Mientras tanto, después de que Fernanda saliera corriendo, de aquel dormitorio donde estaba Víctor y Natalia, donde la oscuridad parecía haberse apoderado del lugar. Las ventanas estaban cerradas y las cortinas gruesas protegían a los ocupantes de miradas indiscretas, pero también atrapaban un aire pesado y tenso que se sentía casi tangible. Allí, Natalia y Víctor se ocultaban tras su traición, tratando de mantener a raya las consecuencias de sus acciones.
Víctor caminaba de un lado a otro de la habitación, su rostro reflejando frustración. Sus pasos eran rápidos, nerviosos, como si el suelo mismo le quemara los pies. Natalia, por su parte, estaba sentada en el sofá, observándolo con una sonrisa burlona que no hacía más que aumentar su irritación.
—¿Puedes dejar de mirarme así? gruñó Víctor, deteniéndose bruscamente para enfrentarla.
—¿Así cómo? respondió Natalia con fingida inocencia, jugando con un mechón de su cabello como si todo esto fuera un juego.
—Como si no te importara nada de lo que está pasando. Fernanda desapareció. No sabemos dónde está ni qué va a hacer.
Natalia soltó una carcajada seca, cruzando las piernas con desdén.
—¿Fernanda? Por favor, mi hermanita no tiene el valor de hacer nada. Seguro está escondida, lamiéndose las heridas y llorando.
—¡No lo entiendes! Víctor golpeó la mesa con tanta fuerza que un jarrón tembló, amenazando con caerse. Si regresa, si habla con alguien de la manada, podríamos estar en serios problemas.
Natalia rodó los ojos y se levantó del sofá, acercándose a Víctor con pasos lentos y calculados.
—¿Y qué? ¿Crees que va a convencer a alguien de que tú, su pareja destinada, la traicionaste conmigo? Sonrió, colocando una mano en su pecho con un gesto casi teatral. Nadie la escuchará. La manada sigue siendo leal a ti.
Víctor apartó su mano bruscamente.
—No es solo eso, Natalia. Siento que manada está inquieta. Saben que algo está pasando, y si pierdo su confianza, no podré mantener mi posición, y no tardaran en preguntar por Fernanda.
—Entonces haz algo al respecto replicó Natalia, irritada. ¿No es eso lo que los alfas hacen?
Víctor apretó los dientes hasta que le crujieron las mandíbulas. Natalia siempre había sido su debilidad, una tentación que no pudo resistir, incluso a costa de traicionar a Fernanda. Pero ahora, comenzaba a cuestionar si había valido la pena. Su traición lo estaba consumiendo, aunque no lo admitiría en voz alta.
—No te equivoques, Natalia. Esto no es solo mi problema. Tú también estás en el problema.
La sonrisa de Natalia se desvaneció.
—¿Qué estás diciendo?
—Fernanda podría buscar ayuda. No es cualquier loba; su linaje tiene un peso que muchos respetan. Si Fernanda dice lo que vio en esta habitación… dime que pasara a mí me quitaran el poder de ser alfa y a ti querida Natalia te desterraría y pasarías ser una simple renegada porque la traición no se perdona.
El silencio se apoderó de la habitación, denso y opresivo. Natalia comenzó a caminar nerviosamente, mordiéndose el labio inferior como si estuviera tratando de encontrar una solución en su mente caótica.
—Entonces tenemos que asegurarnos de que no hable con nadie dijo finalmente, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa. Si la encontramos antes de que lo haga, podemos arreglar esto.
Víctor la miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
—¿Arreglar esto? Natalia, no estamos hablando de un simple malentendido. Esto es traición.
—¿Y qué sugieres? ¿Que nos quedemos aquí esperando a que nos descubran?
Víctor no respondió de inmediato. Sabía que Natalia tenía razón en parte, pero su mente estaba con dudas. Había traicionado a su pareja destinada, a la mujer que la luna le había asignado, y ahora las consecuencias lo perseguían.
De repente, un aullido distante rompió el silencio. Ambos se tensaron, mirándose con preocupación.
—¿Crees que podría ser ella? susurró Natalia.
Víctor negó con la cabeza, aunque su expresión no era del todo convincente.
—No lo sé ya no siento el vínculo con ella, pero no podemos quedarnos aquí mucho tiempo más.
Natalia asintió, aunque su rostro mostraba terquedad. Sabía que no podían seguir con la incertidumbre, pero tampoco estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias de sus acciones sin luchar.
—Entonces será mejor que empecemos a buscarla. Antes de que alguien más se entere de esto.
Víctor la miró fijamente, tratando de leer sus intenciones. Natalia siempre había sido impredecible, pero ahora más que nunca, lo asustaba.
—Si la encontramos, ¿qué piensas hacer? preguntó, su voz cargada de cautela.
Natalia sonrió, pero esta vez no había rastro de burla en su expresión.
—Lo que sea necesario respondió, y sus palabras sonaron en la habitación como una sentencia.
Víctor sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que Natalia no estaba bromeando, y aunque parte de él quería detenerla, otra parte más oscura se preguntaba si no tendría razón. Después de todo, habían llegado demasiado lejos como para retroceder ahora.
El aullido volvió a escucharse, más cercano esta vez. Ambos intercambiaron una mirada, sabiendo que el tiempo se estaba agotando.
—Vamos a buscarla dijo Víctor finalmente, tomando su abrigo. No podemos quedarnos aquí.
Natalia asintió, y juntos salieron de la casa, adentrándose en la oscuridad del bosque. La luna los observaba desde lo alto, testigo silencioso de su traición y de la tormenta que se avecinaba.
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Comments
Carola Videla🇦🇷🇦🇷
malditos traidores. No debe ser su pareja destinada porque no la hubiese. engañado
2025-08-01
0
Patricia Salazar
Par de lacras 🤷♀️ pagarán por su traición 😡
Fernanda no esta sola cómo ellos creen .
2025-05-24
2
Topy71 🇦🇷
Extraño ... Su lobo no se negó? Se ve que el lobo es basura igual que su portador 🤬
2024-12-25
4