Cerré mi ojos por unos segundos y los abrí de golpe. Mi reflejo ya no tenía puesto el collar, sentí un alivio. Supuse que el viaje me dejó cansada, por lo tanto, podía ser la razón de imaginar cosas extrañas.
Por un momento, hasta olvide que iba por un plato. Tome el primero que vi y se lo lleve a mi madre. Todos estaban sentados en la mesa, parecía una familia muy estable, reuniéndose con gran alegría, así que, me senté para acompañarlos.
Comenzaron a hablar sobre el trabajo de mi padre, ya que Tía Regina preguntó. Ella está muy ansiosa por saber cómo nos ha ido, su cara me dice que la felicidad de que estemos con ella, no le cabe en el pecho. Luego de terminar con mi papá, se dirigió a Mateo y a mi para preguntar sobre cómo nos iba en los estudios —Bien, por mi parte puedo decir que me gusta mucho la preparatoria. —Mentí, me gusta estudiar, leer, aprender temas tan a detalle, más no me gusta la preparatoria.
Mis pensamientos estaban fuera de la cena. Mi cuerpo estaba ahí, acompañándolos. Por otro lado, mi mente estaba vagando en lo que había visto antes. El reflejo en la ventana. El collar puesto en mi, brillando con intensidad.
De repente, el llanto de mi mamá, me trajo de vuelta a la realidad.
—No puedo hablar sobre eso. —Se podía notar en su llanto, que le duele el abrir los labios y tocar el tema. Antes de secar sus lágrimas, mi madre me observó con una mirada despreciable
—Disculpame Catalina, yo solo quería saber si ya te sentías mejor, después de lo sucedido. —Podía ver en la cara de mi tía, que estaba realmente apenada. Ella no sabía que mi madre iba a reaccionar así.
Extrañada aún, por como mi madre me había mirado de tal manera, le dije a mi tía que no se preocupará, regalandole una sonrisa enorme.
—Todos hemos sufrido con eso, pero fue hace años y como familia, salimos adelante. —Agregó mi hermano, queriendo remediar la situación.
—Sí, creo que mis padres, sobre todo han sido los más fuertes con lo que paso. —Le hice saber a mi tía, para que el ambiente se relajara un poco.
Ya que estaba sentada a mi derecha, tomé su delicada mano, sosteniendola fuerte, no quería que la visita iniciara con tropiezos amargos.
En realidad, ella solo quería estar al tanto de todo, después de mucho tiempo.
Mi madre después de unos minutos se tranquilizó. Las risas no faltaron después de unos chistes nada graciosos de mi papá pero la vergüenza hacía que las risas resonaran en esas 4 paredes del comedor, aunque todos me los sé de memoria, aún así, me siguen dando risa.
No tenía idea de que mi mamá sufría tanto por el aborto. Ella luce tan fuerte todos los días, siempre regalando impecables sonrisas, que desconocía por completo su dolor.
Espero algún día, pueda ayudarle a superarlo.
Me ofrecí a limpiar la mesa y lavar los platos, mi hermano optó por ayudarme, para terminar más rápido, así que accedí.
—Una ayudita no estaría mal. —Le pegué en el brazo y comenzó a perseguirme por toda la cocina, lanzadome la espuma que forma el jabón de platos. Yo con 18 años y el con 16, imposible madurar así.
A su vez, terminanos ensuciando más, teníamos que limpiar antes de recibir un regaño de mi madre. Hace mucho que no teníamos interacción entre hermanos, me sentí feliz. Mi corazón se alegro al sentirme cerca de Mateo.
Ya era algo tarde, así que, cada quien fue a su habitación después de limpiar. Antes dormía junto con Mateo, ahora nos dieron habitación por separado.
Tome un baño rápido, ya que el jabón de platos me estaba picando por todo el cuerpo, dejándome ver manchas rojas en la piel. Encendí la música con el volúmen algo bajo en mi celular. Mi tía siempre tiene velas aromáticas, así es que, le tomé una prestada.
El cuarto de baño comenzó a tener un olor a madera muy agradable.
El diseño de esta casa siempre ha formado parte de mis cosas favoritas. Un toque de vintage y elegante que me relaja demasiado. Desearía vivir aquí, con toda mi familia.
Termine la ducha y me fui a la cama, esa cama gigante para mi sola.
Estaba algo cansada, de tal manera que mis ojos se cerraban por si solos. Siempre, antes de dormir, divagó un poco por alguna red social.
Por lo que, tome mi celular y comencé a ver si había algo interesante en que perder un poco de tiempo. Entonces, me di cuenta que Natan, Jazmyn y algunos de mis compañeros de clase, parecían disfrutar de su fin de semana en una fiesta. Claro, yo nunca soy invitada a ese tipo de eventos sociales, tampoco no estoy en el grupo de WhatsApp dónde todos hablan sobre tareas, temas de la escuela o incluso las fiestas que harán. Lo más cerca que estoy de Natan es por su cuenta pública de facebook.
