Narra Fernando...
Dicen que cuando alguien va a morir, toda su vida pasa frente a sus ojos. Tal vez esa es la razón por la que me encuentro recordando estos momentos. No, no quiero mirar. Supongo que esto es a lo que la gente llama "recoger los pasos". Aunque nunca me importó morir, jamás me imaginé que sería tan pronto, a mis 33 años, en la cima de mi éxito, y sobre todo, cuando por fin la encontré. De pronto siento pesar, todo lo que hice, todo lo que logré, alguna vez soñé poder disfrutarlo con ella, soñé convertirme en su salvador, así como ella lo fué para mí.
Yo había nacido en una familia disfuncional, en un pueblo de la zona rural llamado ciudad Y. Mi padre fué un hombre de vicios, violento, jamás sentí el deseo de llamarlo padre. Mi madre, una mujer de poco carácter, vivía atemorizada y lavando ropa ajena para poder alimentarnos, ya que mi padre debido a sus vicios con el alcohol y las apuestas, nunca llevaba dinero al hogar y tenía muchas deudas. No importaba cuántas veces le rogaba llorando a mi madre que nos fuéramos de ese lugar, que escapemos, luego de que mi padre la moliera a golpes hasta dejarla tirada en el piso vomitando sangre, mi madre siempre decía " no tenemos a dónde ir", "tu padre es buen hombre, yo tuve la culpa", "nunca pienses en darle la espalda a tu familia". Familia!! Ja!... Yo no conocía el significado de esa palabra, no sólo por todo lo que mis padres me ofrecían con su pésimo ejemplo, si no también por el demonio de hermano mayor que me tocó. Cada vez que mi padre lo golpeaba por cualquier estupidez que hacía, venia hacia mí y me daba una paliza gratis, no necesitaba razones, simplemente por quitarse la rabia que traía. No contento con sus golpes, los insultos y sobrenombres eran un constante fastidio "idiota", "basura", "bueno para nada", "desecho", son sólo unos cuantos de sus sobrenombres favoritos.
Yo tenía diez años cuando mi padre que estaba borracho en la casa, recibió la visita inesperada de un vecino que le dijo que su hijo mayor había robado unas botellas de licor de su bodega y que si no se las devuelve llamaría a la policía. Yo salí de la casa para no presenciar lo que se venía después cuando mi hermano llegue. Me quedé en la orilla de la quebrada que pasaba cerca de la escuela de varones jugando a hacer huecos en la tierra, había otros niños más allá, pero no me apetecía acercarme. No me había dado cuenta que mi hermano pasaba cerca y ya le habían contado lo que le esperaba en el infierno que llamábamos casa. Una patada en el trasero hizo que me eleve y caiga al piso mientras con los ojos llenos de lágrimas busqué mirar a mi agresor - Que haces aquí renacuajo. Crees que porqué no estás en la casa te librarás de la paliza que te espera?. Por si no me levanto con lo que el viejo me haga, te adelantaré tu parte!- me dijo mostrando una sonrisa retorcida mientras me elevaba agarrándome de la camiseta que traía puesta, yo por mi parte, ya no puse resistencia, de nada servía forcejear, mi cuerpo de niño jamás podría vencer al adolescente cuyos puños impactaron mi cara y abdomen, lo había intentado antes, no funcionó y no lo haría ahora. Me preparé para recibir otro golpe en la barriga cuando lo oí gritar - Ahhhh!!- Gritó llevándose la mano sobre el ojo izquierdo - maldita perra! Que te crees!! - gritó otra vez mirando hacia el lugar de donde había venido la piedra que lo golpeó.
- Tú grandísimo baboso!! Gritó una niña pequeña que traía varias piedras recogiéndolas en su falda mientras sostenía otra en su mano derecha. - Matón! Eres un matón que lastima a los niños pequeños! Auxilio!! Ayúdenos señor! Ese muchacho está golpeando a mi hermano y a mí! Ayúdenos por favor!! Gritaba la niña mientras se acercaba un hombre mayor vestido con uniforme de militar. - Tío! Tío! Defiéndenos por favor! Le dijo mientras aquel hombre venía a paso ligero en nuestra dirección y empujó con fuerza a mi hermano que cayó sobre su trasero por el impacto.
-Qué crees que haces mocoso! - le dijo el militar- te crees muy hombrecito porque golpeas a unos niños indefensos? A ver si eres muy valiente enfrentándote a un hombre de verdad!. Ya veo que te empieza a salir el bigote, ya pareces de edad suficiente para que inicies tu servicio militar! que te parece si te llevo conmigo al cuartel y te enseño a ser un verdadero hombre!.
Ves a esa niña? Es mi sobrina infeliz! Dónde te atrevas a molestarla o simplemente a asustarla con tu presencia, te llevaré al cuartel de dónde nunca más podrás salir sobre tus dos piernas!.
La cara de mi hermano estaba horrorizada, solo pudo levantarse a tropezones limpiándose la sangre de la cara que salía por la herida en la ceja causada por la pedrada que le dió aquella niña, para luego correr como alma que había visto al mismo diablo. Yo no sabía que a mi hermano le aterraba tanto la idea del servicio militar.
