Recuerdos de Fernando...
El día siguiente llegó y yo tenía la sensación de haberlo soñado todo. Me levanté de mi cama temprano y me puse el uniforme que había preparado la noche anterior. Me miré al espejo un poco incrédulo de todo lo que había vivido hace un día, de verdad iba a verla hoy de nuevo!!. Cada vez que pensaba en ella, sentía una revolución en la panza, estaba bien que un niño de mi edad tenga estos sentimientos por haber conocido a una niña pequeña?. Al ver mi rostro en el espejo, sentí vergüenza. Tenía moretones por los golpes que mi hermano mayor me dió, pero por primera vez no estaba enojado. De alguna manera, se me cruzó por la cabeza que de no haber sido por esos golpes, no la hubiera conocido. Mi madre ya estaba de pie cocinando mientras intentaba hacer el menor ruido posible para evitar que el viejo se despertara. Me acerqué a la cocina dando los buenos días, mi madre no respondió. - Ahí está tu pan con café, come rápido y vete a la escuela, no quiero más molestias - me dijo intentando ocultar su rostro. Sabía por qué lo ocultaba, el viejo la golpeó por intentar defender a mi hermano mayor mientras le daba su esperada paliza por haber robado el licor del vecino. Comí lo más rápido que pude sin hacer comentarios. Recogí mi mochila y me despedí de mi madre mientras me dirigía a la escuela.
La mañana pasó bastante lenta, estuve distraído la mayor parte del tiempo, me preocupaba que mi rostro se vea lo suficientemente feo como para asustarla cuando me vea fuera de su escuela. Sentí vergüenza de nuevo. Sonó el timbre y recogí todo con la mayor velocidad que pude y fui corriendo en dirección a la escuela de las hermanas del sagrado corazón de Jesús. Estuve esperando mientras algunos miedos asaltaban mi cabeza. Y si ella no vino hoy?, Bueno, supongo que lo sabré al final de la jornada. Y si ella no existe y solo la imaginé? No, ella fué tan real como la herida en la ceja de mi hermano. Y si al verme le da vergüenza y me ignora? Bueno, no sería tan extraño, después de todo, yo no le agradaba a nadie y eso por lo general no me molestaba, pero por alguna razón, pensar que yo no le agrado a ella, era inusualmente doloroso.
El timbre de su escuela sonó y las niñas empezaron a salir, algunas se encontraban con sus padres, otras iban en grupos caminando mientras reían y contaban lo que había pasado en el recreo, mis ojos la buscaban y ella aún no aparecía, no se porque razón empecé a angustiarme, cómo cuando esperaba con ansias el regalo de navidad que Santa Claus traía a los niños, pero yo fuí el único que no recibió ninguno, mis ojos se humedecieron como aquel día.
De pronto la ví, la reconocí por su cabello. Tenía el mismo peinado de ayer, traía una mochila un poco grande para su estatura y de su mano llevaba a una niña más pequeña cuyas mejillas estaban rojas, posiblemente por haber jugado en el sol por mucho tiempo. Ahora que lo noto, mi pequeña amiga se ve más bien pálida, cómo si no se expusiera mucho a la luz del sol. Quise ir corriendo a su lado, pero un sentimiento de cobardía me invadió, me quedé observándola desde lejos. Se quedó en la entrada y sus ojos buscaban en la multitud. Me está buscando?, Está esperando por mi? De pronto un grupo de niñas que parecen ser de su edad se quedan en la entrada cerca de ella y empiezan a burlarse - Miren es la niña llorona!!, Si, nadie la quiere ni siquiera sus papis na na na na - y reían con sus comentarios malvados. Me llené de ira con tanta facilidad que no me di cuenta en qué comento empecé a caminar en su dirección. Una vez llegué cerca de ella, sus ojos se iluminaron como si estuviera viendo a su persona favorita. Me sonrió y saludó moviendo su mano. - Ven hermanita, vas a conocer a mi amigo - le dice a la pequeña a su lado mientras seguía su camino ignorando a las pequeñas burlonas con cara de demonios.