Dejé el celular a un lado, pensando algunas cosas. Por lo tanto, me dormi sin darme cuenta.
De pronto, un ruido extraño me saco del sueño profundo, me senté en la cama, sintiendo mi corazón latir muy apresurado. De pronto, se escuchó un golpe. Me percate, que el ruido venía de la ventana, ví como la sombra de una rama, se mecía con el viento, ocasionando ese raspar en el vidrio.
—Estúpida rama. —Maldije por lo bajo, me senté en la cama, colocandome mis pantuflas favoritas.
Tienen una carita de gato, tan tierna.
Mientras me dirijia al baño, me estremecí, al ver en el espejo frente a la cama, que mi reflejo, de nuevo, tenía el collar puesto. El dije de corazón, brillaba demasiado. Irradiando luz por toda la habitación. Coloqué mi mano sin pensarlo sobre mi pecho pero no tenía el collar, o sea que, solo podía verlo en el reflejo.
Cerré mis ojos deseando que al abrirlos, el collar no estuviera más, pero al abrirlos, seguía estando ahí. Mi yo del espejo seguía teniendo ese collar. La situación ya era aterradora. En mi interior, nacía una sensación extraña, como si me estuviera "llamando" el collar.
El ruido que escuche antes en la ventana, apareció de nuevo, haciendo que quitara la mirada del espejo por unos segundos. Cuando regrese mi mirada al frente, el collar ya no estaba en mi.
Apenas pude moverme, volví a la cama de inmediato, olvidando que iba al baño. Me acosté boca abajo, cubriendo totalmente mi cuerpo con la frazada suave que posaba sobre mi.
Puedo agradecer que no tarde mucho en quedarme dormida.
En la mañana siguiente, mi hermano me despertó sacando de un jalón las colchas que me cubrían del frió de la mañana.
*—Mamá preparó el desayuno.* —Tomó mi brazo, levantando de la cama mi delicado cuerpo, en contra de mi voluntad —¡Baja ya! —Le hice saber que "sí" con la cabeza y un gesto de molestia para que se fuera rápido.
Había un sentimiento raro en mi, de verdad, podía sentir en mi corazón, que había algo extraño con ese collar.
Decidí ignorar por completo lo que estaba pasando, supuse que si les contaba lo de anoche, no me iban a creer, así que, me ahorre la historia.
Baje al comedor en cuanto me aliste un poco.
De nuevo, estaban todos en la mesa. Olía bastante bien, que hasta el apetito se me abrió.
Vi que en la mesa, habían unos ricos hotcakes y platos con muchas frutas.
—¡Mango! Que delicia. — Dije feliz.
—Después de terminar el desayuno, los llevaré a tomar un paseo. —Dijo mi tía Regina, mientras yo tomaba asiento. En sus ojos había una cierta emoción.
—¿A dónde iremos? —Siempre soy muy impaciente para las sorpresas.
—No les voy a decir, pero sé que les va a gustar muchísimo. —Nos sonrió, dándome unas pequeñas palmaditas en la espalda —No seas ansiosa, Samy. Además, mañana sería el cumpleaños de su Tío Carlos (Sí, mi tío Carlos, cumplía años dos días después de ella) —Su sonrisa se desvanecio de poco, suspirando y termino con un —¡Lo extraño mucho!
Mi padre es una persona que se conmueve muy fácil, no le gusta ver a su hermana triste. Sé que su corazón se hizo chiquito, cuando se levantó de su silla para abrazarla. Fue una escena tierna y muy amorosa, sentí como unas lágrimas se formaban en mis ojos, para terminar desbordándose de ellos.
Extrañaba y anhelaba momentos así.
A punto de salir de la habitación para dicho paseo, estuve viendo por unos minutos el collar —¿En verdad quieres que te use? —Le preguntaba como si fuera a obtener una respuesta. Me daba un poco de miedo tenerlo en mis manos, aún así, lo puse adornando mi cuello.
Se veía bonito puesto.
Ya que todos estábamos en la camioneta de mi papá, emprendimos este viaje. Ojalá esté paseo, sea agradable para recordar.
Podía ver qué todos ahí dentro, estaban disfrutando del viaje, conversando y riendo juntos. Mi tía le indicaba que caminos tomar.
Por mi parte, solo ocupaba algo de música en mis oídos para que el camino fuera más ameno. Observaba atenta por cada milla que pasábamos. Estábamos llegando a un punto dónde ya todo era árboles gigantes y la zona urbanizada se quedaba atrás. El aire poco a poco se iba poniendo más frío, así que subí la ventana.
El olor a naturaleza, es mi debilidad.
Luego de unos instantes, mi tía le ordenó a papá ir por un camino que parecía conectar pueblos pequeños o algo parecido. Tengo que decir que la zona donde vive mi tía era mi favorita, por la plantas mixtas con diferentes fragancias en su jardin, con ese olor a aire limpio, entrando por mis fosas nasales, llenando mis pulmones de vida, ahora, probablemente este lugar se ganó mi corazon.
Las flores de incontables formas y colores, naciendo del suelo. El color verde del pasto, se expande hacia esas montañas enormes.
