capítulo 1

... Ser latina me ha traído, cientos de problemas y más cuando eres la hermana menor de dos hermanos problemáticos, pero ser el centro de atención es.....

¡A quien carajos le gusta ser el centro de atención!. Yo Mía Parucho sin ningun tipo de intención soy el foco de muchos ojos, al cruzar la puerta de la cafetería en dónde trabajo.

Maldita sea mi vida. Señores no me vean, soy un simple mortal. Tengo que dejar de pensar tantas mierdas, caminó entre las mesas hasta que..

—media hora tarde —la señora Irina me observa con suma curiosidad— querida has nacido con el don..

—De la impuntualidad— la corto. Gente, la impuntualidad es mi segundo nombre— será la última vez que sucederá.

—Aseguro pensando al fondo donde me cambio en nanosegundos—¡Joder llegar temprano no es mi fuerte!. Y mi cerebro a cada nada hace fiesta.

A mis 23 soy tan impuntual, como desordenada, mal hablada, pero sobre todo la mujer más feliz. Dejar tu país, para llegar a unas de las ciudades más frías de Rusia. Moscú.

—La media hora tarde te la cobraré— la voz llena de gracia de mi jefa me hace rodar los ojos— nada querida. A trabajar que hoy tienes un montón de mesas por atender y sobre todo a los seres que tú más quieres.

Solo tengo que observar detrás del mostrador, veo al gentío y no cabe más nadie. Los malditos no tienen otra cosa que hacer en su casa..

Odio a los mortales….

—“y tu que serás. Un extraterrestre”—cállate.

Drako Volko

—tomo el teléfono. Marcando a vicepresidencia— de solo escuchar la voz de mi secretaría hará que mi cabeza estalle.

El trabajo me tiene asqueado. Tanto que la migraña aumento, dejar todo tirado es opción, incluso desde que entre a la oficina y vi la pila de papeles por revisar en mi escritorio me hizo lanzar mil maldición.

—¡A mi oficina ahora! — Especto cuando la línea es descolgada—no me hagas esperar.

Cuelgo antes de que respondan. No estoy para mierdas y el lo sabe quiero respuesta y otra cosa.

— De mal genio el señor. Mucho trabajo— Adrián aparece luego de un minuto de espera. Se los conté y sabe que no ando para sus chistes malos.

— Cállate y siéntate—señalo unos de los asientos que están al frente de mi escritorio.

Tanto personal no alivian el exceso de trabajo que hay. Y como si fuera eso a pasar al ser el dueño todo cae sobre mi, me gusta eso que sepan que tienen un buen líder .

— Jefecito..— alzó las manos y cortó su discurso.

— No empieces. Al grano—le siseo, sin apartar la vista de los documentos que tengo entré mis manos.

— El cargamento a Colombia llegó ayer en horas de la madrugada— asiento — Alfonso ¿Qué cuándo lo visitas? Tiene un par de colombianas que te quitará lo amargado.

No soy amargado. Simplemente no tolero a ciertas personas y no tengo que estar pelando los dientes como el imbécil que tengo a frente. En fin que tomen lo que le doy ¿ Por qué? Más no hay.

— No sé algún día. Les tomes la palabra..

— Vamos por un café— propone y no es mala idea— conozco un lugar, los preparan de maravilla.

Lo sigo cuando se pone de pie. Camino a perchero por mi blazer negro, saliendo de la oficina.

— Señor— la voz de Ágata hace que me detenga. Esta mujer es tan insignificante que suelo olvidar, que es mi secretaría Tomás debería hacerse cargo.

— Regreso es un momento. Cualquier novedad consúltalo con Tomás — doy la espalda sin esperar una respuesta.

—  Me pierdo en el pasillo, llegado al ascensor donde Adrián espera por mi—espero y no sea un Fraude como tu..

—  Tranquilo hermano. Tomaremos el café y quizás en unas de esas conoceremos el amor— la mirada de mierda que le regaló no hace que desdibuje su sonrisa. Suspiró aburrido, con Adrián nada es aburrido.

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... ...

Llegamos y.. el lugar no está mal, a través de los vidrios se puede apreciar que el ambiente es algo rústico. Dejamos el Cadillac en el parqueadero mientras mi equipo de seguridad se dispersa de manera discreta.

Las puertas son abiertas, dándonos el ingreso y buscando una mesa los más lejos posible y se me antoja ver a los pocos transeúntes por el clima de Moscú. No está lloviendo fuerte, pero mantiene a las personas resguardadas.

— La de fondo está perfecta. Cambia esa cara ciertas personas te ven con fascinación y otras con  caras horrorosas— ruedo los ojos caminando a donde me señaló.

Tomo mi lugar, para relajarme y apreciar la vista que nos ofrecen. El olor a café impregnado mezclado con el dulce del lugar, sería hipócrita decir que no es tranquilo. Lo transmite lo que quiero paz y un buen café

Las luces son opacas, agradables las paredes tienen tonos beige y chocolate, pero justo la pared al fondo tiene un papel en diseño vintage. Las mesas son de madera nogal jocoevol. Con silla Eames chair en colores marfil el es de madera vintage.

Me pierdo por unos segundos en responder mensajes y dar órdenes hasta que…

— Buenas tardes— una voz catarina invade mi oído, pero me hace tensar en mi sitio— señores.

Entrega la carta. Yo solo doy para dejar mi teléfono a un lado, para posar mis ojos en la mujer que espera órdenes. Está vestida de negro completamente hasta que…

Una melena color castaño roba mi atención y me hacer fruncir el ceño. Cuando se trata de cabellos no soy muy experto, pero este cabello es raro y es muy abundante demasiado casi estoy seguro.

Que su cara queda escondida y la hace ver— ¡una americano por favor! — Adrián hace que deje de mirarla, para que le preste atención y eso significa que. Me quedé como idiota viéndola, maldito— se me antoja algo para acompañarlo, pero de tantos que hay en la carta.

— Adrián revisa pensativo y yo solo puedo observar como la deja a un lado y ve a la mujer a su lado— que me recomiendas.

Quiere intimidar. Lo sé por la manera tan penetrante en que la mira y solo puedo tensar la mandíbula, puto quiere ver si le coquetea feo no es y…

— Le recomiendo el black chocolate. Está hecha a base de café con una contextura húmeda ,pero deliciosa cubierta de chocolate. Es el más vendido señor ,y sobre todo es más exquisito y mi favorito.

La sonrisa que le regala hace que… mis ojos solo vean sus labios carnosos, pero ¡joder! Es la sonrisa más… Adrián solo se queda ahí no está intimidada, pero lo que más me fascina de su sonrisa genuina es que no hay coquetería. Fácilmente puede saltarle encima a mi amigo.

— Entonces lo tomo……

   Tráeme un capuchino y también una porción de la que mencionaste— corto Adrián y solo me observa con la boca abierta. Solo lo ignoro luego de hacer mi pedido y ella anotar, retomo la atención en el teléfono.

— Lo mismo, pero que sea un americano. ¡ Por favor!— lo suelta con un tono alto, pero discreto ante todos, para que sepa que los modales me los pase por los huevos.

— Alzó la mano. Callando lo se a dónde va y no estoy para sus pendejadas—¡ evita matarte aquí!.

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