Roseanne alzó la mirada, sus ojos recorriendo cada rincón del salón con una mezcla de ansiedad y esperanza. Buscaba desesperadamente a su pequeño, a ese tesoro que guardaba con tanto cariño en su corazón: Aldric. Cada instante sin verlo parecía alargar una sombra de temor dentro de su pecho, una inquietud que crecía silenciosa pero constante. Sus manos temblaban ligeramente, y su respiración se volvió más superficial, como si cada segundo que pasaba sin noticias fuera un peso insoportable.
William, observando la angustia que se dibujaba en el rostro de Roseanne, se acercó con paso firme pero suave. Sin pronunciar palabra, posó una mano cálida y tranquilizadora sobre su espalda, transmitiendo un apoyo silencioso pero inquebrantable. Su toque fue un ancla en medio de aquella tormenta de emociones, un recordatorio de que no estaba sola, de que juntos enfrentarían cualquier incertidumbre que se avecinara. Roseanne cerró los ojos un instante, dejando que ese contacto calmara el nudo en su garganta, aunque la preocupación seguía ahí, latente, esperando un desenlace.
William Larsson - D.D
— Calma, mi bella rosa — susurró William con voz suave y firme. — Aldric debe estar dentro, o tal vez paseando por el jardín. No hay motivo para que te preocupes tanto. ─
Roseanne inhaló profundo, intentando calmar el torbellino de emociones que la invadía.
Roseanne Byström - A.P
— Lo sé... — murmuró con voz quebrada. — pero no puedo evitar sentir que algo no está bien. Cada minuto sin verlo se siente eterno. Solo quiero que vuelva a mis brazos sano y salvo. ─
William apretó suavemente su mano, mirándola con ternura y determinación.
William Larsson - D.D
— Roseanne, entiendo tu miedo, pero Aldric es fuerte y sabe cuidarse. No estás sola en esto, y juntos encontraremos la manera de traerlo de vuelta. Confía en mí — susurró, acercándose para acariciar su mejilla con delicadeza.
De repente, Elodie alzó la voz, rompiendo el silencio con una mezcla de alegría y alivio. Desde lejos, había visto a Aldric sentado bajo la sombra de un frondoso árbol en el jardín. Sus ojos brillaron al reconocerlo, y una sonrisa se dibujó en su rostro mientras señalaba con entusiasmo.
Elodie Larsson - O.D
— ¡Madre! ¡Padre! — exclamó. — ¡Ahí está Aldric!
Ambos volvieron la mirada hacia donde señalaba Elodie. Roseanne sintió que el peso que oprimía su pecho se aligeraba al ver a Aldric, sano y sin heridas visibles. Una expresión de alivio se dibujó en su rostro, y sin pensarlo dos veces, comenzó a correr hacia el jardín, dejando atrás a William, Elodie y Leonard. Cada paso la acercaba más a su tesoro, al niño que tanto amaba.
Roseanne Byström - A.P
— Aldric, mi pequeño... — susurró con voz entrecortada mientras se arrodillaba junto a él. ─ Mamá está aquí. ─
Aldric levantó la vista, sus ojos brillando con un leve destello de alivio.
Aldric Larsson - D.P
— Mamá… estoy bien. No quería preocuparlos — dijo con voz suave, mientras apoyaba su cabeza contra el pecho de Roseanne, buscando consuelo.
Roseanne sintió cómo el pequeño cuerpo de Aldric temblaba ligeramente contra ella, y un oleada de ternura y protección la invadió por completo. Lo sostuvo con fuerza, como si al apretarlo pudiera expulsar todas las preocupaciones y miedos que los habían acosado. Sus dedos recorrieron suavemente su cabello, mientras susurraba con una voz cargada de amor y determinación:
Roseanne Byström - A.P
— Mi amor, no importa lo que pase, nunca estarás solo. Siempre seré tu refugio, tu hogar seguro, incluso cuando el mundo parezca oscuro y frío. Quiero que sepas que puedes confiar en mí, que juntos enfrentaremos cualquier tormenta. ─
Sus palabras temblaban entre lágrimas contenidas, pero en ellas también había una fuerza inquebrantable, la promesa silenciosa de una madre dispuesta a darlo todo por su hijo.
Aldric alzó la cabeza, mirando a los ojos a su madre con una mezcla de gratitud y valentía.
