Marcus.

El crujido de ramas quebrándose resonó en la quietud del bosque, interrumpiendo el

silencio que envolvía a Fernanda. Alzó la cabeza de inmediato, su corazón palpitando en alerta. No estaba sola.

Un hombre emergió de las sombras. Alto, de complexión fuerte, con una presencia

imponente que irradiaba peligro. Sus ojos dorados brillaban bajo la luz de la luna,

cautivadores y letales. Había algo en él que hizo que la piel de Fernanda se erizara, como si su presencia desafiara la realidad misma. Era como si el bosque entero se inclinara ante él, reconociendo su autoridad.

—No deberías estar aquí dijo él, su voz profunda y firme, con un matiz de advertencia que resonó en el aire como un trueno distante.

Fernanda intentó levantarse, pero su desgracia hacía que sus piernas se

negaran a responder. El extraño se acercó con movimientos fluidos, como un depredador acechando a su presa. Cada paso que daba parecía medido, calculado, como si supiera exactamente cómo afectaba su presencia en ella.

—No voy a hacerte daño agregó, aunque su tono carecía de dulzura. Era una afirmación fría, casi indiferente. Pero este bosque no perdona a los que se dejan vencer.

Fernanda lo miró con desconfianza. No pertenecía a la manada Greywind, su aroma

lo delataba. Había algo en él, algo salvaje, indomable, que la hacía sentir tanto atraída como intimidada. Era como si su existencia desafiara las reglas del mundo que ella conocía.

—¿Quién eres? preguntó,con un destello de

curiosidad que no pudo ocultar.El hombre la observó por un instante, como si estuviera

decidiendo si valía la pena responder. Finalmente, esbozó una media sonrisa que no alcanzó sus ojos.

—Marcus. Y tú, por lo que veo, eres una loba perdida.

Fernanda sintió que sus palabras la golpeaban haciéndola notar su realidad. No estaba perdida, ¿o sí?

La imagen de Víctor y Natalia volvió a su mente, y de nuevo el dolor se apoderó de su pecho.

—No estoy perdida respondió, intentando sonar convicente en lo que decía en sus palabras, aunque su corazón latía con incertidumbre.

Marcus alzó una ceja con escepticismo.

—Entonces dime, ¿qué haces aquí, llorando como si hubieras perdido todo?

El veneno de sus palabras encendió ira en Fernanda. No era solo su tono, sino

la verdad que escondían. Ella había perdido todo, o al menos eso sentía en ese momento.

—No es asunto tuyo espetó, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano, aunque sabía que su voz no sonaba tan firme como hubiera querido.

Marcus se encogió de hombros, dando un paso atrás.

—Como quieras. Pero si decides quedarte, deberías saber que este bosque devora a los

débiles.

Fernanda lo fulminó con la mirada, su orgullo resurgiendo a pesar del dolor. No podía

permitir que este extraño, por imponente que fuera, la hiciera sentir menos de lo que era.

—No soy débil declaró, levantando la barbilla con orgullo.

Marcus esbozó una sonrisa, como si estuviera evaluándola. Había algo en su mirada, algo que Fernanda no podía descifrar, pero que la hacía sentir expuesta, como si él pudiera ver más allá de su fachada.

—Eso está por verse dijo, y sin añadir más, se dio la vuelta y desapareció entre los árboles

con la misma facilidad con la que había aparecido.

Fernanda se quedó allí, inmóvil, con emociones que no lograba comprender. Frustración, miedo, pero también algo más, algo que no podía nombrar. La presencia de Marcus había sido como un terremoto, sacudiendo las bases de su dolor y dejando algo nuevo en su lugar.

El bosque parecía más silencioso ahora, como si hubiera contenido la respiración durante su encuentro. Fernanda miró hacia donde Marcus había desaparecido, sintiendo que algo en su vida había cambiado para siempre. No sabía quién era él, ni qué quería, pero una cosa era segura: no podía ignorar el impacto que había tenido en ella.

Con un suspiro, se levantó, sintiendo que sus piernas respondían por fin. El lago seguía allí, reflejando la luna, pero ahora parecía menos amenazante, como si el encuentro con Marcus le hubiera dado una nueva perspectiva.

—No soy débil repitió para sí misma, esta vez con más convicción.

Y aunque no sabía qué le depararía el futuro, algo dentro de ella había cambiado. Marcus

había despertado algo de resistencia que no estaba dispuesta a dejar apagar.

El bosque ya no parecía tan oscuro, y Fernanda no estaba dispuesta a rendirse. No todavía.

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Comments

Blanca Montero Angulo

Blanca Montero Angulo

Excelente que no se deje vencer, por lo que le hicieron ésos mal paridos,

2025-05-18

1

Patricia Salazar

Patricia Salazar

Los traidores deben de sentirse mal 😡 aunque, no lo creo 🤔
Fernanda tu eres fuerte y saldrás adelante, si tienes que irte a otro lado, hazlo 🤷‍♀️

2025-05-23

1

Anonymus

Anonymus

Me gusta, sigamos .

2025-03-16

3

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