Mis ojos deben brillar más que el sol en este momento. Incluso, el aire tiene mejor aroma.
El lugar donde llegamos es tan preciosamente perfecto.
Mi tía comentó que la cabaña a dónde nos llevó, era de mi tío Carlos. Su padre, que vivo siempre en el campo, se la heredo, siendo de la familia por generaciones.
*—Después de que el murió, solo en este día tan especial vengo a visitar y a pedir porque su alma esté en un lugar mejor*. —Dijo con un nudo en la garganta. —Estoy feliz que esta vez, ustedes estarán conmigo.
*—Este lugar es extremadamente hermoso, podría vivir aquí lo que me resta de vida.* —Todos en ese lugar podían ver qué yo estaba muy feliz. —¿Por qué de niños nunca nos trajeron aqui? —Pregunte molesta. Ella simplemente sonrió y me dijo que ahora podía disfrutarlo más.
Todos habían ido dentro de la cabaña, menos yo. La oportunidad de ver el sol poniéndose, tras esas montañas, era unica.
Mi celular se estaba llenando de fotos, no solo se podía quedar este lugar en mis recuerdos, así que estaba plasmando cada rincón en la galería de mi celular. Puedo decir que soy fan de tomar fotos de todo lo que veo.
Luego de un rato, Mateo salió, sentándose en una vieja amaca blanca, se mecia con los pies de atrás hacia adelante, me invitaba a sentarme a su lado, yo solo negué con la cabeza; mientras que él admiraba el cielo azul, yo estaba sacando una foto de una mariposa posada en una flor, parecía que se había colocado ahí, para mí.
Luego, puse mi mirada de nuevo en Mateo, le estaba sonriendo al celular como todo un enamorado, así que me acerque para molestarlo.
*—¿Qué haces, hermanito? *—Pregunte sin tener éxito. —¿Me estás ignorando? —Hice puchero y aún así fracasé.
*—No*. —Fue lo único que contestó pero pude escuchar algo más —Te escribo al rato, que mi hermana me está molestando. —Puedo jurar que de sus labios no salió ninguna palabra pero yo pude escucharlo.
—¿Qué dijiste? —Pregunte molesta y con la mirada fija hacia sus ojos de pestañas achinadas.
*—Pero si yo no dije nada.* —Solo se rió algo confundido, extendio sus brazos hacia el cielo seguido de un suspiro profundo. —¿No quieres algo de beber? Puedo preparate un café, yo traje galletas de la casa de tía —Me miraba esperando ansioso que dijera que sí y, como negarme?
—El mío preparalo sin mucha azúcar y mucha leche.—Comenté, y en un segundo corrio para adentrarse a la cabaña.
Pasados unos 15 minutos, quise ir al baño, igual, aprovecharía en buscar a Mateo.
Iba a entrar a la cabaña para preguntar a mi tía dónde quedaba el baño. Por querer entrar rápido, tope con mi hermano, tirando las tazas llenas de cafe, derramando todo en ese bonito piso de madera.
Un trozo grande de porcelana, no sé cómo, pero se incrustó en la pantorrilla de Mateo, comenzó a sangrar de manera abundante.
Mi madre corrió hacia él y le decía cosas como "cálmate" "respira hondo" "no te asustes" sin embargo, ella era la que estaba alterada.
Mi papá ordenando que todos subieramos al auto, mi tía le quitó las llaves sin dejarlo hablar. Decidió que ella iba a manejar, ya que mi padre estaba temblando al ver a mi mamá enloqueciendo. No queríamos otro accidente.
Como se darán cuenta, mi mamá es toda una dramática cuando se trata de Mateo. Y yo, acabo de arruinar este paseo en familia. El día especial de mi tía. Me siento fatal.
En el camino, mi hermano se desmayo, quizá del dolor o estaba perdiendo mucha sangre, supongo que ambas, no tengo idea pero mi mamá me miraba como si realmente me odiaria, de repente escuché un "¿Por qué siempre arruinas todo, Samantha?". Mi mamá ni siquiera mencionó alguna palabra. Aún así, estoy segura que era su voz, justo como paso con mi hermano momentos atrás. Seguido de eso, escuché a mi tía decir "Seguro Samy está muy asustada"
¿Me estoy volviendo loca?
—Tía... —No pude decir más, ya que me interrumpió.
—¿Me leíste la mente? Apenas te iba a hablar ¿Estás bien, Samy? —Pregunto mi tía mientras miraba por el retrovisor.
—Sí, solo estoy preocupada por mi hermano.
Claro que no estoy bien, si estoy escuchando que hablan cuando en realidad no lo hacen "¿Por qué solo en mi cabeza puedo escucharlos?"
Me sentía angustiada.
De nuevo, la voz de mi madre apareció "¿Por qué todo nos pasa por tu culpa? ¿Por qué no te paso a ti?" No entiendo que es esto y un accidente no puede ser mi culpa.
Lo menos que quisiera en este mundo es que Mateo este herido.
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