Aldric Larsson - D.P
— Lo sé, mamá. Contigo a mi lado, siento que puedo enfrentar cualquier cosa. Gracias por ser mi fuerza cuando yo no la tengo. ─
Roseanne sonrió con ternura, acariciando suavemente el rostro de Aldric mientras sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
Roseanne Byström - A.P
— Y yo siempre estaré aquí, mi pequeño valiente. Juntos somos invencibles. ─
Aldric Larsson - D.P
— En solo unos momentos me casaré… voy a convertirme en el esposo de ese hombre — dijo con voz firme pero cargada de emoción, dejando que cada palabra resonara con la intensidad de un destino que estaba a punto de comenzar.
Roseanne Byström - A.P
— Es un paso enorme… pero sé que tienes la fuerza para afrontarlo — respondió con una sonrisa cálida. — Espero que ese hombre sepa lo afortunado que es de tenerte a su lado. ─
Aldric Larsson - D.P
— Es un alivio saber que pude proteger a Elodie de casarse con ese hombre... — murmuró con determinación, dejando entrever el peso y la intensidad de sus sentimientos. ─ aunque ahora yo seré el que se casará. ─
Roseanne Byström - A.P
— Gracias por velar por ella — respondió con voz suave pero firme. — Elodie merece lo mejor, y tú has hecho lo correcto al impedir que sufriese. ─
Aldric Larsson - D.P
— Solo hice lo que debía — respondió con una leve sonrisa. — Siempre protegeré a nuestra familia, cueste lo que cueste. ─
Roseanne esbozó una sonrisa suave mientras ajustaba cuidadosamente el traje de Aldric. El conjunto, elegante y exquisitamente confeccionado, reflejaba claramente el buen gusto y dedicación de Eva al elegirlo. Cada detalle, desde el fino corte hasta los sutiles bordados, realzaba la nobleza del joven, haciéndolo lucir impecable para la ocasión.
Roseanne Byström - A.P
— ¡Pero qué belleza! — exclamó Roseanne, sonriendo mientras apretaba con cariño las mejillas de Aldric. — La señorita Eva tiene un gusto impecable, sin duda sabe cómo elegir. ─
Aldric rió suavemente, dejando que su madre apretara sus mejillas, y respondió con una sonrisa tímida:
Aldric Larsson - D.P
— Sí, creo que sí… aunque me pone un poco nervioso lo elegante que estoy ─ susurró.
Roseanne sonrió con dulzura, acariciando suavemente la cabeza de Aldric.
Roseanne Byström - A.P
— Entiendo que te sientas nervioso, pero esa elegancia refleja lo fuerte y especial que eres. Hoy es un día importante, y quiero que brilles con toda la confianza del mundo. Siempre estaré aquí para apoyarte. ─
Aldric respiró profundo y asintió con una pequeña sonrisa.
Aldric Larsson - D.P
— Gracias, mamá. Con tu apoyo, sé que puedo enfrentar lo que venga. Prometo hacerlo lo mejor que pueda. ─
Roseanne sonrió con emoción contenida, apretando suavemente la mejilla de su hijo una última vez, como si quisiera grabar ese momento en su memoria. Luego, respiró profundo, dejando que la tensión en su cuerpo se relajara un poco.
Roseanne Byström - A.P
— Bueno... ha llegado la hora — dijo con voz firme pero cálida. — Parece que todos ya están reunidos esperando. ─
Aldric giró lentamente, una sombra de nerviosismo cruzando su rostro antes de volver a fijar la mirada en su madre.
Aldric Larsson - D.P
— Parece que llegó el momento... Bueno, iré a mi lugar para esperar a mi futuro “esposo” — dijo con un leve intento de sonrisa, tratando de infundir valentía en sus palabras.
Sus pasos resonaban con seguridad mientras avanzaba hacia el jardín, donde las mesas estaban cuidadosamente dispuestas y adornadas con delicadas telas blancas que se mecían suavemente con la brisa. El lugar estaba envuelto en un mar de flores blancas y rojas, cuyos colores contrastaban y llenaban el ambiente de una elegancia serena y vibrante, como anunciando la solemnidad y belleza del momento que estaba por vivir.