- El es mi amigo Fernando - dijo mirándome con esos ojos tiernos.
- Hola amigo - dijo la pequeña un poco avergonzada.
- Hola! - Les dije sonriendo, para no parecer alguien malo - Dame tu mochila, te ayudaré - le dije mientras quitaba de su espalda ese peso.
- Gracias! Me dijo mirándome fijamente y haciendo que mi cara se ponga roja como un tomate.
Mientras caminamos en dirección a su casa, no sabía que decir para romper el silencio. Hasta que de la nada, Zuly empezó a hacerme preguntas. Y en qué grado escolar estás? Y Cuál es tu comida favorita? Cuál es tu color favorito? A qué te gusta jugar?. Puedes enseñarme a jugar con las canicas?. Cuántos amigos tienes?.
Hablar con ella era tan fácil, las preguntas que me hacía eran fáciles de responder, pero lo mejor de todo, era que no me preguntaba nada acerca de aquel muchacho que me golpeó, ni siquiera para enterarse de que se trataba de mi hermano. Seguimos nuestro camino conversando sobre las cosas que nos gustaban y que nos hacían felices. Si, por un momento me detuve en seco al darme cuenta de lo que salió de mi boca - Me hace feliz que seas mi amiga - le dije sin pensar y al darme cuenta mi cara ardió como que estuviera en llamas.
- Ella me miró con una sonrisa juguetona - Yo también soy feliz de que seas mi primer y único amigo - Me dijo mientras en sus mejillas se dibujaban unos lindos hoyuelos al sonreír ampliamente.
Esa sensación en mi pecho, no la he vuelto a vivir. Sentir que algo dentro crece tanto que no te deja respirar bien y te sientes mareado por la emoción mientras peleas con esa cosa que revolotea en la panza. Definitivamente, ese es el recuerdo que más atesoro. Aquel día en el que pensé que estaba dentro de algún bello sueño.
Los siguientes 10 meses luego de conocer a Zuly, viví los días más felices de mi existencia. De pronto las peleas en mi casa eran ajenas a mi, mi hermano pasaba poco tiempo en la casa porque salía todos los días con sus amigos y cuando me encontraba en la calle a veces me molestaba con los sobrenombres pero desde que le dije que el "tío" de mi amiga siempre me pregunta por él, no se atreve a golpearme en la calle. La escuela se ha vuelto agradable para mí, no me es difícil entender lo que enseñan los profesores y los compañeros de clase de repente empezaron a hablar conmigo como si fuera alguien más de su grupo, de repente no me siento ignorado o talvez mi rostro se ve más alegre y ya no les asusta mi cara lo cuál les permite acercarse con confianza.
Todas las tardes iba a ver a Zuly y a su hermanita después de clases y las acompaño a su casa, cada día es más especial y siempre aprovechamos para jugar y hacer carreras donde siempre le gano a pesar de cargar en la espalda a la pequeña Paty. Zuly no tiene mucha resistencia física después de todo, con el esfuerzo se vuelve algo débil, así que algunas veces, dejaba que ella me gane a propósito para poder ver su sonrisa más seguido.
