Camino A La Venganza

Camino A La Venganza

Muerte

Alicia Marino se encontraba tirada en el frío suelo; había rodado escaleras abajo. Su mirada, llena de miedo, estaba dirigida a la mujer que se encontraba en lo más alto de la escalera. Esta también la miraba, pero a diferencia de Alicia, su expresión estaba cargada de arrogancia. Esa mujer era Estela Aguilar, la amante de su esposo y su primer amor.

Estela bajó escalón por escalón con pasos suaves y elegantes. Al llegar a ella, se puso en cuclillas y, con voz suave, susurró:

—Ahí es donde perteneces: a mis pies. ¿Creíste que por estar casada con Óscar tendrías su amor? ¡En tus sueños!

Justo en ese momento, un auto llegó a la lujosa mansión. Se trataba de Óscar. Al ver que se acercaba a la puerta, Estela cambió su expresión por una de miedo y shock: se desgarró un poco la falda, se despeinó y dejó salir unas lágrimas falsas. Al oír su voz, Óscar corrió al interior de la casa, creyendo que algo grave había sucedido.

Alicia no movía ningún músculo. Estaba embarazada, y nadie sabía de la existencia de ese bebé. Por instinto, cubrió su vientre cuando cayó por las escaleras.

—Estela, ¿estás bien? ¿Qué sucedió aquí?

Sin percatarse de la mujer que yacía en el suelo, él la tomó en sus brazos y la acunó como si se tratara de una niña indefensa.

—Óscar...

La suave voz de Alicia hizo que él se diera cuenta de su presencia. Al verla tirada en el suelo, entonces recordó que Estela pedía ayuda… no para ella, sino para su esposa.

—Óscar, no hay tiempo. Llama a un médico. La señorita Alicia se ha lanzado por las escaleras.

La expresión del hombre se oscureció.

—Jaime, lleva a esta mujer al hospital. Encárgate de que esté bien. No quiero problemas con la familia.

Alicia dejó salir unas lágrimas. Ese hombre no la amaba, mucho menos se preocupaba por ella. Ella lo había amado desde hace tiempo. Apenas tenía dieciocho años cuando lo vio por primera vez. Para ella fue amor a primera vista, pero por desgracia él ya tenía una amada.

En su enamoramiento, obligó a sus padres a conseguir un matrimonio con él. La familia Carrasco no estaba satisfecha con Estela, ya que su familia era de menor estatus. Así que presionaron a la familia Aguilar para mandarla lejos, de modo que su hijo pudiera casarse con Alicia, quien era mejor "opción". Gracias a eso, Óscar guardó rencor a su esposa.

Jaime, el mayordomo, tomó a la débil mujer que sangraba por entre las piernas. Óscar estaba más preocupado por el trauma que su amada Estela sufriría al ver semejante “acto salvaje”.

—Óscar, ella se lanzó por mi culpa. No debí volver al país. ¡Ella me odia!

La mujer seguía sollozando en los brazos de Óscar. Él la consoló hasta que se quedó dormida.

---

En el hospital, las enfermeras corrían para poder ayudar al médico de turno. Trataban de salvar al niño que Alicia llevaba en el vientre. Ella estaba en un trance, pero aún así escuchaba las voces a lo lejos.

—Es demasiado tarde, el feto ha muerto. Nuestra prioridad es salvar a la mujer. Debemos detener la hemorragia.

Esas fueron las últimas palabras que oyó antes de cerrar los ojos. Su hija —o hijo—, que no había alcanzado a ver la luz del sol, la había dejado. No había disfrutado del amor materno que ella ya sentía desde que se enteró de que estaba embarazada. Todo había acabado antes de empezar, gracias a esa despreciable mujer. Podía sentir cómo su alma se desvanecía. Esa luz brillante la llamaba, y ella no se negó a su llamado. Al menos así podría irse con su bebé no nacido.

Estaba en una especie de sueño, donde podía ver el océano. La brisa se sentía tan real. Ahí pudo recordar todo lo sucedido durante su matrimonio: desde cómo pasó su primera noche de bodas, sintiéndose patética. Se suponía que ese era el día más feliz de su vida, pero, pese a todo lo que ella esperaba, él la dejó sola durante la noche.

No fue hasta la mañana siguiente que se dio cuenta de que Óscar había viajado al país donde se encontraba su amada. Se quedó con ella durante una semana completa. No dijo nada a sus padres. Alicia lo esperó fielmente a su regreso, solo para darse cuenta de que él no la quería ver. Cada acto de amor que ella hacía era una molestia. Aguantó tantos insultos, reproches, y al final él la trajo de vuelta, pero Estela estaba en su casa, dormía con él bajo el mismo techo.

En una ocasión, Estela salió y no regresó a dormir. Esa misma noche, Óscar acudió a una cita de trabajo donde no tuvo otra opción que beber de más. Por culpa del alcohol confundió a la mujer que salió a recibirlo. Tomó a Alicia. Ese día fue el más feliz de su vida, pero resultó que él no recordaba nada…

Poco a poco, la calma llegó. Podía sentir que la luz la cubría. Se alegró de dejar este mundo. De un momento a otro, esa luz se alejó más de ella.

—No es tu momento —se escuchó una voz suave y triste.

Alicia se giró en dirección a esa voz que la llamaba. Ahí estaba una joven, de piel clara y mirada encantadora.

—¿Quién eres?

—Pronto lo sabrás. Por favor, sé feliz.

Con esas únicas palabras, la mujer caminó hacia la luz. Alicia quiso seguirla. Entró en la luz, pero, lejos de ser el camino al más allá, era la luz de la lámpara. Estaba en una habitación de hospital.

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Comments

Elvira Fretes

Elvira Fretes

cuando el ser humano pierde su dignidad por amor y muy tarde descubre que fue su peor error

2025-07-25

0

Marcela Lopez

Marcela Lopez

excelente comienzo

2025-07-25

0

Yezsan

Yezsan

espero que con esto recupere su dignidad y aplaste al par de infelices

2024-10-17

1

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