Encuentro

Eilyn caminó de forma coqueta, dispuesta a llamar la atención de Manuel.

—Querida Regina, veo que ya estás mejor. Manuel, ¿te importa si me robo a mi amiga unos minutos?

—Eilyn, ten más respeto. Para ti es señor Manuel, o joven amo Carrasco.

Eilyn se sintió avergonzada. Regina lo había dicho de forma discreta, pero debido al silencio del lugar, no logró evitar que las personas a su alrededor escucharan.

—Regina, él y yo nos conocemos desde hace años. Es normal que nos llamemos por nuestro nombre, ¿no lo crees?

—Aun así, cuida lo que dices. No querrás que la gente piense que eres la tercera en discordia entre Manuel y yo. Tu reputación podría verse afectada… como la de otras personas.

El comentario estaba claramente dirigido a Estela, la hermana mayor de Eilyn, quien no dudó en levantarse y caminar hacia ellas. Tenía que alejar a su hermana antes de que alguien más escuchara las reprimendas de Regina.

—Regina, no seas tan dura con ella. Aún es joven y no controla sus acciones… no la he educado bien.

Regina sintió cómo el aire le faltaba. Ahí estaba, frente a ella, con su sonrisa elegante y llena de falsa amabilidad. Conocía cada una de sus caras, sabía que se estaba conteniendo para no insultarla debido a la cantidad de gente presente. Pero eso no le importó a Regina, y continuó reprendiéndola no solo a ella, sino también a su hermana.

No era fácil resistir las ganas de golpear a esa mujer descarada. Incluso se había presentado en su funeral.

—¿Así que sabes que has hecho mal? Dices que aún es joven, pero ella y yo tenemos la misma edad. Es claro que has sido incompetente al educarla.

—Regina, tú...

Estela dio un paso al frente, pero la mirada serena de Regina la detuvo enseguida. Además, ya tenía encima la mirada de todos los presentes. Óscar, que se encontraba cerca, también había escuchado cómo Regina la reprendía. Al sentirse observada, Estela se encogió de hombros y agachó la mirada, provocando que Óscar fuera en su ayuda.

—¿Qué sucede aquí? Regina, has sido demasiado dura con ellas. No es el momento ni el lugar.

Regina apretó inconscientemente la mano que sostenía la de Manuel. Tembló al ver a Óscar. Esa mirada… era la misma que le dirigía cuando estaban casados, siempre defendiendo a Estela.

—¿Así que sabes que no es el lugar?

—¡¿Tío?! No esperaba que vinieras...

Al ver a Manuel, Óscar sintió un escalofrío recorrerle la espalda. No había pensado bien las cosas al ir en defensa de su amada Estela.

—Es el funeral de tu esposa… y trajiste a tu amante. Y no solo eso: vino vestida de una forma tan vulgar.

—Y-yo...

Estela se escondió detrás de Óscar, actuando exactamente como lo hacía frente a Alicia. Siempre la misma táctica: hacerse la sufrida e inocente para ganarse la simpatía de todos.

—Vamos, Manuel. Saludemos a tu abuela. Hay cosas que no valen la pena.

Manuel asintió, sin darle una segunda mirada al ridículo trío. Lo único que sí notó fue la forma en que Óscar miraba a Regina. Sentía una mirada clavada en ella, pero no le prestó atención. Siguió caminando junto a su esposo. Aunque Óscar intentara algo, ya no podría hacerle nada. Ella ya no era Alicia. Alicia estaba muerta. Y pronto estaría bajo tierra, junto con el amor que un día le tuvo. Tal vez su hijo no haya sobrevivido, pero no se quedaría de brazos cruzados. La venganza llegaría.

—Óscar, yo... Lo siento. No quería que esto pasara.

Estela se tragó todo su coraje en ese momento. Todos los presentes, incluyendo a los mayores de Óscar, la miraban con profundo disgusto.

—Estela, es mejor que te vayas a casa.

—Óscar, mi hermana no hizo nada malo. Fue Regina quien malinterpretó las cosas. No deberías ser tan duro con ella.

Eilyn sabía que todo esto había sido causado por ella. Ambas hermanas sentían que su sangre se convertía en agua, hirviendo de la ira acumulada.

—¡Óscar!

La voz amarga de Adelina se hizo escuchar. Era su suegra, la madre de Alicia.

—Adelina...

Antes de que pudiera decir algo, Adelina le dio una tremenda bofetada a Óscar… y luego otra a Estela.

—Es el funeral de mi hija, y aun así permití que esta señorita estuviera presente. No quería armar un escándalo, pero...

—Señora, lo siento. Y-yo...

—¡¡¡Cállate, Estela!!! ¿¡Crees que no sé que tú eres la razón por la cual mi hija fue infeliz!?

Estela apretó los puños. En realidad, Alicia se había metido entre ella y Óscar. Pero a los ojos de todos, ella era la mujer sin vergüenza que perseguía a un hombre casado.

—Si sientes algo de vergüenza, vete de aquí. No te quiero ver. Estás manchando la memoria de mi hija.

—Adelina, sabes bien que las cosas no son así...

—¡Basta! Deja que mi hija y mi nieto tengan algo de paz.

Al oír que mencionaban a su hijo no nacido, Óscar sintió una opresión en el pecho. Estela, por su parte, comenzó a perder el control. Ese era el punto débil de Óscar en esos momentos. Pero pese a sus súplicas, él mandó a las dos hermanas de regreso a la mansión Aguilar.

Estela deseaba, con todo su ser, que Alicia estuviera viva… solo para volver a matarla.

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Comments

Elvira Fretes

Elvira Fretes

que altura Regina o Alicia, me encanta, pero cuídate Regina, esas víboras nomás quedaran tranquila

2025-07-25

0

Celery Mmev

Celery Mmev

😂 😂 Muy bien poniendo a las arpias en su lugar 👏👏👏/Facepalm//Chuckle/

2024-10-19

3

Elizabeth Yepez

Elizabeth Yepez

esa dos perras se merecen lo peor

2024-10-19

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