Wally West
Toda mi vida he corrido. No porque huya de algo… aunque lo intenté por un tiempo. Corría para alcanzar algo. Para probar algo. Para demostrar que era más que el payaso del grupo. Que podía ser un verdadero héroe, un miembro digno de la Liga de la Justicia.
Yo soy Wally West. Sí, el chico bromista, el que siempre tenía un chiste en medio de una pelea. El que comía más rápido que hablaba. El que muchos pensaban que nunca podría estar a la altura de nombres como Batman, Wonder Woman o Superman. Pero cuando más importaba, cuando todo estaba en juego, no solo estuve a la altura… fui más allá.
La guerra contra el Sindicato del Crimen, la invasión de Darkseid, el complot de Cadmus, la redención de Luthor... He estado ahí. He salvado mundos. Y lo más importante: jamás lo hice por la fama. Lo hice porque era lo correcto.
Después de todo lo que vivimos, pensé que tendría un descanso. Que podría correr solo por diversión. Comer lo que quisiera sin preocuparme de que un rayo alienígena o una máquina del tiempo arruinara mi almuerzo.
Pero el universo siempre tiene otros planes.
Todo comenzó con una llamada de mi tía Camila. Una de las pocas personas en mi vida que me sigue viendo como Wally y no solo como “Flash”. Ella me dijo que necesitaba ayuda. Que su hija, Luz, estaba pasando por algo grande… algo más grande que cualquiera de nosotros.
Su voz temblaba. No por miedo, sino por preocupación. Y cuando una madre habla así, tú escuchas. Porque no importa cuán rápido seas… el dolor de alguien que amas siempre te alcanza.
Así que me preparé para recibirlas. Camila, su hija Luz, y un grupo de chicos que, a pesar de sus caras jóvenes, llevaban la mirada de quienes han vivido cosas que romperían a cualquier adulto: Amity, Hunter, Willow, Gus, Vee… todos ellos cargaban algo. Pérdidas. Esperanza. Rabia. Y una determinación feroz de no rendirse.
Lo curioso es que Luz me recordaba a mí. No en la velocidad, claro, pero en la pasión. En cómo trata de encontrarle luz al caos. En cómo se lanza de cabeza, aunque sepa que puede salir lastimada.
Y también es mi prima.
No lo sabe aún. Tampoco sabe que su primo Wally es el hombre más rápido del mundo. Que yo soy quien ha corrido entre dimensiones, derrotado a dioses, y salvado más de una vez a la mismísima realidad.
Para ella, solo soy “el primo simpático de Central City que siempre llega tarde”. Y a veces… me gusta que sea así.
Pero esta vez… esta vez algo grande se aproxima. Algo que viene desde otro mundo, algo que mezcla magia y ciencia. Y no importa si son titanes de Apokolips o seres de las Islas Hirvientes… si alguien amenaza a mi familia, a los míos, van a conocer de lo que soy capaz.
Porque aunque haya muchos héroes…
Aunque haya muchos nombres…
Solo hay uno que corre por todos.
Yo soy Flash.
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