Durante ese tiempo, conocí algo de mi amiga. Era la primera hija, su familia no es adinerada, vive en una casita pequeña de paredes de madera y techo te teja, que se encuentra alejada del pueblo, justo subiendo una colina. Su padre pasa ausente trabajando en otra ciudad y regresa un fin de semana cada 15 días, su madre trabaja haciendo ventas todos los días hasta las 6 pm. Por esa razón, Zuly cuida de su pequeña hermana Paty, a tan corta edad, conoce los quehaceres domésticos, e incluso sabe cocinar!. Luego de llegar de la escuela, se cambia de ropa, almuerza, lava los platos, arregla la casa, hace sus tareas y le ayuda a su hermana. Sale a jugar conmigo en la cancha de tierra donde nos conocimos cerca de la quebrada, siempre lleva a su hermana con ella. Cuando son las 5 pm se despide para ir a hacer la merienda. Para ser sincero, se me hacía increíble que ella cocinara, pero un día, jugamos un poco más de la cuenta así que ella se fue a su casa un poco nerviosa y yo me ofrecí a ayudarla en lo que pueda. Así que me dejó ayudar a cocinar arroz, freír plátanos y cocinar el pollo en una salsa que no sabía cómo se llamaba. Verla sostener el cuchillo de cocina siendo tan pequeña me ponía nervioso y fue cuando me di cuenta de la cicatriz que tenía en el dedo índice de su mano izquierda.
Ella ya se había lastimado mientras aprendía a manejar el cuchillo de cocina. Me sentí triste de pensar en ella sangrando, llorando y sóla hasta que llegue su mamá. Cuando lo pensé, entendí porque mi amiga generalmente tenía la mirada triste cuando no estaba sonriendo.
Su mamá por otro lado, era una mujer de muy mal carácter. Varias veces que me encontraba cerca de su casa ya sea para llamarla a jugar o para irme antes de que su mamá me vea (porque a Zuly le aterraba la idea de que su mamá se entere que alguien "ajeno" esté en su casa mientras ella no está), siempre que su madre se encontraba en casa, estaba gritándole y también la pegaba, por eso la escuchaba llorar siempre. Alguna vez tuve tanta rabia de que sea tan mala con su hija que quise intervenir, pero Zuly me rogó llorando que no lo haga, por qué si lo hago ya no podríamos ser más amigos. Otra vez me sentí impotente y lleno de ira por no poder protegerla. Se supone que los padres deben proteger a sus hijos, por qué ella y yo habíamos tenido que nacer con esa suerte?.
A pesar de todo aquello, mi querida amiga siempre tenía una sonrisa dulce cuando me veía. Podía tener su cara y ojos hinchados de tanto haber llorado, pero cuando me veía, sus ojos se iluminaban y esos lindos hoyuelos aparecían en sus mejillas, provocando un calor agradable en mi pecho, no importaba lo que su madre le hubiera dicho o hecho, no importaba cuánto dolor sentía a su corta edad, ella siempre me mostraba su sonrisa, haciéndome olvidar que el mundo era una mierda.
Si, eso es lo que significaba para mí la vida en este mundo y la única razón por la que valía la pena vivir, era su sonrisa y su alegría. Talvez a pesar de ser una niña tan pequeña, ella lo sabía, sabía que la única felicidad de su amigo era verla sonreír y por eso sin importar su dolor, sonreía para mí.
Yo quería hacer todo lo posible por mantener esa sonrisa. No importaba lo que tenía que hacer, los juegos que debía inventar, los cuentos y chistes que le tenía que contar, con verla feliz me bastaba y el saber que yo provocaba esa felicidad me llenaba de satisfacción. Incluso llegué a soñar con crecer rápido, para casarme con ella y llevarla lejos de todas las personas que le hacían daño y dedicar el resto de mi vida para hacerla sonreír. Acaso un niño puede pensar en casarse con una niña?. La respuesta no me importaba mucho, sabía lo que quería y eso era que Zuly y yo podamos crecer rápido para casarme con ella. Yo no sería como mi padre, sería todo lo contrario, trabajaría mucho para verla feliz.
Quién diría que perdería esa felicidad tan pronto, que su sonrisa se apagaría convirtiéndose en una mirada vacía a tan corta edad?. Cómo me iba a imaginar que pronto el destino nos arrebataría la poca suerte de hacernos felices sólo con vernos. No me lo esperaba, no lo ví venir.... Cómo era posible tanta maldad!!
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Comments
Yuri Jiménez
Hola de nuevo. Agradezco su lectura y comentarios.
2020-11-22
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