Las mesas estaban dispuestas al aire libre, cada una cuidadosamente decorada con la delicadeza y el buen gusto característicos de Eva. Sobre manteles de lino blanco, reposaban arreglos florales silvestres en tonos suaves, que parecían recién recolectados del jardín. Pequeñas guirnaldas de luces cálidas se entrelazaban entre las sillas, creando un ambiente acogedor y mágico bajo el cielo abierto. Detalles en madera y cristal complementaban la escena, evocando la frescura y libertad de la naturaleza, como si el propio viento jugara entre las decoraciones.
Aldric Larsson - D.P
─ Qué nervios… — susurró Aldric, sintiendo cómo su corazón latía acelerado, mientras intentaba calmar la incertidumbre que le revolvía el estómago.
De repente, un escalofrío recorrió su espalda al sentir una mano posarse suavemente sobre su hombro. Volteó con cautela y, para su sorpresa, vio a alguien conocido.
Aldric Larsson - D.P
— ¿Señorita Eva? — preguntó con voz suave.
Eva Riven - O.P
— Sí, soy yo — respondió, alzando la mirada con un leve gesto de curiosidad. — ¿Por qué esa expresión de terror? Es tu boda no un funeral. ─
Aldric Larsson - D.P
— Porque no es solo una boda... — murmuró, con la voz cargada de incertidumbre. — Es el comienzo de algo que puede cambiarlo todo, para bien o para mal. Y eso me asusta más que cualquier otra cosa. ─
Eva Riven - O.P
— Lo entiendo… — dijo, acercándose un poco para darle ánimo. — Pero recuerda que no estás solo en esto. Pase lo que pase, enfrentaremos el futuro juntos. ─
Aldric Larsson - D.P
— Gracias, señorita Eva... — Aldric esbozó una pequeña sonrisa, sintiendo cómo esa simple promesa le daba un poco de fuerza. — Saber que usted está a mi lado hace que todo parezca un poco menos aterrador. ─
Eva sonrió dulcemente, sus ojos brillando con ternura mientras lo miraba.
Eva Riven - O.P
— Tranquilo, después de todo… serás el futuro esposo de mi hijo — dijo con voz firme, pero llena de esperanza. — Aunque sé que aún no es por amor, estoy segura de que con el tiempo pueden llegar a enamorarse. ─
Aldric Larsson - D.P
— Ojalá tenga razón — murmuró, con la voz temblorosa y evitando el contacto visual. — Pero... no puedo negar que no lo amo. ¿Cómo se supone que debo empezar algo así? ─
Eva Riven - O.P
— Lo sé, Aldric — respondió con suavidad, posando una mano reconfortante sobre su brazo. ─ El amor no siempre llega de inmediato, pero a veces nace con el tiempo y la paciencia. No estás solo en esto. ─
Aldric asintió con una mezcla de nerviosismo y resignación, esbozando una sonrisa tímida mientras se acomodaba en su lugar. Eva, con calma y serenidad, se dirigió a su asiento, situada junto a su esposa, Sora, quien lo observaba con una mirada llena de comprensión y apoyo. El silencio se apoderó del ambiente, pesado y cargado de expectativas, mientras los presentes contenían la respiración ante lo que estaba a punto de ocurrir.
Entonces, en medio de esa quietud casi palpable, la figura imponente de Azrael Laurent apareció. Su porte elegante y seguro, acompañado de una mirada fría y distante, capturó inmediatamente la atención de todos. Aldric lo observó con el corazón latiendo con fuerza; sabía que ese encuentro marcaría el inicio de un nuevo capítulo en su vida, uno lleno de incertidumbre, desafíos, pero también, quizás, de esperanzas que aún no lograba comprender del todo.
Aldric Larsson - D.P
— ¿Así que tú eres mi futuro esposo? — susurró, con una mezcla de nerviosismo y curiosidad, su voz apenas audible mientras fijaba la mirada en Azrael.
Azrael Laurent - E.D
— Desafortunadamente, sí, mocoso — respondió con una expresión seria, sin dejar espacio a la duda.
. . . . .
─ 𝗙𝗜𝗡 𝗗𝗘𝗟 𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 ─
Gracias por leer.
Espero que esta pequeña historia haya sido de tu agrado.
Comments
Santoso
¡Necesito saber qué pasa después! Actualiza pronto, por favorrr 😍
2025-08-12
1