Intenté levantarme pero aún me dolía el estómago por los golpes que recibí.
Fué entonces cuando aquella niña corrió hacia mí para ayudarme mientras me ponía en pie. - Muchas gracias señor militar - le dijo sonriendo - yo sabía que usted es un héroe! - halagó al uniformado.
Un momento! No dijo que era su tío? Y aquel hombre había dicho que ella es su sobrina!
El militar se acercó a nosotros y le acarició la cabeza - De nada pequeña, tienes buena puntería, la verdad es que no sé lo que le hubiera pasado a tu amigo si no hubieses lanzado esa piedra para detener a ese holgazán, yo no hubiera llegado a tiempo desde el otro lado de la calle. Eres muy valiente - le dijo amablemente el militar - Vayan a su casa y no se metan en problemas - dijo mientras se alejaba.
- Ven! Vamos a lavarte la cara - dijo la niña mientras me llevaba hacia la quebrada, me senté en la orilla lavando mis piernas empolvadas, ella cogió agua con sus pequeñas manos y las acercó a mi rostro acariciando suavemente los sitios donde estaba lastimado, no me había dado cuenta que mi nariz estaba sangrando hasta que ví sus manitos manchadas. Nunca nadie había hecho nada parecido por mi, ni siquiera mi madre que veía cada vez las marcas de los golpes que me daba su esposo o su hijo mayor, siempre decía que "un varón aprende desde pequeño a limpiarse las heridas".
Ella se lavaba las manos para luego coger más agua y seguir lavando mi rostro, no le asustaba la sangre, tampoco le daba asco, su rostro era sereno, casi tranquilo, sus ojos color café oscuro resaltaban con cierto brillo, y su cabello ondulado movido por el viento le daban una imagen de pureza que nunca antes había conocido. Mis ojos habían visto un ángel y se llenaron de lágrimas con la idea - "Tú puedes salir de esto, sólo tienes que ser fuerte" - me dijo ofreciéndome una bella sonrisa mientras limpiaba mis lágrimas. Que significaban esas palabras? Acaso ella podía ver a través de mis lágrimas? Acaso podía adivinar que estaba atrapado en un infierno sin salida?.
- Me llamo Zulay, pero me gusta que me digan Zuly, y tú cómo te llamas? - me preguntó - Fernando Salas, pero me dicen Nacho - le contesté un poco avergonzado.
- Fernando es un lindo nombre, no me gustaría cambiarlo - me dijo un poco seria. - Cuántos años tienes? - Volvió a preguntar - tengo 10 - le dije bajando la mirada.
- Vaya, eres un chico grande! Yo todavía tengo 7 años - dijo mostrando una emoción algo inusual - Cuando mis compañeras de salón sepan que tengo un amigo de 10 años, no me lo van a creer! - dijo sonriendo - capaz si les hablo de tí se burlan de mí diciendo que soy una mentirosa.
-Qué les vas a decir de mi? - pregunté algo confundido y avergonzado.
- Que tengo un amigo más grande que yo y que además es muy guapo y tiene unos lindos ojos verdes! - dijo sin una pizca de vergüenza.
Fué la primera vez que sentía mi rostro en llamas sin que la ira sea su causante. De dónde había salido está niña? por qué habla de esa manera siendo tan pequeña? Y por qué me siento tan feliz de haberla conocido?. En mi estómago había una revolución entre frío y calor que parecía que algo iba a abrir mi panza y salir volando! El dolor de los golpes se me había olvidado por completo.
- Si quieres, puedo ir a verte a la salida de tu escuela para acompañarte a tu casa - le dije con mucha vergüenza - así tus amigas no creen que eres una mentirosa - le dije mirando hacia otro lado.
-En serio puedes ir? - Me dijo poniendo una amplia sonrisa.
- Si tú quieres - le dije agachando la cabeza.
- Claro que sí! - exclamó - mi escuela es la de las hermanas del sagrado corazón de Jesús, salgo a las 2 de la tarde. Siempre salgo con mi hermanita menor que está en el kinder, es muy linda y juguetona - me dice emocionada.
- Está bien para mí, yo salgo de la escuela un poco antes que tú, así que te puedo ir a ver a la salida - le digo más confiado.
- Buenísimo, entonces te veo mañana a la salida, ahora debo irme, mi mamá está a punto de llegar a la casa y no le gusta que este afuera. Mi hermanita está con mi tía y ya mismo deben volver. Chao amigo! - dijo moviendo su manito mientras corría hacia un camino angosto que subía una colina.
- Chao amiga! - le digo mientras su imagen se aleja, dejándome la sensación de haber estado en un sueño.
Aquel día, fue el primero de tantos en los que no me sentí triste por existir. Ese día fue cuando empecé a sentir ganas de vivir.
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Comments
Yuri Jiménez
Hola nuevamente ☺️. Gracias por leer. Que opinan de los protagonistas? Leo sus comentarios ☺️
2020-11-22
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