - "Hiciste un trato, tu trabajo es ser el hijo del señor Augusto de Aragón, debes trabajar mucho para ser el mejor hijo que alguien pudo tener, Te convertirás en alguien poderoso para ayudar a Zuly".

Me repetí eso una y otra vez hasta quedarme dormido por el cansancio. Al despertar, mi sorpresa fue que todo lo que viví el día anti no fue un sueño, fue real, ahí estaba yo en una habitación lujosa, una cama enorme tan cómoda, al lado de ella estaba colgada una muda de ropa limpia y cara. Antes de poder pensar en ponérmela, entró la señora Matilde con un doctor. - Buenos días Joven Fernando, su padre ordenó que el médico revise su salud - dijo ella mientras el amable anciano abrió su maletín y empezó a revisarme desde la cabeza hasta la punta de los pies literalmente. Luego de eso, me indicó que mi baño estaba listo. Otra vez debo bañarme? Pensé pero no me atreví a hablar, obedecí callado cada cosa que me decían. Luego me vestí y baje para desayunar como me había indicado la señora Matilde.

- Buenos días - dije antes de sentarme, el señor de Aragón ya estaba desayunando.

- Buenos días Fernando - me dijo sin mirarme - Siéntate y desayuna conmigo. El médico dice que a pesar de todo, tu salud no está tan deteriorada y tú cuerpo no ha sufrido heridas profundas solo superficiales, supongo que es por los golpes que recibiste en tu pasado. Deberás desparasitarte y recibirás suplementos vitamínicos. Nada del otro mundo. Las marcas de la varicela, con el cuidado adecuado desaparecerán - dijo dándome una leve sonrisa.

- Disculpe, yo sé que usted dijo que yo debo ser su hijo, pero conoceré a quien debo llamar mamá? - Pregunté con curiosidad.

La mirada de mi contratista se volvió dura y nostálgica a la vez.

- No habrá una madre, seremos sólo tu y yo. Te pondré en contexto para que entiendas de que va nuestro trato. Mi familia lleva un apellido importante y una imagen que cuidar. Soy el único hijo de mis padres y aunque me va bien en los negocios, para mis padres no es suficiente. Quieren que contraiga matrimonio y tenga por lo menos un heredero. En toda mi vida, solo ha existido una persona a la que he amado y con quién no se me permitió estar porque no podría darme una descendencia. Hace poco falleció, cometió suicidio cuando supo que mi familia me casaría con una mujer desconocida, heredera de una gran fortuna, no me dió tiempo para explicarle que yo no aceptaría tal matrimonio. Ahora con mi negativa a ese matrimonio, mi familia piensa desheredarme, pero aún así, tengo mi propia fortuna y gracias a tí un heredero.

Esta casa es mi casa vacacional, mi residencia se encuentra en la Capital.

Don Ángel es mi hombre de confianza, él se encargará de todo lo necesario para que seas mi hijo legítimo. Vivirás aquí hasta que estés preparado para viajar a la capital y presentarte formalmente.

- A la Capital! y Zuly! - le dije lleno de miedo.

- Tu amiga tiene padres y no hay nada que yo pueda hacer por ahora. Ella debe esperar a ser mayor de edad para independizarse. Hasta eso, tú tendrás suficiente solvencia económica para hacerte cargo de ella - me dijo.

- Usted,...me permitirá casarme con ella? - Pregunté avergonzado.

- Eres mi único hijo, no te negaré el derecho de ser felíz, después de todo, te convertiste en mi hijo por ella, porque la quieres. Mientras seas el hijo que necesito que seas, no te negaré nada.

Sus palabras parecían el paraíso para mí. La felicidad me abrumó tanto que mi cara se quemaba. Nunca en la vida ni siquiera me atreví a soñar con tener un padre como el señor de Aragón y menos que pudiera tener la oportunidad de rescatar a Zuly. Solo faltan 10 años para que ella cumpliera la mayoría de edad. El mismo día que cumpliera 18 años, yo aparecería y me la llevaría lejos.

No podía disimular mi emoción soñando con el día en que me llevaría a Zuly lejos de todo lo que le hizo daño. Ahora tenía la oportunidad, ya no era sólo un pobre niño huérfano, sin posibilidades y desamparado que no podía defenderse a si mismo ni a quien amaba. Desde ese día me convertí en el joven Fernando de Aragón....

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Comments

Yuri Jiménez

Yuri Jiménez

hola amigos. Gracias por leer. A estas alturas de la historia, cómo piensan que debería avanzar la historia? sus comentarios son importantes

2020-11-22

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